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NATALIA KOHN

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¡Cuán bella eres, amada mía!

¡Cuán bella eres!

¡Tus ojos son dos palomas! (Cant. 1:15)

Paloma mía, que te escondes

en las grietas de las rocas,

en las hendiduras de las montañas,

muéstrame tu rostro,

déjame oír tu voz;

pues tu voz es placentera

y hermoso tu semblante. (Cant. 2:14)

Cautivaste mi corazón,

hermana y novia mía,

con una mirada de tus ojos;

con una vuelta de tu collar

cautivaste mi corazón. (Cant. 4:9)

Permite que estos versículos refresquen tu corazón y revitalicen tu alma como una cascada. Este pasaje, esta antigua y hermosa canción posee verdades de lo que siente Jesús por ti. Tú le robaste el corazón y ahora gozas de su cuidado. Eres Su amada.

Lo ha cautivado quién eres, tu amor, tu devoción y tu amistad. Tu belleza lo impresiona y ha quedado encantado por tu amor. Continuamente pronuncia versos de amor para ti. ¿Cómo te sientes al leer y recibir estas verdades? ¿Qué significaría para ti ser amada por Jesús? ¿Cómo afectaría esta intimidad tu relación con Él y tu vínculo e influencia con las demás personas?

La mujer sulamita en esta historia de amor del Cantar de los cantares de Salomón es un ejemplo excepcional de la manera en que el amor dirige. Ella sabe que es amada y desde esa perspectiva guía a sus amigos hacia el amor de Jesús.

Hermanas

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