Читать книгу Tres cruces - Alejandro Paniagua Anguiano - Страница 7
Оглавление[Plegarias]
Antes de dormir, Lúa, lees en tu libro una historia protagonizada por el monstruo mítico llamado Quimera. El texto afirma que se trata de una creatura que tiene torso de chivo, una cabeza de león, cola de serpiente, alas descomunales de murciélago y una segunda cabeza de dragón. Te maravillas al imaginarlo.
Abres luego una página al azar y lees que un guerrero griego, asesinado en batalla, hace una plegaria desde el reino de los muertos.
Tu abuela entra al cuarto, le sueltas una pregunta que pondrá en acción tu destino:
—¿Abuela, los muertos rezan?
Te descobijas los pies de una patada. Estela, tu joven abuela, se talla la cara. Reflexiona y sorbe con la nariz.
—Sí, no faltarán esos que después de muertos sigan creyendo en necedades. Aunque seguro los muertos ya no le rezan a dios, más bien les rezan a los vivos.
—¿Y eso por qué?
—Porque siempre le rezamos al que creemos por encima de nosotros: los vivos a los dioses y los muertos a los vivos.
Estela te tapa de nuevo los pies.
—Y si un difunto se muriera dos veces, ¿a quién le rezaría?
—Muy simple: a los despojos, a la carne agusanada, a los huesos que ablanda la humedad, a los pelos tiesos.
—¿Tú crees que mi mamá nos reza a nosotras?
—A ti sí.
—¿Y cómo voy a saber qué es lo que quiere? Yo nunca la alcanzo a oír.
—Tampoco dios nos oye a nosotros, no te preocupes. Además, todos los muertos quieren casi siempre las mismas cosas.
—¿Como qué?
—Que lloremos o finjamos llorar por ellos de vez en cuando. Que no malbaratemos sus pertenencias para ganar unos cuantos pesos. Que no digamos en voz alta las chingaderas que nos hicieron.
—Yo el otro día lloré por mi mamá.
—Pues con eso es más que suficiente.
—¿Tú crees que mi mamá también le reza a mi papá?
—No sé.
Estela se pone de pie.
—Tú no quieres a mi papá, ¿verdad?
—Sólo lo vi dos veces, no se puede querer a un desconocido.
—Yo no lo conozco y lo quiero.
—Pero tú eres niña y cuando somos chiquillos hacemos muchas tarugadas.
—¿Y qué más quieren los muertos?
—Regalos, ofrendas…
—¿Para qué quieren eso?
—Igual que los vivos, ellos no tienen llenadera, pero además necesitan regalos para distraerse un rato. En el más allá lo único que tienen para entretenerse son sus rencores y sus culpas, necesitan algo para no pasarla tan mal.
—¿Y qué les gusta que les regalen?
—A cada uno cosas distintas, recuerda qué le gustaba a tu madre en vida y llévale eso.
—Sí lo voy a pensar, porque yo no quiero que mi mamá se la pase mal.
—Bueno, pero ahorita ya duérmete, chingado, porque si no, no te vas a levantar mañana.
—Oquei. Buenas noches.
—Buenas.
—Abuela.
—¿Qué?
—¿De plano dios nunca nos oye?
—No.
Tu abuela apaga la luz y camina hacia la puerta.