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Ecofisiología de los cítricos en el trópico bajo

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Según Agustí (2003), la fisiología de la planta está asociada a la interacción del genotipo (G) con el ambiente (A), en la cual se establecen mecanismos endógenos que inciden en el crecimiento y desarrollo de los cítricos; entender estos mecanismos es fundamental para efectuar ajustes ecosistémicos (diseño del agroecosistema) o culturales (tecnológicos).

En la región subtropical el principal factor que incide en el crecimiento y desarrollo de los cítricos es el cambio de la temperatura y de la radiación solar incidente asociada a las variaciones estacionales (verano-invierno), que tiene influencia directa sobre la duración de cada fase fenológica, específicamente sobre la inducción floral, desarrollo de las flores, brotaciones, crecimiento y tamaño, desarrollo y calidad de los frutos (Orduz y Garzón, 2012).

En la región tropical, los cítricos se cultivan desde 0 a 2000 m s. n. m.; en esta región el principal factor que incide en la fenología del cultivo es la precipitación en cuanto a su distribución, volumen e intensidad, y en menor proporción las horas luz/día (nubosidad) (Orduz, 2007a).

En el trópico, cambios en la altitud inciden en variaciones de la temperatura, reflejándose en las unidades de calor (UC) (grados días de calor). Este concepto se define como la relación entre una unidad de tiempo (día, mes, año) con la temperatura promedio/día, tomando como referencia el umbral biológico (temperatura base) que para el caso de los cítricos se estima en 12.5 °C/día (ecuación 1).

Temperatura máxima ° + Temperatura mínima ° /2 – 12.5 °C(1)

Desarrollando la anterior ecuación, la relación UC y altura se indica en la tabla 1.

Tabla 1. Relación entre unidades de calor y altura

Trópico Altura m s. n. m. Unidades de calor UC/año
Bajo 0-700 5000
Medio 800-1500 3500
Alto 1500-2000 2000

Fuente: elaboración propia con base en datos de Orduz y Garzón (2012).

Como se puede observar, en el trópico bajo se presenta la mayor acumulación de UC asociada a constantes temperaturas medias-altas a lo largo del año, que provocan altas tasas respiratorias en las plantas (Davies y Albrigo, 1994), disminuyendo los niveles de sólidos solubles y de acidez en la fruta, siendo esta la principal razón para la amplia aceptación de la naranja var. Valencia en los diferentes mercados (Orduz, 2007a).

En el trópico bajo la precipitación tiene una distribución monomodal, en la que se diferencia una estación lluviosa con una duración de nueve meses y una estación seca de tres meses que da origen a un estrés hídrico y detención del crecimiento vegetativo, dando inicio al ciclo reproductivo (inducción floral).

La floración principal se presenta dos semanas después de iniciarse la precipitación (finalizando la época seca); esta floración da origen a la cosecha principal, nueve meses después de la antesis, es decir, en los meses de noviembre a diciembre, aunque también es posible la ocurrencia de floraciones menores en época de lluvia, en ausencia de estrés hídrico (asociadas a mecanismos endógenos de carácter desconocido). Estas floraciones extemporáneas generalmente ocurren en los meses de agosto o septiembre, generando la cosecha denominada “mitaca” o secundaria, que se recolecta en los meses de junio a agosto del año siguiente (Orduz, 2007a; Orduz y Garzón, 2012).

Orduz y Fischer (2007), establecieron que un cultivo adulto de mandarina Arrayana requiere 1046 mm de agua al año, que corresponden al 77 % de la evaporación total anual, establecida en 1357 mm para las condiciones del piedemonte del Meta.

Caracterización agroecológica y resiliencia de sistemas citrícolas en el departamento del Meta, Colombia

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