Читать книгу El régimen económico del sector eléctrico en un nuevo escenario regulatorio y tecnológico - Alejandro D. Leiva López - Страница 7

2.2. LA CADENA DE SUMINISTRO ELÉCTRICO: DE LOS CENTROS DE PRODUCCIÓN AL CONSUMIDOR

Оглавление

Antes de adentrarnos en el régimen retributivo de los generadores y de las empresas propietarias de las infraestructuras de red eléctrica, conviene hacer un repaso conceptual acerca de las distintas fases que integran la cadena de suministro eléctrico. Con ello, mostramos la aportación imprescindible que hace cada agente, lo que justifica la necesidad de acometer un régimen retributivo atractivo para quienes invierten en estas actividades que se desarrollan dentro de la cadena de suministro eléctrico.

Para que la energía eléctrica llegue a las zonas de consumo (industria, viviendas, oficinas, edificios públicos, etc.) es necesario que se sustancien una serie de procesos ingenieriles de gran complejidad. El trayecto de la electricidad hacia el consumidor comienza con su producción en centrales de generación, entre las que destacan las plantas de generación térmicas, nucleares, eólicas, solares, hidroeléctrica, de cogeneración y de biomasa10.

El siguiente paso es el tránsito de la energía eléctrica desde estas plantas de generación hasta las zonas de consumo donde ésta se reclama. La infraestructura de red de transporte se ocupará de este tránsito en alta tensión, mientras que las redes de distribución llevarán a cabo esta labor en baja tensión.

Por una parte, las redes de transporte de electricidad –extensos tendidos de cable, que cuelgan de grandes torres metálicas, denominados autopistas de la electricidad– están formadas por el conjunto de cables conductores – tendido o líneas eléctricas– que hacen transitar la energía eléctrica desde los centros de producción hasta las zonas de consumo. Este transporte de electricidad requiere, a su vez, del uso de subestaciones eléctricas – centros de transformación–, tanto para elevar la tensión en un momento inicial, como para reducir la tensión cuando la electricidad está llegando al área de consumo o destino11. Así pues, las redes son infraestructuras que deben ser diseñadas con una capacidad suficiente para hacer transitar toda la energía que se produce. El tránsito de energía eléctrica en alta tensión, a través de las redes de transporte de electricidad, responde a sus propios postulados de la física, no siendo estos fáciles de gestionar. Por este motivo, el trazado de las infraestructuras de red se complica, lanzando complejos retos a los gestores de las mismas. Por tanto, se observa cómo este sector presenta mayores complejidades técnicas y de gestión que otros sectores estratégicos de servicios en red (transporte aéreo y ferroviario, sector de telecomunicaciones o sector gasista)12.

Por otro lado, la infraestructura de red de distribución –entendida como la carretera secundaria– va a hacer transitar la electricidad desde los centros de transformación – subestaciones–, que se encuentran próximos a las zonas de consumo, hasta cada zona concreta donde se demanda la electricidad – viviendas, fábricas, oficinas…–. Esta red de distribución va a caracterizarse por ser especialmente compleja desde la perspectiva de su gestión. Los motivos son varios: i) la imperiosa necesidad de suministrar electricidad a áreas geográficas donde los ciudadanos están disgregados en pueblos pequeños o donde las condiciones geográficas –el relieve– no son favorables; y ii) la necesidad de crear unas redes eléctricas inteligentes y digitalizadas que permitan acoplar los sistemas de generación distribuida (autoconsumo de electricidad) y almacenamiento energético, ya que estos van avanzando tecnológicamente a gran velocidad. Esta nueva figura va a permitir a los consumidores (ahora denominados prosumidores) gestionar la demanda y, en consecuencia, decidir cuándo consumir, en función de las señales que observen del mercado13.

Todas estas complejas labores de gestión que deben asumir los propietarios de las redes se complican aún más, si cabe, si tenemos en cuenta que la electricidad debe consumirse en el mismo momento en que se produce; esto es, la generación de energía eléctrica debe igualarse al consumo de forma instantánea y precisa, ya que no existe, al menos por el momento, una madurez tecnológica suficiente de las tecnologías almacenamiento energético a gran escala. En este orden de cosas, el operador del sistema – la mercantil Red Eléctrica de España– va a asumir la ardua labor de garantizar este equilibrio del sistema, previendo la demanda de electricidad, desde el largo plazo al tiempo real, y, en base a ello, dando instrucciones a los productores de energía eléctrica. Una tarea especialmente compleja en el actual escenario tecnológico, en la medida en que emergen con fuerza las plantas de generación basadas en fuentes de energía renovables (solares y eólicas), con la complejidad adicional que comporta el carácter no gestionable e intermitente que éstas presentan. Además, el operador del sistema debe adoptar soluciones ante variaciones eventuales por contingencias o fallos no esperados de plantas de generación o de las infraestructuras de red, así como también tiene que mantener la tensión dentro de ciertos límites, sin que puedan superarse los márgenes de capacidad que presentan las redes. En definitiva, una labor técnica especialmente compleja que debe realizarse de forma precisa para poder garantizar la seguridad técnica, fiabilidad y sostenibilidad económica del sistema eléctrico14.

El régimen económico del sector eléctrico en un nuevo escenario regulatorio y tecnológico

Подняться наверх