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Оглавление3. A MODO DE CONCLUSIONES: «LA RAZÓN DEL FEMINISMO»
Ana Aguado Universitat de València
María Cambrils fue sin duda una de las primeras y más significativas mujeres socialistas españolas que, en los años veinte, reconoció la especificidad de la problemática femenina y la situación de subordinación de las mujeres. El título del único libro que consiguió publicar, Feminismo socialista, es en sí mismo toda una declaración de principios, una propuesta de acción y de proyecto político socialista y feminista, en el que la causa del feminismo se vinculaba al socialismo, y no se explicaba el uno sin el otro. Así, María contempló ya claramente, en los años veinte, la articulación entre género y clase, tanto teórica como estratégicamente.
Sus propuestas y escritos no fueron tan sólo una apelación a las mujeres para lograr su aproximación al movimiento socialista, sino que además incorporaron análisis y reflexiones teóricas específicamente feministas. También, análisis sobre la situación de subordinación de las mujeres en clave histórica, relacionando el desarrollo del capitalismo con el patriarcado y sus instrumentos y discursos jurídicos, culturales e ideológicos –códigos, leyes, religión– conformadores de los modelos de género hegemónicos.
Así, el pensamiento de María Cambrils representa un punto de inflexión clave en la formulación de los planteamientos feministas en la cultura socialista. En la España de los años veinte y treinta, tras la Primera Guerra Mundial, durante la dictadura de Primo de Rivera y muy particularmente en la Segunda República, a pesar de los modelos de género hegemónicos, el desarrollo de planteamientos feministas en las culturas políticas de izquierda fue generando numerosas propuestas y acciones colectivas frente a la falta de derechos de las mujeres. «La razón del feminismo», como la denominaba María Cambrils, iba extendiéndose poco a poco, social, política y moralmente.1 Los discursos igualitarios presentes en los lenguajes políticos de izquierda permitieron, desde su reapropiación o «relectura» hecha por mujeres de las culturas obreras, articular sus intereses, dar significado a sus acciones y construir nuevas identidades.2
Mujeres tanto intelectuales –muchas de ellas pertenecientes a la primera generación de universitarias–, como autodidactas de clases populares como María Cambrils, fueron elaborando desde la cultura socialista un heterogéneo conjunto de demandas igualitarias, y de estrategias sociales y políticas para conseguir la igualdad legal y política.3 Desde su identidad de clase y de género pudieron cuestionar progresivamente los discursos y modelos patriarclares, resignificar referentes de su propia cultura política, y desarrollar estrategias de movilización y propuestas igualitarias.
Así, a pesar de la evidente presencia de discursos de género tradicionales en las culturas obreras –en este caso, en la cultura socialista–, también en ellas se fue construyendo históricamente, dialécticamente, un discurso específicamente feminista, aunque éste fuese minoritario, no hegemónico y en constante enfrentamiento discursivo con la ideología sexista imperante de forma mayoritaria en dichas culturas obreras. Las reflexiones y demandas feministas desarrolladas desde la Primera Guerra Mundial encontrarían en la generación femenina de los años veinte y treinta posibilidades de desarrollo ideológico y político, a pesar de los límites y contradicciones existentes.
Y en esta genealogía femenina, en este paso del testigo feminista de unas mujeres a otras a través del tiempo, la biografía y la escritura de María Cambrils revelan con claridad este proceso de construcción de demandas igualitarias y ciudadanas dentro de la cultura socialista, y muestran cómo contribuyeron a la construcción de nuevas identidades femeninas. Sus textos, sus artículos, reflexionaron en los años veinte sobre la subordinación patriarcal de las mujeres, y desarrollaron un concepto de feminismo no limitado tan sólo a aspectos económicos y sociales, o centrado en la liberación de las mujeres como individuos. Junto a todos estos aspectos, el feminismo siempre tendría para María un claro contenido de clase, y sólo lo entendería vinculándolo necesariamente al socialismo como «ideal de redención para la mujer».
Las relaciones entre identidad de clase e identidad de género posibilitaron que mujeres como María Cambrils formulasen propuestas y discursos específicamente feministas. Estos planteamientos, aún cuando fuesen minoritarios entre las clases trabajadoras frente a los modelos hegemónicos patriarcales, también fueron desarrollados por otras mujeres vinculadas a la cultura socialista, con nombres tan significativos como María Domínguez o María Lejárraga, entre otras.
Pero estos discursos igualitarios sólo comenzaron a encontrar vías de concreción política en el marco de los cambios jurídicos y políticos realizados durante la Segunda República, a pesar de todas sus contradicciones y limitaciones culturales y temporales. Por ello, la generación de María Cambrils, de mujeres de cultura socialista a la vez que poseedoras de discursos feministas, situadas entre las utópicas, federalistas e internacionalistas de la Primera República, y la nueva generación de mujeres universitarias que nutrió las filas de las organizaciones políticas de la Segunda República, trabajaron por conseguir la ciudadanía femenina y la igualdad en la sociedad española de su época. Sus experiencias políticas, en gran medida lastradas por su exclusión de los derechos ciudadanos hasta 1931, y por los estereotipos de género, se vinculan a la formación de una cultura feminista que desarrollaría en la Segunda República las demandas de ciudadanía, y el anhelo de libertad, igualdad y fraternidad, también para las mujeres. El cambio cualitativo representado por el contexto republicano no fue un hecho puntual o sin antecedentes, y sólo se explica históricamente partiendo de esta progresiva conformación de identidades de género y de clase, y de una genealogía de la que formaron parte mujeres como María Cambrils. Con la consecución del sufragio y de los derechos políticos, por primera vez las mujeres experimentaron un importante proceso de politización, de participación en lo público, y de ejercicio completo de la ciudadanía. Un proceso de democratización real, entre otras razones, porque se convirtieron en ciudadanas.4 Pero hizo falta una larga génesis, y un tránsito generacional, para que se consolidara en la sociedad española una concepción de la ciudadanía que incluyese social y políticamente a las mujeres.
En esta génesis, las propuestas políticas igualitarias y feministas desarrolladas por mujeres como María Cambrils ejercieron un importante papel político y didáctico, feminista y democratizador, para las posteriores generaciones femeninas. Su herencia generacional como socialista y como feminista es imprescindible. Porque en el tiempo en el que le tocó vivir, desde su historicidad, dedicó su trabajo y sus energías vitales e intelectuales a profundizar y desarrollar el socialismo en clave feminista, igualitaria, democrática y radical. A difundir esta importante revolución del siglo XX que hemos definido como feminismo.
1María Cambrils: «La razón del feminismo», El Socialista, 5084 (23 de mayo de 1925).
2Mary Nash: «Experiencia y aprendizaje: la formación histórica de los feminismos en España», Historia Social, 20 (1994) pp. 151-172; Cristina Sánchez Muñoz: «Genealogía de la vindicación», en Elena Beltrán et alii: Feminismos. Debates teóricos contemporáneos, Madrid, Alianza, 2001, pp. 17-73.
3Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos, Madrid, Alianza, 2004.
4Daniéle Bussy Genevois: «Citoyennes de la Seconde République», en Marie-Aline Barrachina, Danièle Bussy Genevois y Mercedes Yusta: Femmes et Démocratie. Les Espagnoles dans l’espace public (1868-1978), Nantes, Éditons du Temps, 2007, pp. 129-145.