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La Agrupación Espacio y la profundización de la Reforma
ОглавлениеMás de una vez he contado acerca del memorándum que tres delegados –Neira, Biber y Córdova– eleváramos a los dos profesores para que dirigieran nuestra revista. También de cómo Miró Quesada nos persuadió de conformar primero una agrupación (no grupo, que evoca algo cerrado) que pudiese encontrar, mediante el diálogo y otras actividades, puntos de vista comunes acerca de la arquitectura y del arte, para pensar después en una publicación, empresa difícil en un medio pequeño para dos revistas de parecida especialización. No voy a detenerme en las reuniones preliminares ni en la conformación definitiva de la Agrupación Espacio ni en la publicación del Manifiesto del 15 de mayo de 1947.
Sobre las actividades públicas de la Agrupación Espacio se ha estudiado e informado en artículos y en investigaciones, especialmente acerca de las campañas sobre arquitectura y urbanismo10, aparecidas en la página semanal que se publicaba en El Comercio. Pero poco se ha destacado el ciclo inicial de conferencias sobre las manifestaciones de la modernidad en las artes plásticas, la física, la filosofía, el psicoanálisis, etcétera, expuestas por los especialistas más reconocidos de entonces en nuestro medio (Paul Linder, Oscar Miró Quesada [Racso], Augusto Salazar Bondy, Carlos Alberto Seguín, entre otros), valiosa serie que desgraciadamente no se publicó. Tampoco se han destacado suficientemente las cuatro temporadas de música moderna en los veranos de 1948 a 1951 (Garrido Lecca, 1997), organizadas por Celso Garrido Lecca y Enrique Iturriaga en el hermoso patio de una casona en la Bajada de Baños de Barranco, actividad que el último año obligó a solicitar un sitio en el Club Regatas Lima, cuando más de 300 personas abarrotaron el local inicial. Con el apoyo de músicos del Conservatorio Nacional de Música se pudieron escuchar notables piezas modernas, algunas de las cuales en primera audición en Lima.
La revista Espacio, nuestro primer objetivo, pudo salir finalmente, paralelamente a la publicación de las colaboraciones semanales en El Comercio. Con mucho trabajo llegamos a publicar ocho ediciones de periodicidad variable por las dificultades de su financiación por avisaje comercial, que no pudimos o supimos manejar.
Poco se ha dicho en cambio de una labor más silenciosa de la Agrupación Espacio, su influencia en la formación de arquitectos, mejor dicho en la profundización de la Reforma, de cuyo primer esfuerzo, 1945-46, había sido su producto inmediato. Y a ello quiero referirme para terminar.
En 1948 se incorporaron a la plana docente del Departamento los arquitectos Santiago Agurto, Mario Bianco y Javier Cayo, quienes, aunque no estuvieron en el nacimiento de la Agrupación Espacio, fueron desde muy temprano miembros y colaboradores destacados. El primero, llegado de Estados Unidos, donde había cursado estudios de posgrado, fue asignado a uno de los cursos de historia, en reemplazo de Héctor Velarde, quien se retiró a fines de 1947, y al año siguiente se encargó del Taller de 2.° año. Por su parte, Bianco, llegado de Italia en 1947, quedó muy impresionado por la conferencia de Paul Linder, a quien buscó luego de escucharlo, y por su intermedio se relacionó con la oficina que teníamos Williams y yo, acogido como socio nuestro en 1948. Descubiertas sus cualidades, lo propusimos para el 5.° Taller de Diseño. Finalmente, ese año Javier Cayo, formado en Chile, se asoció con Santiago Agurto y Eduardo Neira y fue propuesto por ellos para colaborar en el Taller. Antes, en 1947, recién egresado yo, había sido amablemente conminado por Linder y Miró Quesada a dictar un curso de Composición Plástica, para lo cual me prestaron su apoyo. Este curso solo duró dos años, pues en 1949, cuando Agurto reemplazó a Benites en el Taller de 2.° año, se fusionó con este para conformar un verdadero nivel de Diseño Básico, del cual formé parte como profesor asociado, hasta 1955.
Los primeros años del Departamento, siempre bajo la dirección de Rafael Marquina, fueron de reajuste permanente de la Reforma, con el liderazgo de Miró Quesada, especialmente en el eje de los Talleres de Diseño: Juan Benites, inicialmente nombrado para Talleres de 2.° y 3.° renunció por razones de salud, y Enrique Seoane, encargado de los de 4.° y 5.°, excelente maestro en su Oficina Profesional11, no pudo soportar, como lo dijo, la disciplina horaria que exigía el ejercicio de la docencia institucionalizada. El Taller, eje de la formación, que conocimos Vertical, con un solo profesor de 2.° a 5.°, fue dividido, desde 1946, en dos etapas, que, por lo expuesto, devino finalmente en cinco talleres independientes que, para 1955, año en el que el Departamento logra incorporar el 1.er año, antes de formación común, estaban dirigidos como sigue: 1.er año, Adolfo Córdova; 2.°, Santiago Agurto; 3.°, Luis Miró Quesada; 4.°, Javier Cayo; y 5.°, Mario Bianco (Álvarez, 2006). Todos ellos, integrantes de la Agrupación Espacio.
Creo que la enseñanza práctica en los talleres adquiere en esta época no solo cierta unidad de enfoque, sino sobre todo calidad. Lo han afirmado egresados de esa época de brillante trayectoria, como Enrique Ciriani o Frederick Cooper, y lo han descrito distinguidos ex alumnos, como Miguel Cruchaga y Oswaldo Núñez12. Es necesario precisar que este período estuvo acompañado y reforzado por la obra profesional realizada por los profesores y, entre ellas, el local de la propia Facultad, ejemplo notable de arquitectura moderna debida al diseño de Mario Bianco y al impulso de Fernando Belaunde Terry, sucesor de Rafael Marquina como jefe de Departamento en 1951, y primer decano de la nueva Facultad en 1955.
Fue también apoyado por visitas de maestros de alta presencia internacional como Gropius, Sert, Tedeschi, Albers, Neutra. Y también por el convenio de intercambio con la Universidad de Chile, que permitió refrescar mutuamente los métodos de enseñanza.
No debería extenderme más, pero no puedo dejar de mencionar que los siguientes decanos, después de Belaunde, fueron todos miembros de la Agrupación Espacio. Con distintos acentos en su gestión, ellos fueron sucesivamente: Santiago Agurto (La encuesta escolar), Luis Miró Quesada (La Escuela de Artes Visuales), Adolfo Córdova (Vivienda Rural, Taller de Asistencia Técnica) y, más tarde, Carlos Williams (Planeamiento Urbano Regional). Sin duda el más representativo de la Agrupación Espacio fue el ejercicio de Luis Miró Quesada: la creación de la Escuela de Artes Visuales. Trajo un numeroso cuerpo de profesores encabezados por Adolfo Winternitz, para cursos de pintura, grabado, fotografía, cerámica, escultura, etcétera, que, por unos años, permitieron una visión integradora de la cultura y de las artes. No duró mucho pero dejó, además de una experiencia extraordinaria, la expresión “Artes” (Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes) en el nombre de nuestra Facultad, aspecto que espera ser nuevamente honrado.
La Agrupación Espacio, hija de la Reforma, contribuyó sustancialmente a profundizarla, como cerrando un ciclo.
Septiembre de 2016
Adolfo Córdova Valdivia