Читать книгу Mar de voces - Ana Gabriela González Martínez - Страница 13
ОглавлениеAlma Yazmín López Magaña
Preparatoria de Tonalá Norte
Ambrosía
Mis muslos se derraman
como gotas deslizándose en cristales
al contacto sediento de tus manos.
La piel se funde cuando llegas
a ese punto misterioso que se abre
y me absorbe a un precipicio de dulzura,
cuyo vórtice colapsa,
como un dique cuando pierde la batalla
en la frenética embestida de la ola que lo arrastra.
En un punto se condensan mis sentidos
y proclaman victoriosos su embeleso,
cada zona de mi piel se vuelve presa
del andar resuelto de tus dedos tan certeros.
El tiempo y el espacio se suspenden
ante la atónita respuesta de mi cuerpo.
Como flores que se abren con la aurora
los suaves pliegues que por ti cedieron
se vuelven fuentes de alborozo intenso.
Premura
Lascivia licenciosa
que deambula sin reparos
en mi mente
que se hace notar
en cada uno de mis actos cotidianos
y deambula afanosa
por mi cuerpo,
en busca de un refugio
en donde desahogarse.
O va en pos de unas manos
que entusiastas la aprisionen,
o unos labios sustanciosos
—con grilletes de fuego en cada espacio—
que logren engarzarla
para siempre al paraíso.
A ese lugar sublime y añorado
en el que tornará
sus ojos repletos de apetencias
en una zona divina
de anhelos delirantes satisfechos.
Refulgente
Me fui apagando:
como bengala
que lanza un náufrago
en el negro océano.
Como la vela
que ya sin cera
vence al pabilo;
como las brasas
que envuelve el humo
entre las hogueras
como la fuerza
de un clamor hondo
que fue arrancado
de las entrañas
de un moribundo.
¡Me consumí!…
Ya sin alma,
sin rumbo cierto,
me fui abrazando
a mi soledad.
Desde el martirio
de mis silencios,
ahogué mi juicio
sin protestar.
Y el fuego intenso
de tu mirada
por el que a diario
solía vivir,
se fue extinguiendo
junto conmigo
hasta olvidarme
de mi existir.