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Las sociedades humanas


La comunicación

El objetivo de la comunicación es el de entrar en relación con otras personas para luego crear relaciones sociales con ellas. Para entrar en real comunicación se necesita llegar a aprehender la visión del otro y que el otro pueda también aprehender nuestra visión de las cosas, es por esta razón que el acto de comunicar resulta tan complejo. Comunicar implica ser capaz de compartir percepciones personales. Para poder compartir representaciones mentales individuales, comunicarnos, lograr consenso, es necesario sintetizar la información, estilizar las cosas, simplificarlas, volverlas sociales; los detalles son importantes, pero no todos cuentan de la misma manera y su importancia varía según las necesidades de los contextos.

El consenso

Para lograr comunicarse es necesario compartir conceptos sobre las cosas, sobre lo que sucede y sobre cómo suceden las cosas y los fenómenos del mundo. Los miembros de un grupo necesitan llegar a acuerdos para que sea posible desenvolverse individual y colectivamente, es por eso por lo que para vivir en sociedad se necesita lograr consensos. El consenso nos ayuda a entrar en acuerdos que a su vez permiten: establecer prioridades, implicarnos, compartir, ceder o imponerse. Para llegar a acuerdos y lograr consensos, se necesita un lenguaje.

Ya que el lenguaje se establece al interior de los grupos humanos a través de consensos, se convierte en el medio a través del cual se crean y se establecen diversos tipos de relaciones sociales. «Si pensamos el lenguaje como mediación podemos entender que no solo sirve para entablar relaciones sociales, sino además para darles una u otra forma»9, es decir, para crear uno u otro tipo de sistema social.

El lenguaje permite el intercambio y facilita la comunicación; comunicación que a su vez crea, y se establece, al interior de diferentes tipos de relaciones sociales. De eso hablamos cuando decimos que para vivir en sociedad se necesita lograr consensos.

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9 Jacopin, 2001-2002.

El lenguaje

Para expresar nuestras experiencias y comunicarlas a otros utilizamos un lenguaje. El lenguaje es un sistema de comunicación estructurado con ciertos principios formales de combinación y se utiliza al interior de contextos. El contexto está ligado directamente a las circunstancias espaciotemporales. El ser humano emplea lenguajes complejos usando símbolos, secuencias sonoras, movimientos corporales, signos gráficos, etc. Tanto señales como sonidos son emitidos y registrados por nuestros cerebros a través de nuestros órganos de los sentidos. Ciertos sonidos, pronunciados en cierto orden, dan forma a ciertas palabras que, ordenadas de cierta manera, también dan forma a frases que significan cosas. Así funciona el lenguaje.

El poder del lenguaje está en hacer posible aquello que, en principio, parece imposible: sentir a través de las experiencias ajenas. El lenguaje nos permite intercambiar conceptos, este intercambio nos ayuda a comunicarnos y, en consecuencia, a vivir en sociedad.

Los matices del lenguaje

El lenguaje no es una transparencia, es decir que, cuando alguien nombra una cosa, ese nombre despierta en la mente de cada interlocutor, un concepto personal sobre esa misma cosa. Cada ser humano da significado a lo dicho a partir de su propia experiencia. Asimismo, sucede dentro de la mente de aquel que nombra, con una palabra, algún objeto. Cada persona da sentido a las cosas a partir de sus aprendizajes y el aprendizaje está íntimamente ligado a las experiencias. Así, si alguien nombra el fruto limón, esta palabra toma una forma y un sentido distinto conforme sea escuchado por una persona u otra. Por ejemplo, en zonas latinoamericanas, los limones son generalmente pequeños y verdes, ese es el referente «limón» para alguien que ha crecido en Latinoamérica. No es así para alguien que ha crecido en alguna región de la Europa mediterránea en donde el referente «limón» es más grande que el pequeño limón verde, pero, además, no es verde, sino amarillo.

Los matices del lenguaje no terminan ahí, ya que damos sentido a la realidad de la que hacemos parte a través de nuestras experiencias. Los colores se perciben en acuerdo al contexto y aprendizaje de cada ser humano: un cabello castaño oscuro será «negro» en zonas en las cuales la mayor parte de las cabelleras son castaño claras o rubias; mientras que, el mismo color de cabello castaño oscuro, será considerado «castaño claro» y hasta «rubio» en zonas en donde el color de las cabelleras sea mayoritariamente «negro».

Que el lenguaje esté lleno de conceptos «relativos», no quiere decir que se trate de una quimera. Que algo sea relativo no quiere decir que no pueda ser considerado como real o verdadero: la persona que viaja al interior de un tren, está inmóvil en relación al tren que se mueve sobre los rieles, pero en relación a la gente que espera en los andenes, esa misma persona se está moviendo tan rápido como se está moviendo el tren10. Las palabras, como las ideas, las personas y los objetos, toman sentido al interior de contextos, o, circunstancias espaciotemporales. La descripción del contexto permite establecer puntos de referencia que permiten localizar con mayor exactitud las cosas y los sucesos y, en consecuencia, mejoran la comprensión.

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10 Este ejemplo fue dado por Albert Einstein y retomado por Stephen Hawking en su libro, Brevísima historia del tiempo.

Los grandes mitos de Occidente

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