Читать книгу Mediaciones y mediadores terapéuticos para una clínica de fronteras - Alicia Kachinovsky - Страница 49
A modo de cierre...
ОглавлениеA través de la presente investigación se espera generar un impacto positivo en los procesos de simbolización de los niños participantes del taller clínico-narrativo que, a su vez, se traduzca por añadidura en un mejor desempeño a nivel de sus aprendizajes futuros. Aunque los resultados que se obtengan no sean generalizables, pueden ser valiosos para comprender en profundidad el tema estudiado y proponer alternativas de intervención a las problemáticas actuales que vive nuestro sistema educativo, entre ellas, la del fracaso escolar.
El fracaso escolar es un fenómeno complejo y multicausal. Sin embargo, las medidas que se toman a nivel de políticas educativas o sociales para luchar contra ese fenómeno suelen ser de carácter general y no apuntan a lo singular. Siguiendo lo que plantea Kachinovsky (2012), se pretende abordar el fracaso escolar desde la singularidad, teniendo en cuenta que la masividad de este fenómeno no se ha logrado disminuir por medio de soluciones universales. A su vez, se intenta pensar en la condición de la escuela como productora de subjetividad y rescatar lo singular dentro de una institución que justamente suele desarrollar prácticas homogeneizantes. El taller clínico-narrativo es una propuesta que, haciendo hincapié en el aspecto subjetivo del aprendizaje y utilizando la narración como recurso principal, busca, entre otras cosas e indirectamente, afrontar las situaciones de desigualdad de origen, apuntando a la inclusión social y cultural de los niños que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad.
Aunque los niños a los que ustedes leen historias no llegaran a ser lectores, ustedes no habrán perdido el tiempo. Les habrán llenado los bolsillos, colmado la maleta con un tesoro de palabras, relatos, imágenes, de las que podrán apropiarse para no sentirse desnudos, perdidos, frente a lo que los rodea, o para enfrentar sus propios demonios. Los habrán ayudado a fabricar recuerdos a los que volverán mucho tiempo después. Habrán abierto espacios propicios al juego, al sueño, al pensamiento, a la exploración de sí y del mundo, a los intercambios, que son esenciales para su desarrollo psíquico, intelectual, estético. Habrán contribuido a presentarles el mundo, a hacerlo un poco más habitable. (Petit, 2015, p. 201)