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ОглавлениеPATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DEL SIGLO XX
Uno de los problemas que tiene la conservación del patrimonio construido en el Perú es su extensión. Ser un país milenario nos convierte en un gran repositorio de manifestaciones culturales valiosas en épocas diversas: prehispánica, colonial y republicana, que de alguna manera reciben, por parte del Estado y de algunos privados, algún tipo de protección. A fuerza de grandes campañas se ha logrado que una parte significativa de la población tome conciencia del valor de estas manifestaciones arquitectónicas del pasado, aunque los resultados son todavía magros y se requiere indudablemente seguir enfatizando en políticas que lleven a conservar los legados de otro tiempo, testimonio de diversas épocas que es nuestra obligación valorar, recuperar y conservar.
Sin embargo, sea por su extensión o por su antigüedad, solemos identificar como patrimonio solo aquello construido antes del siglo XX. El Ministerio de Cultura, principal ente estatal de valoración y tutela de las manifestaciones culturales y artísticas del país, tiene diseñadas políticas de conservación para el patrimonio arqueológico, que contemplan lo prehispánico, y también para el patrimonio histórico que comprende las épocas colonial y republicana, pero que dejan de lado importantes obras de inicios del siglo XX, del centenario de la Independencia del Perú y de la aparición del Movimiento Moderno o International Style.
Independientemente de cronologías y períodos históricos, de cuándo empieza o cuándo termina una determinada época, está claro que la producción arquitectónica del siglo XX, especialmente en su segunda mitad, cuando aparece con nitidez la arquitectura moderna, no tiene todavía ninguna política de valoración de parte del Estado y, por supuesto, tampoco de conservación. Ser una arquitectura relativamente reciente –aunque hay muchas edificaciones que superan ya el medio siglo– no es motivo de interés, dado que quizás existe una arquitectura más antigua y, se supone, en mayor riesgo, a la que hay que atender. Tal vez porque la arquitectura más reciente está en uso y también porque debido a la calidad y resistencia de los materiales con que ha sido edificada está mejor conservada.
Sin embargo, es importante decir que se trata de un patrimonio en peligro, que al carecer de políticas efectivas de conservación, viene sucumbiendo año a año, debido, sobre todo, a la situación de bonanza económica traducida en un boom de la construcción. Este proceso ha llevado a que importantes sectores de Lima y otras ciudades del Perú hayan tenido, en los años recientes, un proceso de renovación urbana, con sustitución de edificaciones que han aumentado la capacidad edificatoria del suelo, con los consecuentes aumentos de la densidad de habitantes por hectárea, tanto de viviendas como de oficinas. En este proceso y por falta de alguna forma de protección, importantes muestras de arquitectura del siglo XX han desaparecido, y, en otros casos, sus características arquitectónicas originales han sido alteradas a partir de ampliaciones o remodelaciones. Tal es el caso de los recientemente desaparecidos Edificio Limatambo, de Enrique Seoane Ros, en la esquina de las avenidas Javier Prado con Paseo de la República; el Edificio Residencial, en la calle Juan de Aliaga, de Manuel Villarán Freire; y el remodelado Banco Continental, cuyo nuevo forro de vidrio y paneles aluminizados han cambiado sustantivamente la fisonomía de un edificio emblemático de la década de 1980, como fue el Banco Continental, de Ramírez, Smirnoff y Kanashiro.
Todos estos antecedentes sirvan para presentar el resultado del trabajo de las arquitectas Michelle Llona Ridoutt y Alejandra Acevedo de los Ríos, desarrollado para el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima (IDIC), con el apoyo de un equipo de estudiantes de la Carrera de Arquitectura. Publicado como Catálogo Arquitectura Movimiento Moderno Perú (CAMMP), es mucho más que esto, pues, en el curso del trabajo, va tomando la forma de un inventario detallado del patrimonio de una época, y termina por convertirse en una pieza fundamental para iniciar un proceso de valoración de la arquitectura moderna en el Perú.
La trascendencia de los inventarios radica en que permiten, en primer lugar, identificar y listar el patrimonio arquitectónico, ubicando a sus autores y organizando, a partir de fichas, toda la información disponible: fotografías –antiguas y modernas–, planos, perspectivas, apuntes, etcétera. Además, detallan la situación actual del edificio o monumento de estudio, si está deteriorado y si requiere labores de conservación. Esto es, precisamente, lo que han hecho Llona y Acevedo, y han recurrido a diversos tipos de fuente, desde las publicaciones de la época, tales como la revista El Arquitecto Peruano, hasta los archivos de los arquitectos, material inédito que constituye uno de los aportes más importantes del trabajo.
Todo este material reunido ha dado forma al Catálogo Arquitectura Movimiento Moderno Perú, que se presenta en varios formatos para su mejor difusión. Así, el CAMMP se podrá revisar en toda su amplitud en una edición virtual, que incluye textos, fotos y planos. Pero también puede seguirse desde la aplicación especialmente diseñada para telefonía móvil. Estas dos formas se han complementado con esta versión impresa, que contiene una selección de edificios realizada por un grupo de arquitectos del medio.
La información contenida en el CAMMP será de la mayor utilidad para tener un conocimiento sistematizado de lo que fue y significó la arquitectura moderna en el Perú. Más aún, debería servir como un instrumento que permita establecer lo que tanto reclamamos al inicio de este prólogo: las labores de protección de los edificios más significativos de la arquitectura moderna en el Perú, que, al igual que los de la época prehispánica, la colonial y la republicana, deberían ser declarados por el ente competente, es decir el Ministerio de Cultura, como monumentos históricos sujetos a protección por su carácter de piezas reveladoras de una época de nuestra historia.
Termino felicitando a las arquitectas Alejandra Acevedo y Michelle Llona, al equipo de estudiantes que las han acompañado en la realización de la investigación, en el trabajo de recolección, procesamiento y presentación de la información. Asimismo, destaco el valioso apoyo que ha brindado el IDIC en todo el proceso de investigación, hasta llegar a este momento culminante.
Lima, septiembre de 2016
MSc. Arq.
Enrique Bonilla Di Tolla
Director de la Carrera de Arquitectura
Universidad de Lima