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PRÓLOGO

Milagro Sala, presa política

La organización Tupac Amaru, en Jujuy y otras provincias argentinas, marcó una etapa de desarrollo social en la que los pobres asumieron su decisión política median-te la constitución de cooperativas para la construcción de viviendas populares, escuelas, recreación y centros de salud. El protagonismo social en la provincia de Jujuy es inédito, y es allí donde una mujer indígena y pobre entre los pobres encendió la esperanza de que otro mundo es posible.

La líder social, en ese caminar entre la angustia y la esperanza, vio en el Inca Tupac un ejemplo de resistencia y libertad, aunque con un fin trágico; pero con la fuerza de su pueblo que lo llevó a decir: “De derrota en derrota, vamos forjando la victoria”. Así, Milagro asumió el desafío, entre luces y sombras, puso en marcha la lucha social no violenta y generó espacios propios para salir de la marginalidad y la pobreza.

El gobernador de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, del Partido Radical, aliado del PRO, movido por un fuerte odio visceral contra Milagro Sala, ordenó su encarcelamiento con la complicidad de los jueces. Milagro fue condenada antes de ser juzgada, por ser mujer, indígena y morena. Después de ver a Milagro en la cárcel de mujeres en Alto Comedero, nos reunimos con el gobernador Morales quien, para eludir su responsabilidad, dijo: “La detención de Milagro Sala es un problema judicial por los ilícitos cometidos en la Tupac Amaru, se la acusa de amenazas y otros delitos”.

La CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) y la ONU (Organización de las Naciones Unidas) reclamaron al gobierno el trato humanitario que toda persona merece y le advirtieron sobre las condiciones en las que se encuentra la detenida y sobre su deterioro físico y emocional. Por todo ello, pidieron que se le otorgara la detención domiciliaria junto a su familia. El gobierno demoró en aplicar la resolución y actualmente la confina a una casa devastada y en condiciones mínimas, rodeada de guardias armados y de una vigilancia que la afecta gravemente.

El gobernador Morales ha decidido destruir todo lo realizado por la Tupac Amaru. Ha suspendido las obras, dejando a muchos trabajadores de la cooperativa sin trabajo.

La situación que vive Milagro Sala, como presa política del gobierno de Macri y del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, trascendió las fronteras del país y muchos grupos y organizaciones se han manifestado solidariamente reclamando su libertad.

Alicia Dujovne Ortiz, desde Francia, se sintió conmovida por la situación de Milagro y por lo realizado por esta mujer indígena y pobre, por el coraje de asumir el desafío y la rebelión junto a sus hermanos y hermanas. La obra realizada por la Tupac les ofreció a los pobres dignidad y una oportunidad de participación, es decir, ser constructores de su propia vida y de su propia historia.

Alicia decidió viajar a la Argentina y su objetivo fue llegar a Jujuy para conocer a esa mujer indígena, presa política, y logró visitarla en la cárcel de mujeres, en Alto Comedero.

El gobierno neoliberal de Macri y el gobernador Morales no pueden permitir que la obra de la Tupac Amaru cumpla con sus objetivos de construir casas para los desposeídos ni que continúe activa, ya que se sustentó en el apoyo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

El gobierno busca destruir todo aquello que tenga la marca “K”, es una política de devastación: todo lo realizado por la Tupac tiene que desaparecer.

Alicia se acerca a Milagro para conocerla y sentir sus palabras, su pensamiento. ¿Quién es esa pequeña mujer que creció junto a su pueblo y pudo realizar el milagro de llevar a cabo una obra de viviendas, escuelas, hospitales, centros culturales, espacios de participación popular?

Conversa con esa mujer indígena, que le explica sus preocupaciones mientras habla y recorre inquieta el espacio reducido de la prisión, preocupada por lo que ocurre y por la falta de respuesta de las autoridades.

Alicia va tejiendo el poncho de la vida de esa mujer indígena, que de niña tuvo que armarse de valor para enfrentar la violencia y la pobreza, pero que a fuerza de voluntad fue forjando su carácter y comprendiendo que el camino es la unidad y la dignidad del pueblo. Recibió el abrazo de Milagro y su mirada de asombro, asombro de dar y de recibir afecto, de poder compartir la sonrisa de la vida a pesar de todo, porque existen la esperanza y la convicción de que la lucha de los pueblos continúa.

–Adolfo Pérez Esquivel

Buenos Aires, 12 de septiembre de 2017

Milagro

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