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3. COMENTARIO

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El Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que en España residen 164.853 nacidos en Cuba, de los que 97.552 ya han logrado la nacionalidad española y otros 67.301 tienen la cubana. No obstante, cerca de 23.500 cubanos se encuentran en situación irregular en España. La Secretaría de Estado de Migraciones, a finales de 2020, informó de que había casi 44.000 cubanos con el certificado de registro o tarjeta de residencia valida. De estos, seis de cada diez residían legalmente en nuestro país gracias a un matrimonio –mayoritariamente mujeres– o a un vínculo familiar directo con un nacional español o de la Unión Europea (UE), lo que permite la libre circulación por todo el territorio UE, además de por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. El resto, poco más de 17.800, eran extranjeros en Régimen General, una autorización temporal y de trabajo destinada a un ciudadano no residente para la realización de una actividad lucrativa por cuenta propia.

De acuerdo con una definición generalmente aceptada, la migración es el movimiento poblacional que se realiza del campo a la ciudad y viceversa o de un país a otro, provocado por grandes catástrofes, guerras, violentos cambios sociales o persecuciones; o bien motivado por razones de tipo económico o cualquier otra que induzca a los habitantes de un país o región a mudar su residencia. En las últimas décadas, las migraciones internacionales han aumentado espectacularmente no sólo el volumen, sino también el grado de mundialización del sistema migratorio en un doble sentido: aumento de la diversidad de las regiones receptoras e incremento de las áreas de origen.

En la actualidad las circunstancias que motivan la inmigración y, por ende, la extranjería, aparecen como consecuencia de circunstancias distintas y muy variadas: económicas, tales como la distribución desigual de recursos y la pobreza, así como la crisis económica en las regiones de origen; políticas, pueden ser la guerra, la violación sistemática de los derechos humanos, la violación y persecución por las ideas políticas, las creencias religiosas, etc. Todas las regiones del mundo, y la mayoría de los Estados de estas regiones, son en la actualidad países de inmigración o de emigración, y con frecuencia ambos. Como consecuencia de estos acontecimientos, se comprueba en los países más desarrollados un incremento en el número de extranjeros de los países “desfavorecidos”, lo cual ha provocado una mutación del sistema de extranjería. Frente a dicha situación, los Estados tienden a recurrir a criterios de interés nacional para controlar la presencia de extranjeros, creándose de este modo una línea divisoria bastante importante entre los “favorecidos” y “no favorecidos”. Puede afirmarse que el panorama del siglo XXI no resulta muy propicio para las migraciones internacionales, pues a pesar de la globalización, la movilidad de las personas está severamente restringida. Nena, Rosa y Ludmila no son exiliadas. No han dejado Cuba por motivos políticos, únicamente han migrado para tener una vida mejor. Es ilustrativa la escena en la que Nena le increpa al director de la obra de teatro que protagoniza su cambio de postura política una vez en España. Ella creía que él había migrado por estar en desacuerdo con el gobierno cubano, pero se da cuenta de que en realidad no era ese el motivo.

El término integración viene siendo utilizado desde un punto de vista preferentemente culturalista, donde se resalta la convivencia entre distintas culturas. El concepto se halla, también, sujeto a ciertas connotaciones, que destacan el carácter de personas y colectivos tradicionalmente marginados por la sociedad. A veces, es utilizado en determinadas políticas y prácticas precisamente no muy integradoras. La política de inmigración es una de las acciones políticas más difíciles de realizar pues afecta a los nacionales en el centro de sus principales valores: la identidad nacional y el respeto de los derechos del hombre.

La integración puede ser entendida como un proceso de incorporación de inmigrantes a una sociedad dada que tenga como resultado una estratificación social no basada en el origen, raza, etnia o religión de las poblaciones integrantes, culminando el proceso con el desarrollo de un sentimiento de pertenencia a la comunidad que se trate. Complementaria con la definición anterior cabe destacar que la integración es el proceso de incorporación de los inmigrantes a la sociedad en igualdad de condiciones, derechos y deberes con los nacionales mediante el cual pueden llegar a ser participantes activos de la sociedad de acogida, conformando también la vida social, económica y cultural, sin que ello suponga el precio a la cultura de origen. En la película vemos como María ha perdido su cultura de origen con la intención de integrarse en la sociedad española, cuestión que sus sobrinas no logran entender. Es una visión de los inmigrantes cubanos que llevan muchos años viviendo en España, aquellos que se fueron por razones políticas. María odia todo lo relacionado con Cuba. Se considera una “auténtica” española. No es lo que le ocurre con el resto de los personajes que siguen amando a Cuba, pero quieren mejorar su estatus económico que quieren integrarse en la sociedad española sin perder su origen.

Las claves de la integración son, en primer lugar, jurídicas y tienen que ver con la igualdad y la seguridad. Es decir, con la igualdad de status jurídico (igualdad ante la ley, igualdad de trato), y también con la igualdad en el acceso al poder y a la riqueza. Y en segundo término con la seguridad jurídica, que es en primer lugar certeza y previsibilidad y, además, estabilidad: estabilidad en el status jurídico y en las condiciones sociales, comenzando por la estabilidad laboral. Frente a ello se incentiva la discrecionalidad sino incluso la arbitrariedad de la administración: se desdibuja el control de los actos de la administración respecto a derechos de los inmigrantes, se altera el régimen de silencio administrativo, se elimina el requisito de motivación de los actos de la administración, justamente de aquellos más decisivamente limitadores de derechos, como lo muestra el régimen de denegación de visados, etc.

La integración se lleva a efecto a través de un proceso de inserción en fases sucesivas en la sociedad de destino, que se construye de forma dinámica y no estática. Dicho proceso está constituido por tres fases progresivas e interrelacionadas entre sí, en cada una de ellas se encuentran una serie de factores que favorecen o, en su defecto, dificultan la inserción:

i) La primera, de carácter iniciático, está constituida por la llegada al lugar de destino y las causas derivadas de la migración. Se encuentra caracterizada, singularmente, por la situación de irregularidad y las dificultades que se generan de esta situación: trabajo irregular, pérdida de los grupos de pertenencia y referencia, dificultades de adaptación a un nuevo contexto medio ambiental, desconocimiento del idioma, desinformación sobre los procedimientos que articulan la vida cotidiana, etc. En esta situación se encuentran las tres hermanas durante la película.

ii) La segunda, está caracterizada por las dificultades de los procedimientos de reagrupación familiar, los inconvenientes de inserción a través del trabajo, de acceso a los servicios básicos, así como la adaptación al contexto medioambiental, relacionada con conocer los normas básicas de funcionamiento de la sociedad de destino: aprendizaje del idioma, conocimiento de las normas culturales, derechos laborales, así como nuevos aprendizajes referidos a los mecanismos de participación y de asociación, etc. Esta fase estaría representada por Igor, al que le cuesta encontrar trabajo, tener una habitación donde dormir. Aunque conoce las normas culturales españolas su situación le obliga a vivir al margen de la ley.

iii) La tercera manera contempla el establecimiento permanente, o la decisión de retorno al país de destino. Este período se encuentra determinado por las singularidades propias de cada inmigrante en particular, la existencia de redes y relaciones en el lugar de destino y origen inciden directamente la decisión de quedarse de forma permanente, o bien la decisión de volver a su país de origen. En la película representada por María.

Los inmigrantes, y especialmente los irregulares, se incorporan en la oferta de trabajo con un poder social de negociación muy bajo, por lo que se ven obligados a aceptar bajos salarios y precarias condiciones de trabajo. En un contexto de expansión de la demanda de trabajo en el segmento secundario, y ante la menor necesidad relativa de la población nacional de aceptar estos puestos, la inmigración se inserta especialmente en aquellas actividades donde la oferta de la población local es menor (efecto de complementariedad). Por lo general, la migración indocumentada va en aumento, principalmente como resultado de las políticas de admisión cada vez más restrictivas en los países receptores del mundo desarrollado y de la inestabilidad económica y social combinada con la incidencia de desastres naturales y niveles de pobreza crecientes en muchos de los países menos desarrollados. La progresiva necesidad de mano de obra barata en el hemisferio norte y, en ocasiones, los ineficaces mecanismos para el cumplimiento de la ley contra el tráfico en muchas partes del mundo, están convirtiendo a ciertos países en lugares propicios para este tipo de negocios lucrativos.

En tiempos de ortodoxia restrictiva, la legitimación económica se ha convertido en el factor más importante para distinguir a los que se perciben como “buenos inmigrantes”, que pueden ser integrados, de los “malos” inmigrantes, carentes de permiso de residencia y quizá involucrados en actividades delictivas. Tanto los partidos de derecha como los de izquierda han intentado forjar sus políticas de inmigración basándose en la diferencia entre inmigración “legal” (el término correcto es regular), descrita como útil para la economía, y la inmigración ilegal (el término correcto es irregular), considerada como una posible fuente de delincuencia. La condición de irregularidad se ha convertido en una característica estructural de los flujos migratorios actuales. Esto resulta especialmente pertinente si nos referimos al modelo migratorio español, pero se puede extrapolar al conjunto de los países desarrollados. Dicho modelo es en lo fundamental un sistema de inmigración irregular. De modo objetivo, la clandestinización constituye una forma específica de inclusión del trabajo inmigrante que consigue (y quizás persigue) su máxima vulnerabilidad y, por tanto, la minimización de la capacidad de resistir y contestar las condiciones que impone el capital. Pero, más allá de ella, la temporalidad de los permisos de residencia, su vinculación con los permisos de trabajo, la restricción de estos a territorios y sectores productivos determinados, las crecientes dificultades a la reunificación familiar, etc. son otras tantas medidas impuestas a los inmigrantes regularizados que sirven al mismo objetivo. La película demuestra perfectamente la precariedad laboral y social a la que se enfrentan las tres hermanas únicamente por encontrarse en situación de irregularidad.

Concretamente en Europa a la par que nace una nueva dimensión de la ciudadanía, la comunitaria que integra a los nacionales de los diversos Estados que conforman este nuevo espacio supraestatal, aparece el no-ciudadano o inmigrante indocumentado, desprovisto de los elementales derechos de ciudadanía. Estos fenómenos son parte de un complejo proceso de construcción y deconstrucción política de las representaciones y estatutos de la ciudadanía. La irregularidad lleva consigo la desprotección jurídica, social y sindical de los trabajadores. Dada esta situación del mercado de trabajo, la inserción laboral de la mayoría de los inmigrantes se viene produciendo en las ramas económicas con más incidencia de la economía sumergida y en los segmentos de empleo más precarios y descualificados, con mayor grado de irregularidad y más desprotegidos. No en vano, el triunfo de las políticas económicas neoliberales ha acelerado en los países más ricos la tendencia a la segmentación de la fuerza de trabajo con múltiples manifestaciones: el desempleo, la subproletarización de una parte de la mano de obra con una relación sólo esporádica con el mercado de trabajo, la precarización de una parte importante del empleo, debida esencialmente a la flexibilización y el crecimiento de la temporalidad, la pérdida de capacidad negociadora de los trabajadores, la dualización y polarización del escalafón profesional.

La consecuencia es que el sistema no sólo es inmoral, sino también sin sentido, porque no responde por completo a los intereses de ninguna de las partes involucradas: algunos pierden de forma directa, pero todos ganan menos de lo que podrían ganar en un modelo más justo y eficaz. Los problemas se podrían agrupar en tres grandes categorías:

i) Ineficiencia económica, derivada de la consolidación de mercados laborales “a traspié” (economías dinámicas obligadas a nutrirse de trabajadores irregulares que luego quedan atrapados durante los años bajos); el desequilibrio de los sistemas fiscales (impuestos y contribuciones no pagadas, frente a servicios públicos utilizados); y pérdida de competitividad por los elevados costes de transacción.

ii) Vulneración de derechos civiles, sociales y laborales: desde las limitaciones para cambiar de empleador hasta las restricciones en el uso de servicios públicos, como la atención sanitaria. Este apartado también incluye los cuestionables procedimientos de detención y deportación de inmigrantes irregulares, y los efectos que la “subcontratación” de la gestión fronteriza tienen para el derecho de asilo y refugio de los individuos que llegan a través de países fronterizos como Marruecos. Los obstáculos a la movilidad de los trabajadores contradicen la deriva del derecho internacional y la consolidación de una justicia global.

iii) Desgobierno de los asuntos públicos: éste es, básicamente, un sistema fuera de control. El blindaje ficticio de las fronteras provoca la acumulación progresiva de bolsas de inmigración irregular que operan parcialmente al margen de las leyes, y que escapan a la protección y planificación social de las instituciones. Nuestros países se han convertido en sociedades de objetores de conciencia que ignoran de manera sistemática las leyes al contratar a trabajadores irregulares. Este grado de desgobierno público –impensable en cualquier otro ámbito de la gestión social– debilita la credibilidad y la legitimidad de los Estados.

Cosas que dejé en La Habana destaca como crítica a la inmigración en general, y para los cubanos en España en particular. Por un lado, brinda una mirada nostálgica desde el punto de vista de un director español sobre la inmigración cubana. Los personajes viajan a España con la idea de venir a la madre patria creyendo que todo les va a ir mejor. Quizás esa sea la razón por la que muchos cubanos emigren a España, el hecho de reencontrarse con el país de sus antepasados. Por otro lado, ofrece la visión de la España puente en la que los cubanos llegan con la finalidad de emigrar a Estados Unidos donde se encuentran muchos de sus familiares. Lo cierto es que la película ofrece un debate complejo y a veces contradictorio sobre la integración en una cultura extranjera capitalista, y pone de relieve la diversidad de las experiencias migratorias a través de la historia de tres hermanas y sus familiares. La película muestra la inmigración como una experiencia traumática y explora con mucha claridad los sentimientos de angustia, optimismo, incomunicación, claustrofobia y la añoranza que sufren los personajes. Los relatos de María, Igor, y Nena sobre la adopción de una nueva identidad para poder sobrevivir muestran cómo los personajes se van quedando vacíos. Al mismo tiempo, la película recoge las diferencias entre los distintos tipos de migrantes, la existencia de jerarquías. Los que se integran en la sociedad de acogida tienen más oportunidades, puesto de manifiesto con María, mientras que los que viven al margen lo pasar peor, retratado por el personaje de Igor. Aunque la película muestra una migración puramente económica y en ningún caso política, las breves referencias al cambio político se muestras fundamentalmente en la desaparición de los valores socialistas de la comunidad y de la solidaridad por los del individualismo capitalista.

Inmigración y Cine (III)

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