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VOLAR DE LAS ALAS DE LAS RAPACES A LOS AVIONES DEL FUTURO

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En su sueño de querer volar, los seres humanos se han inspirado siempre en las aves. La raíz de la palabra «avión» viene de la palabra latina avis, ave. Hay que decir que algunas aves desafían todos los récords aéreos. Récords de velocidad y de cambios de dirección, por ejemplo. El colibrí macho (Calypte sp.) es el vertebrado más rápido con respecto a su tamaño corporal, ¡dos veces más rápido que los aviones de combate! ¡Alcanza aceleraciones centrípetas casi nueve veces mayores que la aceleración gravitatoria! Esta aceleración es la más elevada que se conoce de entre todos los vertebrados sometidos a una maniobra aérea voluntaria, ¡excepto los pilotos de caza! A esta velocidad, evitar los obstáculos se convierte en una hazaña. Por otra parte, el colibrí realiza proezas envidiadas por buen número de ingenieros aeronáuticos: vuelo estacionario, vuelo hacia atrás o cabeza abajo, picados, cambios rápidos de velocidad de vuelo y de orientación del cuerpo, giros sobre sí mismo, ¡todo para poder alcanzar flores de difícil acceso! Increíble vuelo multidireccional del ave más pequeña del mundo… Después, récords de velocidad y de precisión, sobre todo con las rapaces, que realizan otras proezas. Por ejemplo, el halcón peregrino (Falco peregrinus) vuela a un máximo de doscientas veces su longitud por segundo. Es cierto que representa dos veces menos que el colibrí, pero, de todos modos, es una velocidad de casi 400 km/h, ¡todo eso para controlar a la perfección la ralentización final y capturar una presa! Las rapaces alían velocidad y precisión, y, por lo tanto, constituyen un modelo especialmente pertinente para la ingeniería aeronáutica; por otra parte, Leonardo da Vinci había estudiado su vuelo con el objetivo de crear un avión de alas oscilantes. También hay récords para evitar obstáculos, con el murciélago. Pero, sin duda gracias a la maqueta de murciélago de Leonardo da Vinci, Clément Ader, trescientos años más tarde, hizo despegar por primera vez un avión. Porque este pequeño mamífero dispone de una superficie de alas variable y de un sonar muy eficaz que le permiten realizar vuelos nocturnos, a la vez que evita los obstáculos y caza insectos; ¡un auténtico sueño para los pilotos, sobre todo los militares!

¿Récords de velocidad, de cambios de dirección, de precisión, de evitar obstáculos? Atención, ¡veamos una especie que bate récords en términos de turbulencias y reducción del ruido! En efecto, unos investigadores franceses se han interesado de cerca por la estructura y las capacidades de adaptación de las alas del águila. Lo tienen todo para mejorar el aerodinamismo, la furtividad y el ahorro de energía de los aviones del futuro. ¡Una ingeniería maravillosa! En realidad, responde a dos problemas principales en los que trabajan los investigadores: la capacidad de un ala para deformarse en tiempo real y el efecto de las pequeñas plumas periféricas, que rompen las turbulencias y reducen el ruido.[1] Se han descubierto soluciones bioinspiradas destacables observando águilas en el «Rocher des aigles» de Rocamadour y en la isla de Ramier. En efecto, gracias a este sistema muscular y nervioso, sofisticado y perfectamente adaptado al medio aéreo, las águilas explotan el impacto del viento sobre las alas, para deformarlas de manera óptima. Hacen vibrar los extremos de las alas y las plumas de diferentes tamaños para aumentar su fuerza de sustentación en el momento de capturar a la presa. Al controlar estas vibraciones, rompen la formación de las turbulencias y reducen los remolinos. De esta manera, la fuerza de fricción y las vibraciones sonoras se debilitan y permiten al águila echarse sobre su presa sin que esta tenga tiempo de verla o de oírla. Además, arquean las alas hacia abajo y aumentan de nuevo su fuerza de sustentación para elevarse rápidamente después de la captura. ¡Unas adaptaciones que dan nuevas pistas a los investigadores para crear las alas del avión del futuro! Esperan que, en el futuro, las alas sean flexibles y capaces de erguirse y vibrar a diferentes frecuencias para aumentar el rendimiento aerodinámico durante el vuelo. Al ser deformables y vibratorias, será posible reducir el consumo de carburante y el ruido, tanto en el despegue como en el aterrizaje. Cuando rendimiento y ecología se unen…

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