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Оглавление1. MARÍA CAMBRILS Y JOSÉ ALARCÓN: LUCHA, REPRESIÓN, HISTORIA Y MEMORIA
Rosa Solbes Periodista Joan Miquel Almela Arxiu Municipal de Pego
RAÍCES PEGOLINAS CON DESTINO AL CABANYAL
Podría decirse que todo empezó en Pego, porque de allí eran naturales los padres de María Cambrils Sendra.
Situado al límite de las provincias de Alicante y Valencia, Pego era cabeza de distrito y municipio eminentemente agrícola. Su economía se basaba en el cultivo del arroz, y se comenzaba a explorar el de la naranja a partir de 1870, tras la crisis de la industria de la seda que había sido la principal fuente económica de la población hasta esa fecha. La política local estaba controlada por los conservadores dirigidos por Pedro Sala Ciscar. Atrás habían quedado los intentos progresistas de Joaquín Antonio Cendra, conocido como El Mayorazgo, y lejos de cualquier esfera de poder quedaba el republicanismo de Camilo Pérez Pastor. La dualidad política de conservadores y liberales tomó en Pego un matiz más que violento, formándose dos bandos que sembraron de sangre sus calles. Por tanto, nos encontramos con un ambiente político mezcla de conservadurismo profundo y de carlismo militante. Ningún atisbo de movimiento obrero, y una escasa presencia liberal caracterizan el período de la Restauración en el Pego de finales del siglo XIX.
Hacia 1876, Daniel Cambrils Moncho, soguero de oficio como su padre, quedaba viudo por segunda vez. Pertenecía a una familia numerosa –eran ocho hermanos– y modesta, de la cual sólo destacaba su hermano Fernando, quien llegó a ser un famoso modisto en Madrid, sastre de la reina Isabel II y protegido de la duquesa de la Torre. La familia era profundamente católica y afín a las ideologías carlistas del pueblo. De su primer matrimonio con Ramona Pastor había tenido cuatro hijos, y del segundo con Ramona Fillol, otros tres. Poco o nada sabemos de ellos.
Su tercera mujer será Andrea Sendra Camarena, con la cual contrae matrimonio en Pego el 29 de febrero de 1876. Muy pronto emigraron, al parecer en busca de mejores condiciones laborales al Cabanyal o Pueblo Nuevo del Mar. Allí nacerá el 8 de septiembre de 1877 María, su única hija. Antes del año 1892 debió de morir Daniel Cambrils, porque ya como viuda Andrea Sendra, desde Valencia, compró una pequeña casa en Pego en la calle Carrasqueta.
Huérfana de padre, María se casó muy pronto (aún no era mayor de edad), con José Martínez Dols. Lo sabemos gracias al testamento que hizo su madre en Pego el primero de mayo de 1896. Los tres vivían entonces en el Cabanyal o Pueblo Nuevo del Mar. En Pego, los familiares más próximos de Andrea Sendra eran sus sobrinos Fernando, Joaquín y Bautista Gosp Sendra, hijos de su hermana Rosa. Con ellos mantendrá una estrecha relación a pesar de la distancia, y los visitará en numerosas ocasiones, confiando en ellos para gestionar su escaso patrimonio en Pego.
CAMBIO DE VIDA, CAMBIO DE IDEAS. MARÍA CAMBRILS CONOCE A JOSÉ ALARCÓN
El matrimonio de María debió de durar poco debido a la prematura muerte de José Martínez. Al quedarse viuda, cabe la posibilidad de que decidiese recalar en un convento de monjas, probablemente de Valencia. Para hacer esta sorprendente afirmación, nos basamos en un artículo suyo que escribirá en 1930 en El Socialista con el título de «Nakens ante nuestra conciencia. Una anécdota de convento».1 En él escribirá María, a tenor de un asunto sobre el anarquista José Nakens: «nos trae a la memoria algunos de los olvidados episodios de nuestra pasada vida monacal». Y también, refiriéndose a Nakens, afirmaría: «cuya obra anticlerical pudo un día perturbar nuestro «dulce» sedentarismo del convento». Y sigue diciendo: «Durante nuestra vida de claustro, sólo una vez oímos pronunciar el nombre de don José Nakens».
Al parecer, mientras María estaba en el convento, la superiora del mismo recibió un paquete anónimo con estampas de santos junto a un ejemplar del periódico anarquista El Motín. En él se incluía una litografía que representaba un gran festín anticlerical, en el cual a los comensales se les servía «chuletas de monja rolliza y solomillo de fraile cebón, según rezaba la etiqueta de las cacerolas». La madre superiora comunicó aquella broma de mal gusto al superior de los dominicos, el padre Atanasio, confesor de dicho convento.
No sabemos cuándo abandonó María el convento, pero lo hizo, y no solo físicamente. Después, hacia 1915, conocerá a José Alarcón Herrero, y su vida dará un giro de 180 grados. Se unieron como pareja sentimental, nunca llegaron a casarse oficialmente, y no tuvieron hijos. Parece evidente que el mismo Alarcón fue quien le habló de José Nakens, el director de El Motín que tanto había perturbado la vida monacal, con el cual compartió amistad y días de prisión en la cárcel Modelo de Madrid. Pero, ¿quién es el Alarcón que conoce María Cambrils? ¿Cómo es ese hombre que va a cambiar tanto su vida y sus ideas?
José Alarcón Herrero nació en Jumilla en 1872, aunque muy pronto quedó también huérfano de padre y marchó a Valencia, en donde ya se le conoce en 1891 en los ambientes republicanos y revolucionarios. Formó parte de la partida levantada en Pedralba, el 8 de septiembre de 1896, y por ello fue condenado a tres años y cinco meses de prisión en el penal de San Agustín de Valencia por atentado contra el gobierno y detención ilegal.
En 1901 ya destaca en Valencia por su activismo anarquista, participando en un mitin, a principios de abril, para pedir la expulsión de las órdenes religiosas. Dicho acto estuvo presidido por Blasco Grajales, y en él tomaron la palabra, junto a Alarcón, Ferrer, Urbea, March, Payá y Pardo, Rodrigo Soriano y Blasco Ibáñez.2 En octubre de dicho año participó en otro mitin con manifestación, contra los abusos que habían padecido los obreros de La Coruña. Junto a su nombre aparecen otros como J. García, Juan Mínguez, Eduardo Guillar y Serrano Clavero, quienes fundarán el grupo Solidaridad Internacional.3 Según los trabajos publicados en la web Alacant Obrer estos miembros, junto a Alarcón, protagonizaron el discurso anarquista valenciano de principios del siglo XX creando núcleos ácratas como El Independiente o Federación Obrera. Estos grupos, junto a sus medios de comunicación, se caracterizaban por su postura crítica contra el socialismo y el republicanismo.4
En Valencia vivía en aquellos años un José Alarcón casado con Josefa Herro. Debe tratarse de la misma persona, como nos lo indica un incidente sucedido cuando ambos intentaron registrar civilmente a su hijo y el juez rehusó ponerle el nombre que quería su padre, Angiolillo, pretextando que era nombre extranjero. Y sí lo era: el del periodista y anarquista italiano ejecutado mediante garrote vil en 1897, después de haber asesinado al Presidente del Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo. Al fin eligieron un patronímico (sin santo patrón) no menos libertario: Progreso.5 No sabemos a ciencia cierta si este era nuestro personaje, pero es muy probable que sí lo fuera.
A principios de 1902 Alarcón escribe en El Porvenir del obrero de Mahón celebrando el gran movimiento obrero en Valencia, y dando noticia de la aparición, para el primero de febrero, del primer número del periódico La Humanidad Libre.6 Existían entonces en la ciudad, según Alarcón, cuarenta y siete sociedades con dos Centros Obreros, y comenzaba a arraigar el movimiento social femenino a través de un grupo de jóvenes trabajadoras que iban a impulsar la mencionada publicación.7
El propio Alarcón fundó y dirigió en Valencia un semanario anarquista cuyo primer número saldría en junio de 1902.8 Se trataba de El Corsario, un periódico ácrata y sociológico en el que colaboraban reconocidas plumas de las reivindicaciones obreras como las de T. Ros, María Losada, Soledad Gustavo, Anselmo Lorenzo, Charles Malato, Ricardo Mella, López Rodrigo, Juan Ortega o Leopoldo Bonafulla. El semanario fue perseguido y censurados por las autoridades y su director Alarcón hecho preso, hasta que en septiembre de 1903 dejó de publicarse definitivamente, al igual que otros medios anarquistas del momento como La Antorcha Valentina, El Palleter, La Barraca o La Lucha. En mayo de 1904 José Alarcón fue detenido de nuevo por delito de excitación a la sedición, y por no comparecer en el juzgado se le declaró en búsqueda y captura. Quizá fuera éste el principal motivo de su marcha a Madrid, donde ya le tenemos localizado en 1906.
Sus artículos periodísticos de carácter político se hicieron muy famosos en los ambientes anarquistas, utilizando el seudónimo de «Palmiro del Campo». Colaboró, y dirigió en algunos casos, en numerosas publicaciones, como El Cosmopolita (1901), La Alarma (1901), El Proletario (1902), Productor (1902-1906), El Trabajo (1902-1906), La Huelga General (1906), La Luz del Obrero (1906), Luz y Vida (1906), Nuevo Oriente (1906), La Tramontana (1907), Salud y Fuerza (1907) o La Voz del Cantero (1906).
El 24 de febrero de 1906, siendo director del semanario La Huelga General, fue detenido y encarcelado en Madrid «por delito de lesa majestad que el fiscal ha creído ver en un artículo publicado en dicho periódico».9 Aunque se trataba de un delito de imprenta lo encerraron en una celda común, hecho que criticó el periódico El País. Más problemas aún le ocasionó la difusión de un folleto en La Voz del Cantero bajo el título «La esclavitud moderna»,10 por el que se le procesó acusado de injurias a la Policía y al Ejército.11
En El Porvenir del obrero volvió a publicar un artículo en octubre de 1906. En éste dejaba la siguiente sentencia:
Para la conquista y afianzamiento de la libertad individual se necesita del esfuerzo colectivo. Sin el auxilio de las colectividades no es posible llegar, no se llegará nunca, a la integral liberación del hombre.12
El 5 de noviembre de 1906 Alarcón seguía en la celular de Madrid, ahora ya en el departamento de presos políticos. Hacía ocho meses que estaba detenido y pendiente del juzgado de la Concepción de Barcelona, acusado de injurias al rey. Por tanto, Alarcón no entró en el cupo de los periodistas indultados por las injurias a la monarquía y seguía condenado a ocho años de prisión.13 Estuvieron encerrados por el mismo delito, José Nakens, Ferrer, Mata, Acevedo y Bermejo. Desde la cárcel modelo de Madrid volvió a escribir a finales de diciembre, quejándose del papel político y social de los republicanos, acusándoles de farsantes.14
A finales de diciembre fue trasladado a la prisión celular de Barcelona, donde se le había de juzgar por otro delito de lesa majestad por un artículo publicado en el desaparecido Productor. Allí, en la celda 416 de la 4ª galería, podía recibir las comunicaciones de sus compañeros. Detenido de nuevo en Madrid en abril de 1907, Alarcón estuvo preso junto a Pedro Barrantes. Éste escribe, a su salida, un artículo en El País con el título irónico de «Mi veraneo», en el cual cuenta los días que pasó encarcelado junto a Alarcón, Cueto, Sola y Fernández: «cuatro libertarios, todos pendientes de causa». Sobre el oficio de Alarcón da una pista Barrantes, pues lo caracteriza como obrero albañil y lo describe así:
De espíritu de fuerza inquebrantable, como todos los enamorados del ideal, prosigue impertérrito su ruda tarea sin preocuparse de sí mismo, con la vista fija en la estrella que brilla con luz inextinguible en el fondo de su horizonte. Alarcón posee una inteligencia clarísima, una viva percepción de pensamiento, una memoria poco común, y se explica con facilidad y elocuencia. Escribe muy bien, y sus artículos y folletos resultan pletóricos de doctrina sana, profunda y esencialmente libertaria. Conoce perfectamente a Reclús, Kropotkine, Gorki, Grave, Lorenzo, Prat y Mella. ¡Oh, si hubiera en España muchos obreros como José Alarcón!15
Tras su liberación de la cárcel de Madrid, seguían pendientes aún las causas en los tribunales de Barcelona, que le reclamaban desde el mes de abril de 1907. Al poco tiempo ingresó de nuevo en la prisión de Barcelona, desde donde escribió el 14 de agosto un artículo en contra de Lerroux y sus ataques a Solidaritat.16 En la celular de Barcelona se hizo muy famoso Alarcón leyendo escritos de Nakens y Concepción Arenal a los presos. En los ámbitos obreros se le tenía por un mártir de la ley de enjuiciamiento. Allí recibió la dura noticia de que se le condenaba en firme a cuatro meses y un día de arresto por sus opiniones escritas y publicadas sobre los malos tratos que recibían los presos de la cárcel de Sestao. Estuvo entrando y saliendo de la prisión de Barcelona y recaló de nuevo en la de Madrid, hasta su excarcelación definitiva en mayo de 1908 gracias a las gestiones del abogado Eduardo Barriobero. La situación carcelaria de Alarcón la resume muy bien El País:
El Sr. Alarcón ha estado preso por delitos de imprenta preventivamente en Madrid y en Barcelona. Cuando estaba detenido en Madrid se le llamaba a declarar a Barcelona, no podía ir, naturalmente, ni se enteraba del llamamiento, hasta que le llevaban en conducción. Así ha estado más de un año entre Madrid y Barcelona para ser, al fin, absuelto. Es esta una nueva prueba del desprecio en que se tiene la personalidad humana.17
En un periodo de libertad, a finales del mes de febrero de 1908, escribió en El País una carta al magistrado de Barcelona señor Ibáñez, quien lo reclamaba mediante un edicto. Alarcón se encontraba en Madrid, viviendo en el segundo piso del número 3 de la calle Sombrereros. Reconocía que había estado por tres veces en la celular de Barcelona por delitos de imprenta, pero que su caso ya estaba sobreseído por sentencia del tribunal. También alegaba que hacía ya algunos meses que había dejado de escribir para la prensa obrera.18
El 1 de julio de 1908 José Alarcón Herrero se afilió a la Agrupación Socialista de Madrid, tenía 35 años de edad y su oficio era el de repartidor de periódicos. En una carta de 27 de julio pidió un puesto en el Partido Socialista Obrero Español, haciendo constar que procedía de las filas del anarquismo pero que ahora quería unirse a la causa obrera y al socialismo sindicalista.19 Por tanto, pasaba entonces Alarcón del anarquismo al socialismo, apartándose del primero por utópico y porque, según él, la táctica del anarquismo había sido negativa y sus procedimientos suicidas. Reconocía ahora, igual que su compañero José González Nieto, que «el anarquismo es una rama torcida del Socialismo».20
Al contrario que María Cambrils, que será su compañera hasta el final, Alarcón escribió pocos artículos en El Socialista, sólo algunas notas breves sobre el obrerismo de Madrid. Pero uno de ellos merece ser reseñado pues en él ofrecía sugerencias para que el periódico llegase a ser de tirada diaria. Alarcón aportaba algunas ideas para recaudar dinero: una rifa internacional de un lote de libros, editar un número extraordinario de El Socialista, y recurrir al teatro con representaciones de obras revolucionarias de autores como Morris, Ibsen o Gorki.21 En 1933 publicará dos lúcidas reflexiones sobre política internacional, a las que nos referiremos más adelante.
En 1910 escribió dos artículos de opinión para la revista Vida Socialista.22 En 1911 José Alarcón era obrero municipal de Madrid, del grupo de Limpieza y Riego. Ante la huelga obrera de la capital, Alarcón, como presidente de la junta directiva de los obreros municipales, colaboró en El País para dejar patente que no habían tomado ningún acuerdo, y menos conjunto, con la Sociedad de albañiles El Trabajo, impulsora de la huelga.23
Después de este período debió de trasladarse de Madrid a Valencia. Como dijimos, hacia 1915 se conocieron María y Alarcón, ella tenía 38 años de edad y él 43. María, que hasta ese momento de su vida sólo había frecuentado los círculos católicos por influencia familiar y vocación, comenzó a interesarse por el socialismo gracias a las conversaciones que mantenía con su amiga y vecina de la calle Corset de Valencia, Natividad, esposa y compañera de un obrero de los ferrocarriles llamado Santiago Borricón. Según María, Natividad fue la primera que le habló del ideal socialista, y quien la introdujo en las lecturas de Marx, Ruskin, Jaurès, Pablo Iglesias y Bebel. De todos ellos, el último será el que será el ideario feminista de María.24
Tras este primer contacto con el socialismo, de mujer a mujer, se va a producir uno aún mayor, el que va a tener con José Alarcón, su pareja sentimental. Los dos ya viven juntos en 1924 y, con ellos, su anciana madre Andrea Sendra, domiciliados en la calle Norte de Valencia. Así pues, desde 1916 en que Natividad abandonó Valencia, José Alarcón va a ser el artífice del cambio ideológico de María, como ella misma lo dejaría anotado años más tarde:
Han sido los dulces consejos y las templadas réplicas de nuestro compañero, primero, y los libros socialistas, después, lo que ha producido en nosotras una inquebrantable adhesión al socialismo, el Ideal de redención por el que estamos dispuestas a toda clase de sacrificios. (…) Una constante predicación con el buen ejemplo por parte de nuestro compañero, que procura vivir la vida socialista y proceder de acuerdo en lo posible, con la moral de sus ideas, moral que ha logrado transfusionar a nuestro espíritu.25
Sin estudios reglados (que sepamos), y por tanto de manera autodidacta, María devora libros y publicaciones socialistas. De la lectura debió nacer su afán por escribir, ¿pero cuándo? ¿En qué momento comenzó a hacerlo y con qué base educativa? ¿La ayudó Alarcón en esta faceta, por qué? Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas. Y aún más, ¿de qué trabajaba María? ¿Dónde se ganaba la vida Alarcón, que según el padrón disponía de 3.360 pesetas de renta anual como «empleado»? Ella misma informa en uno de sus artículos que no cobra por ellos, nada extraño considerando que todas las publicaciones con las que colabora son muy precarias económicamente, la mayoría órganos de distintas agrupaciones socialistas (El Mundo Obrero, de Alicante; El Obrero de Elche, El Popular de Gandía; El Pueblo (en Valencia y Salamanca, El Obrero Balear, Revista Popular, etc.). Ni siquiera el más difundido, El Socialista, pudo suponer ninguna fuente de ingresos para María. Todo lo contrario: sus aportaciones económicas para la compra de una imprenta propia y la reconversión en diario fueron constantes, incluyendo los beneficios de su libro Feminismo Socialista. Lo que sí se detecta en algún escrito es su malestar porque en ocasiones se le haya negado el derecho de reproducción de parte de artículos firmados por otros (generalmente para rebatirlos, era una gran polemista) cuando los suyos sí se reproducían sin problemas. No se trata, obviamente, de una reclamación de derechos de autor, ya que sus intereses nunca fueron mercantiles.
Volviendo a la influencia ideológica que Alarcón pudo ejercer sobre la escritora, es evidente que María atesoraba un bagaje de lecturas propio, siempre ligado a su anterior vida conventual. Para ella había dos libros de consulta muy apreciados: la Biblia y las Cartas de Santa Teresa de Jesús, sus dos códigos morales. Pero el tercer texto en importancia era El Capital de Marx, según ella «el Cristo del siglo XIX». Su biblioteca era modesta, de poco más de un centenar de volúmenes, pero muy escogida. Entre algunos de sus libros podemos destacar: La Enseñanza, del arzobispo Cambra; Cartas a un señor y Cartas a un obrero, de Concepción Arenal; El Evangelio del Pueblo, de Robert Lamennais; Della dignitate de la Republicae, del obispo italiano Marco Jerónimo Vida; Meditaciones, de San Francisco de Asís; Flores poéticas y Musa décima, de sor Inés de la Cruz; o El Criterio, de Jaume Balmes.
La gran presencia de textos religiosos y su lectura sólo puede deberse a su pasado conventual, pero también le sirvieron para fomentar y mejorar sus posteriores planteamientos anticlericales. Porque, al fin y al cabo, «no hay moral superior a la moral cristiana, ni política más honrada y conveniente que la política socialista». Para la nueva María Cambrils, la moral cristiana moderna no tenía nada que ver con la esencia ideal que formuló «el Crucificado».26 Y el comportamiento interesado de curas, monjas y frailes, tampoco, como ya había quedado claro en un curioso artículo publicado en El Socialista dos años antes, el veinticinco de febrero de 1925, bajo el título «El sueño de una mujer práctica».27
Así, María se convertiría, a partir de 1924, en una de las firmas habituales del periódico, una de las pocas mujeres que decían la suya junto al mismo Pablo Iglesias, Besteiro, Saborit, Indalecio Prieto o Largo Caballero. Maneja un léxico sumamente personal y una prosa no exenta en ocasiones de sentido del humor, pero muy contundente, sin miedo a la confrontación dialéctica sean sus contrincantes hombres o mujeres, «consagrados» o desconocidos. Unas son «sabias de cíngulo y de pan comer», otros «clerocatequistas» o «gansos de pluma estilográfica». Marañón es «pigmeo y liliputiense» y el doctor Bartual, además de los artículos correspondientes, pareció merecer réplica más amplia en un folleto a parte que María anuncia en mayo de 1928 pero del que no conocemos más.
El periódico derechista El Debate sería objeto también de la indignación de Cambrils. El veintiuno de diciembre de 1925, El Socialista reproducía la foto del entierro de su fundador, así como numerosos artículos de condolencia. Entre ellos, el siguiente:
Justamente indignada por la impiadosa conducta de la Redacción de El Debate ante el todavía insepulto cadáver del llorado maestro Pablo Iglesias, nuestra correligionaria de Valencia María Cambrils ha remitido al órgano del comunismo negro el siguiente despacho: «Redacción. Debate. Madrid
Siempre nos repugnaron las hienas, por su propensión a escarbar en las tumbas, ¿y no habíamos de sentir igual repugnancia con respecto a los que, faltos de todo espíritu cristiano, remueven los yertos despojos del hombre austero, del honrado adalid de los trabajadores, el justo y admirado Pablo Iglesias?
Ante la actitud anticristiana de los discípulos de Loyola cabe decir con el poeta «Ni aún en la paz de los sepulcros creo». María Cambrils.
EL SOCIALISMO EN PEGO Y LAS INFLUENCIAS DE CAMBRILS Y ALARCÓN
La Agrupación Socialista de Pego se fundó en abril de 1925, siendo la primera que se creaba en la comarca alicantina de la Marina Alta. María Cambrils conocía a varios miembros de la agrupación y les felicitó desde Valencia por su creación. La invitaron para que pronunciase una conferencia en la localidad junto a su compañero Alarcón e Isidro Escandell, pero finalmente sólo será Alarcón quien dirija unas palabras a los nuevos socialistas de Pego.28 María escribirá, eso sí, unas palabras en El Socialista:
En Pego se ha llegado hasta obligar a formar en rebaño para gritar: «¡Viva Maura, nuestro diputado! ¡Viva Jorro, nuestro salvador!» y hasta se ha besado las manos del primero de tales señores como prueba de adhesión del caciquismo pegulense, ese mismo que labora en la sombra para evitar que los trabajadores se organicen en Agrupación Socialista y Sociedades de defensa contra la explotación.29
Un par de meses después, el 14 de junio, se creó la Sociedad de Trabajadores de Oficios Varios como sindicato de la Agrupación Socialista.
No obstante, reinaba en Pego una gran tradición religiosa y católica, y el caciquismo dominaba la esfera política representado por Juan Torres Sala. Así pues, las agrupaciones obreras tenían muchas dificultades para prosperar. Frente a la escasa unidad obrera existían numerosas organizaciones de carácter católico como El Bataklán, la Conferencia de San Vicente de Paúl o el Sindicato Católico Femenino, también conocido popularmente como el Sindicato de la Aguja.
A finales de 1925 se crea en Pego la Sociedad Feminista la Defensa, inserta en la Sociedad de Trabajadores de Oficios Varios. La crisis de trabajo y las tensiones entre obreras y patronos eran el caldo de cultivo de una reacción más política que social. Los patronos de la naranja estaban despidiendo al personal asociado en los sindicatos obreros para colocar a los no asociados y forasteros, con el fin premeditado de dinamitar la cohesión. Ante esta situación, las obreras, presididas por Rosario Pons, presentaron las siguientes demandas a los patronos:
1. Los comerciantes se comprometen a emplear en los trabajos que de ellos dependan a todo el personal asociado.
2. Cesará en absoluto el maltrato que los trabajadores asociados son objeto de los patronos, considerándolos como a seres inferiores a si mismos; no profiriendo palabras y calificativos como los que hasta hoy han empleado. Cuando falte a esta cláusula algún encargado, el dueño lo despedirá en el acto, y de no hacerlo se entiende, se hace solidario.
3. Los comerciantes que no han pagado los jornales al precio que se estipuló en la reunión última, tenida en la alcaldía, ante las autoridades, cuyo acuerdo fue con diez céntimos por bajo la tarifa presentada por los trabajadores, se obligan a pagar las sumas que por ello adeuden a los trabajadores.
4. Las horas de trabajo nocturno así como en los domingos y días festivos se pagarán con el cincuenta por ciento de aumento o sea a tiempo y medio, según dispone la ley en su art. 5º y siguientes, pero esto no significa la obligación por parte de las trabajadoras para ejecutar solo aquellos que la ley tolera.
5. Cuando algún asociado faltase a las leyes el dueño o encargado de este en el trabajo lo pondrá en conocimiento del delegado o delegada que en cada trabajo tiene la sociedad, para que estos lo comuniquen a la comisión encargada de solucionar dicha falta.
6. Bajo ningún concepto se podrá despedir definitivamente del trabajo a ningún asociado ni darle dos días de tiempo para que se busque colocación; igualmente procederán los obreros asociados para dejar el trabajo debiendo abonar esos dos jornales el que faltare a esta cláusula.
7. Cuando se quieran modificar algunas de las condiciones establecidas o añadir otras nuevas se avisará con ocho días de anticipación por la parte que quiera introducirlas o modificarlas, a la otra parte contratante.
8. Los precios que se acordaron en la primera reunión son los siguientes con diez céntimos de rebaja:30
Encajadoras de 1ª y cortadoras (huerto) | 2,50 pts |
Encajadoras de 2ª | 2,25 pts |
Tiradoras de caja y triadoras | 2,00 pts |
Clasificadoras (según tamaño) 1,75 pts | |
Empapeladoras 1ª | 1,50 pts |
Empapeladoras 2ª | 1,25 pts |
Empapeladoras 3ª | 1,00 pts |
Ante esta iniciativa, María Cambrils escribirá: «Las mujeres de Pego inspiradas por el ideal socialista, se han organizado, y gracias a su organización han podido elevar sus salarios y conseguir que sean tratadas como personas respetables por sus patronos: los comerciantes y exportadores de frutas embaladas».31
María y Alarcón visitaban Pego en algunas ocasiones, sobre todo en verano, pues allí tenían algunos familiares. Desde su residencia en Valencia, en la calle Norte número 2, siguen con entusiasmo todas las noticias referentes a la vida social y política del municipio, como el auge del socialismo local que estaba imprimiendo el joven médico Carlos Guitart. Pero por esta época ella estaba centrada en la edición de su libro Feminismo Socialista, que saldría a la luz en Valencia en el otoño de 1925. Además, tenía alojados en su casa a dos chicos pobres abandonados de Madrid.32
Su mayor producción como articulista se detecta también en ese año, 1925, tanto en El Socialista como en otras publicaciones obreras. En los dos años siguientes disminuye notablemente la frecuencia de sus columnas y la primera colaboración de 1928, titulada «De nuevo en la palestra», arranca diciendo: «Después de dos largos años de ostracismo…». No alcanzamos a interpretar tal comentario, y cuáles fueron las causas de ese «ostracismo», término que también utilizaría Alarcón unos años más tarde al retirarse de la liza política por graves desavenencias internas en la agrupación de Pego. ¿Tuvo también María problemas que la apartaron de las páginas de El Socialista? ¿O más bien fueron imposiciones externas las que le impidieron publicar? No hay que olvidar la férrea censura de prensa durante la Dictadura de Primo de Rivera, que expurgó las galeradas de las publicaciones no afines produciendo en sus páginas aquellos espacios en blanco tan significativos. Aunque también hay que anotar que nuestra autora no se ocupaba habitualmente de los temas que más parecían molestarle al régimen en aquel momento, casi todos relacionados con la política exterior (Marruecos y la guerra del Rif).
Volvamos a Pego. La proclamación de la República el catorce de abril de 1931 significó un nuevo marco político que favoreció la proliferación de las sociedades obreras, aunque el pueblo seguía siendo en su mayoría católico y conservador.
En noviembre de 1931, un grupo de mujeres pidió la entrada en la Sociedad de Trabajadores de Oficios Varios. Pusieron tres condiciones: ser consideradas como una sección de oficio con una cuota de cincuenta céntimos mensuales, formar un registro aparte de la sociedad y recibir auxilio y adoctrinamiento por parte de dicha sociedad. La asociación de mujeres tomó el nombre de Sindicato de Obreras de Oficios Varios, siendo su presidenta Rosa Pérez Cots.
La Sociedad de Trabajadores de Oficios Varios se afilió a la UGT de Madrid en febrero de 1932, momento en que se declararon los tres días festivos en el pueblo: el día de la Sangre (fiestas patronales de julio), el 1 de noviembre y el 26 de diciembre. Una mujer presentó al ayuntamiento una propuesta para cambiar el día 26 por el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, pero la sociedad no estaba de acuerdo. Las mujeres en Pego seguían siendo profundamente católicas. No obstante un grupo de ellas, aunque poco nutrido, pidió una bandera para la sección feminista con vistas a la fiesta del primero de mayo de aquel mismo año.
En abril de 1933 un grave acontecimiento sacude los cimientos del Pego socialista, la muerte de su joven líder el médico Carlos Guitart. Al entierro acuden desde Valencia María y Alarcón, regresando después a la capital. En el semanario de la agrupación socialista de Alicante El Mundo Obrero se publicaba también una crónica describiendo el homenaje rendido al llorado doctor con ocasión de la fiesta del 1 de mayo. Bajo el título «Pego redimido. El Primero de Mayo», se dice entre otras cosas:
De entre la enorme concurrencia, veíamos destacarse la figura de nuestra vieja y veterana correligionaria María Cambrils, de Valencia; aquella mujer de hierro que en los tiempos heroicos, en plena dictadura, abordaba los problemas socialistas y los del feminismo con toda la decisión de su pleno convencimiento en la justicia del Socialismo. Modesta y enemiga de exhibiciones innecesarias, procuraba ocultarse a la vista de todos sus paisanos, con los que gozaba, indudablemente, de tan magno espectáculo.33
Pero sabemos que ya el doce de agosto de ese mismo año Alarcón pidió al Ayuntamiento ser declarado vecino, junto a su cónyuge María Cambrils, instalándose en la calle del Salvador o carretera de Adsubia. El día cinco El Socialista había publicado un suelto titulado «Cambio de Residencia»:
Nuestros estimables correligionarios María Cambrils y José Alarcón, ambos actuantes activos y veteranos en los cuadros de lucha de la pura democracia socialista, han fijado su domicilio permanente en Pego, importante pueblo de la provincia de Alicante. Motivos de salud en ambos, un tanto imperiosos, les han obligado a dejar definitivamente Valencia.
Estos viejos camaradas se ofrecen desde su nuevo hogar a todos los correligionarios, periódicos del Partido, Agrupaciones Socialistas y Asociaciones afectas a la gloriosa y siempre boyante Unión General de Trabajadores de España.
Dirección (a cualquiera de los dos nombres): Carretera de la Adsubia, altos de la fábrica de artículos de cemento armado. Pego (Alicante).34
Como vemos, ya en 1933 se describía a María como «veterana y vieja». Posiblemente el entusiasta corresponsal en Pego de ambas publicaciones fuera la misma persona.
Anteriormente, en julio de 1928, ya habían intentado recalar en Pego, pues Alarcón llegó a comprar una casa en la calle San Agustín. Esa casa pertenecía a la pegolina María Rosa Siscar Sastre, la misma que después de salirse de monja del convento de Valdepeñas vivió unos meses del año 1927 refugiada en casa de María y Alarcón en Valencia. Pero dicha casa la volvió a vender Alarcón, tan sólo un año después de su compra, a Salvador Moll.
La instalación definitiva en Pego, en agosto de 1933, va a deparar caminos muy distintos para los dos, aunque ambos se afilian inmediatamente a la Agrupación Socialista local. Según El Mundo Obrero José Alarcón fue uno de los tres representantes de Pego en el Congreso Extraordinario de la Federación de Agrupaciones Socialistas de la Provincia de Alicante. La agrupación entonces, según la misma fuente, contaba con 190 afiliados.35
María, enferma de diabetes, se desvincula de toda actividad política y periodística. El que parece ser su último artículo se publicó el 26 de octubre de 1933 en el semanario socialista de Gandia El Popular.36 Probablemente pocos familiares conocían la faceta política y escritora de María, y menos aún el resto de los vecinos de Pego. Su presencia, debilitada todavía más por la enfermedad que padecía, debió de pasar inadvertida para muchos pegolinos. En cambio, en Alarcón renace su espíritu político combativo y por eso se va a convertir en un enérgico activista de la causa socialista local. Aunque la demostración de que continuaba interesándose por la política nacional e internacional está en dos de sus artículos publicados en El Mundo Obrero. El primero se titula «La Paz Armada» y en él se manifiesta por la supresión del ejército alertando de las maniobras del general Sanjurjo y de una posible rebelión contra la República.37 El otro, bajo el título «El timo del pacifismo», se dedica a analizar la Entente Cordiale calificándola de timo imperialista ya que está seguro de las intenciones poco cordiales de Hitler y Mussolini.38
Una de las primeras actuaciones políticas de José Alarcón en Pego tuvo lugar en noviembre de 1933, cuando fue nombrado vocal ejecutivo para el Jurado Mixto menor de la naranja. Por estas fechas intentó presentarse a las elecciones para diputado en Cortes siendo sus mandatarios algunos de los más destacados socialistas de Pego, como el alcalde Aquilino Barrachina, Fernando Monzó, Fernando Ramus o Pedro Alemany. En las elecciones del día 19 el Partido Socialista obtuvo en Pego 1.234 votos.
A inicios de 1935, con la alcaldía en poder de la Derecha Regional Agraria, se suscitó una acalorada discusión en torno al cambio de nombres de calles. A petición de los vecinos y del propio ayuntamiento se cambió el nombre de la calle Pablo Iglesias a su antigua denominación de La Paz, «porque aquel nada representa para la villa y todo el pueblo la conocía por este último nombre». Así mismo, se sustituyó el nombre de la calle Fernando de los Ríos, «vista la campaña antipatriota que realiza dicho señor en el extranjero», por el de Lope de Vega en conmemoración de su centenario. También se sacó a la luz un escrito de protesta que José Alarcón había presentado al ayuntamiento en el cual acusaba a éste de haber cambiado la calle Carlos Guitart a su antigua denominación de calle Nueva. Ante este escrito, el alcalde escribió a Gobernación lo siguiente:
Que el individuo reclamante a V.E. es sujeto de ideas extremistas del socialismo, militante activo y excitador en cuantas algaradas, motines o sucesos desagradables se han producido en esta villa, a pesar de no ser hijo de ella y si vecino únicamente desde hace año y medio; figura como directivo de la llamada Casa del Pueblo, hoy clausurada, siendo uno de los detenidos y procesado por el Juzgado Militar de Alcoy, hoy en libertad, con motivo de los sucesos acaecidos en la madrugada del 7 de octubre en esta población.
Que la pacificación espiritual que propugna el Sr. Alarcón se ha llevado a cabo desde que se clausuró la dicha Casa Socialista y desapareció de la Alcaldía el que era juguete del sentir y decir de los extremistas de allí, cual el reclamante. Y que el más importante sector político local no es afortunadamente para la quietud social de la villa, el socialismo extremista e inquietante en el que milita el denunciante, pues en las últimas elecciones celebradas, obtuvieron 1.084 votos, contra 2.600 de las Derechas.39
Los encontronazos entre el alcalde derechista Eduardo Sendra y Alarcón fueron constantes. Así, en junio de 1935, cuando Alarcón era representante de la comisión mixta inspectora de la Oficina Local de Colocación Obrera y de defensa contra el paro, expuso: «Que no ejerce su cargo de vocal, legítima y legalmente concedido, porque la alcaldía se ha opuesto con argucias de mala ley a que se la de posición, según tiene ordenado el delegado provincial del Ministerio de Trabajo».40
Tras las elecciones de marzo de 1936, Alarcón –secretario de la Casa del Pueblo– entró a formar parte de la Comisión Gestora del ayuntamiento por parte del partido socialista con los cargos de gestor/síndico, gestor del Consejo Local de Primera Enseñanza, del Paro Forzoso, secretario de la Casa del Pueblo, Comisión de Hacienda, Comisión de Personal y Comisión encargada de la substitución de las religiosas del Asilo por enfermeras laicas. Sobre este último cargo se pronunció Alarcón el dieciocho de marzo de la siguiente manera:
Solicita la palabra el Sr. Alarcón para manifestar que no se han de realizar otras obras más que las necesarias de acuerdo con la Junta (designada juntamente) con dos Maestros Nacionales según lo ordenado por la Superioridad, aprovechando el local donde ya se dan las clases a las niñas por las monjas, y a caso la parte alta del edificio que son desvanes que no perjudican para nada el fin para que ha sido creado el edificio, y en cuanto a la propiedad que se alega no pertenece al Ayuntamiento ya se estudiará si ello es así. Por la Presidencia se manifiesta; Que entiende solo deben aprovecharse del Asilo lo que actualmente es Escuela de niñas, habilitando si es necesario el antiguo local en la calle del Hospital. Y después de más amplio debate la Comisión Gestora se pronuncia por dictar el siguiente acuerdo: Que tanto la proposición como el escrito leído queden a estudio de la Comisión de Obras y de la Comisión compuesta por el Sr. Alcalde, vocal Alarcón y Maestros Nacionales Manuel Giner y Purificación Solbes.41
El espíritu combativo de Alarcón se acrecienta ante la conmemoración del 14 de abril de 1936, cuando pide: «Que debe solemnizarse con el máximo esplendor y boato ya que en los dos años pasados, no se han preocupado de hacer resaltar la gloriosa fecha».42
Más notoria fue su defensa del expediente disciplinario que la Comisión Gestora encargó en marzo de 1936 para destituir a los funcionarios del ayuntamiento considerados miembros de la derecha:
Que puede asegurar la certeza de las manifestaciones contenidas en el escrito de que se trata y a que se refiere la sesión del 18 de los corrientes, los cuales no han calumniado a nadie, antes al contrario y le consta de ciencia propia porque cuando el que habla fue detenido por defender la República en el mes de octubre de 1934 y atado fue llevado a la cárcel algunos de los funcionarios que recurren se reían y se solazaban de verle; por tanto estima que si afirman que son republicanos lo son de boquilla pero no de corazón y que no debe hacerse caso del escrito.43
Su cometido en la secularización del Asilo, que se llevó a cabo en mayo de 1936, recibió fuertes críticas de la derecha, como manifiesta el mismo Alarcón en sesión plenaria de dos de mayo:
Que procede en este momento salir del paso de la campaña difamatoria que se está realizando por elementos derechistas contra dichas enfermeras y el Asilo de que en la actualidad estar peor atendidas con más gasto para el Ayuntamiento, y peor comida para los asilados que cuando lo ocupaban las monjas, y tiene que hacer constar de una manera solemne que ello es un magnífico embuste ya que nunca se ha estado mejor en el Asilo que en estos momentos donde se come admirablemente y son tratados los pobres que acuden con solicitud y cariño, debiendo hacer constar además que muchas subsistencias del Asilo (a las horas de comer digo) en la época religiosa desaparecían por anormales infiltraciones; y que deben todos los señores gestores personarse en el Asilo a las horas de comer para cerciorarse de estas manifestaciones y dar un rotundo mentís a la campaña de que se trata.44
El anticlericalismo de Alarcón se mostró de nuevo días después ante la propuesta de prohibir los toques de campana y los enterramientos católicos, manifestando: «Que hace protestas de laicismo, estima que acaso perjudicaron estas medidas, ya que entiende que lo que antes hay que hacer es que los ciudadanos se hagan laicos y no acudan a la Iglesia en sus cuitas».45 Hasta se atrevió Alarcón a intentar suprimir las fiestas patronales del mes de julio de 1936.
En donde sí encontró la oposición hasta de su mejor amigo, el alcalde socialista Aquilino Barrachina, fue en el proyecto de autonomía del País Valenciano. Alarcón apoyó en el mes de mayo la adhesión del ayuntamiento al proyecto de Estatut, y en julio pidió la colaboración con el partido Esquerra Nacionalista Valencia y Nova Germania, para adherirse a la soberanía del País Valencià y del Estatut Valencià, que ha de ser la «Lley que el poble se don». Paradigmático el caso de un «nuevo valenciano» más autonomista que buena parte de la propia población nativa.
Es en estos momentos cuando Alarcón ocupa el cargo de alcalde, mientras su compañero Barrachina es el presidente de la Comisión Gestora. La guerra está a vuelta de la esquina. Pocos días antes de la sublevación Alarcón fue víctima de un engaño por parte de un importante elemento derechista local, el cual le hizo bajar del ayuntamiento a la plaza ante una aglomeración de jóvenes derechistas que estaban alborotando. Aunque era reacio a hacerlo, acudió para intentar calmar los ánimos, y en ese momento se realizaron algunos disparos que hicieron temer por su vida. Como explicamos antes, la actuación de Alarcón en la destitución de algunos subalternos y funcionarios del ayuntamiento del bienio negro le habría situado en el centro de todas las iras. En la sesión plenaria del diecisiete de julio había propuesto: «que el Ayuntamiento solicite del Gobierno de la República la derogación de la Ley Municipal de 31 de octubre de 1935, especialmente en la parte que afecta al Estatuto de Funcionarios que ampara la estabilidad de los enemigos de la República».46
Tras el levantamiento militar contra la República del 18 de julio de 1936, Alarcón fue gestor del Comité Ejecutivo, con funciones en el Consejo Local de Primera Enseñanza y en el Comité de Socorro Rojo Internacional. Pero el nueve de diciembre de 1936, encontrándose sin poder ni voto en las diferentes sindicales y organizaciones políticas, presentó la dimisión como gestor, aunque no le fue admitida. El veintidós de enero de 1937 se disolvieron los Ayuntamientos y Comisiones Gestoras y se constituyeron los Consejos Municipales. Antes de su constitución efectiva, que sería el 4 de marzo, tuvo lugar un auto de procesamiento de diferentes elementos derechistas del pueblo, en el cual Alarcón ejerció gran protagonismo. Como ha analizado Teresa Ballester, entre julio y agosto de 1936 se produjo en Pego la detención de veintitrés personas que supuestamente habían participado en la sublevación militar contra la República. En octubre de 1936 fueron trasladados a Alicante para ser juzgados, aunque en dicho traslado los milicianos encargados de su custodia mataron a cuatro de ellos en El Campello.47 Los juicios se celebraron en febrero de 1937 en el Tribunal Popular de Alicante, apareciendo en los dos sumarios las declaraciones de Aquilino Barrachina y de José Alarcón, contrarias a los procesados. Las declaraciones de Alarcón sacan a la luz su espíritu combativo y su esencia izquierdista al declarar que:
Ha estado procesado veintiuna veces, por delitos sociales y políticos. Que los procesados son pistoleros a sueldo del fascismo señoritil, así como provocadores constantes de los elementos izquierdistas, llegando incluso a formular anónimos contra los mismos, hasta el punto de que a él se le han enviado ocho de éstos, amenazadores. Añade que la DRV hacía en Pego las veces de Falange Española, supliendo a esta organización con ventaja en cuanto a persecución de la República se refiere llevada a términos inconcebibles. Se reunían con frecuencia los procesados con otros elementos hostiles a la República, deduciendo que en dichas reuniones se tramaba la conspiración contra el legítimo poder. Añade que lo de las fotografías fue a raíz de una farsa política de tipo reaccionario, en la que dichos elementos quisieron aparecer como salvadores del pueblo de Pego, que aparecen saludando al modo fascista, que es el saludo empleado en Pego contra la clase trabajadora.48
La mayoría de los procesados fueron condenados a seis meses de prisión, y tres de ellos a dos años de internamiento en un campo de trabajo.49 La acusación de lesa humanidad se basaba en una fotografía donde aparecían los acusados con la mano al pecho, saludo característico de la Derecha Regional Agraria, en un homenaje que se le procuró a Juan Torres Sala por haber éste intermediado para la exclusión de Pego de la Federación Sindical Arrocera y de la Federación Sindical de Agricultores Arroceros.50
No cabe ninguna duda de que el fuerte carácter de Alarcón –como hemos visto declaró que fue veintiuna vez procesado– unido a la condición de forastero, eran dos bazas en su contra, tanto para su relación con la derecha como para con los miembros de su propio partido. Con estos últimos mantuvo más que discusiones, tal vez por su intento de poner orden en la Sociedad de Trabajadores de Oficios Varios y de controlar los desmanes de los obreros más exaltados. En marzo de 1937, el consejero Carlos Mestre, miembro del Partido Comunista del Radio de Pego, se pronunció sobre la incompatibilidad de consejeros del ayuntamiento, en clara referencia a Alarcón. Aludía a que éste desempeñaba el cargo de Agente de la Caja de Previsión Social, y entendía que este era un cargo añadido a su condición de funcionario público, por lo cual proponía su incompatibilidad. Alarcón había sustituido a Fernando Moreno Pastor al frente de la Caja de Previsión Social del País Valenciano, organismo que se encargaba de asegurar a los trabajadores el retiro obrero y a las obreras el seguro de maternidad. Después de la lectura del artículo 46 de la vigente Ley Municipal, Alarcón contestó: «que dicho cargo no es función pública de ninguna clase sino un agente para el cobro de los seguros sociales, y para facilitar esta labor entre sus camaradas, no posee ninguna credencial ni tiene sueldo oficial alguno, tratándose de una ofensa que se le infiere, por lo cual pone su cargo a disposición del Consejo».51 Finalmente, la Presidencia entendió que no existía incompatibilidad alguna con arreglo a la ley.
En noviembre de 1937, siendo Alarcón secretario general de la Casa del Pueblo, recibió las críticas del alguacil del ayuntamiento y afiliado ugetista, quien junto con otros compañeros acusaba a Alarcón de exceso de protagonismo y mando en dicha sociedad. Unas críticas debidas a su vez a que en agosto Alarcón había denunciado a dicho alguacil por irrespetuosidad, y la presidencia le suspendió de empleo y sueldo.
Los archivos de la Fundación Pablo Iglesias custodian parte de la correspondencia mantenida por la pareja «incondicional de Pablo Iglesias», como se autodefinían, con el «camarada Lamoneda», de Valencia. En sus cartas se mostraban doloridos por la «labor de unificación» y el desplazamiento de los «viejos militantes del socialismo» de los puestos de confianza y representación. Ese mes vuelven a escribir, anunciando el envío de setenta y dos pesetas de cuotas y veinticinco de donativo «de los camaradas antiguos, viejos y enfermos María Cambrils y José Alarcón, para la suscripción abierta para la propaganda exclusiva de nuestra política de clase».
El odio hacia Alarcón desde sus propias filas, se hizo aún más patente a principios de 1938, cuando el ugetista Gabriel Mestre pidió la expulsión de Alarcón de la Sociedad de Trabajadores de Oficios Varios. Se realizó una votación con el resultado de sesenta y siete votos a favor, dos en contra, y cinco en blanco. Alarcón quedaba, pues, fuera del sindicato por el que tanto había trabajado. El 29 de abril de 1938 dejó de formar parte oficialmente del Consejo Municipal, así como también Aquilino Barrachina, aunque poco después volverían a ser consejeros, bajo la presidencia de Felipe Monzó, por un decreto dado el veintitrés de agosto de 1938 por el gobernador civil de Alicante. Alarcón manifestaría ante este nombramiento «que viene por tercera vez a este Salón de Sesiones y que viene a trabajar con nobleza y armonía», encargándose en este último período de las décimas del paro y del matadero, y también a partir de octubre de la consejería de Abastos.52 En definitiva, el compañero de María Cambrils tuvo responsabilidades políticas hasta el final de la contienda en el Consejo Municipal republicano de Pego, cuya última sesión se celebró el 5 de marzo de 1939. La guerra estaba perdida.
TRÁGICO DESTINO Y OLVIDO FINAL
Como decíamos anteriormente, todo empezó en Pego. Y también allí acabará todo. El final de la guerra se palpaba en el ambiente, pero se lucha hasta el último momento. Los socialistas Aquilino Barrachina, Felipe Monzó y José Alarcón, aunque ninguno de ellos era natural de Pego, habían trabajado mucho por el socialismo obrero, a pesar de las constantes críticas y ataques furibundos de la derecha, y también de sus propios compañeros de partido.
No habían cometido ningún delito de sangre, pero por los cargos ocupados en el Ayuntamiento durante la guerra temían las posibles represalias ante la inminente derrota.53 Esperando sin éxito noticias de sus compañeros socialistas de Alicante para pasar al extranjero, la noche del 27 de marzo de 1939 subieron finalmente a un camión que los había de trasladar a Alicante. Al llegar, cuatro horas después, se enteraron de que el gobernador socialista ya se había exiliado junto con otros compañeros. El día veintiocho de marzo consiguieron los pasajes y marcharon al puerto cargados con las maletas. Allí estuvieron tres días, como las más de veinte mil personas que esperaban salir de España. Presumiendo que aquello era una ratonera, decidieron entregarse prisioneros, siendo trasladados a un campo de concentración, el tristemente famoso de Los Almendros que se había instalado a unos dos kilómetros de Alicante. Allí estuvieron algunos días, hasta que los llevaron a la estación para ser conducidos al campo de Albatera.54
Después de pasar un calvario de dieciséis días, la siguiente etapa fue la prisión de San Miguel de Orihuela. Se trataba de los sótanos del seminario, los mismos donde sería prisionero el poeta Miguel Hernández. Pese a todo, allí estuvieron en mejores condiciones, hasta que el quince de junio unos falangistas de Pego fueron a por ellos para trasladarlos a la cárcel del pueblo:
Todo esto hasta que vinieron por mí los falangistas de Pego, dándonos un buen trato por el camino, pero nos tenían preparado un recibimiento en Pego, que se estacionara público curioso, preparado unas voces que nos dijeron asesinos, paseándonos, haciéndonos una burla y escarnio, sentenciándome a muerte.55
Permanecieron en la prisión de Pego, instalada en el antiguo convento franciscano, hasta el día nueve de septiembre en que fueron conducidos a la prisión de Denia. El cinco de septiembre, el Juzgado Militar de Pego, dirigido por el juez Roberto Colom, había informado sobre la conducta política y social de José Alarcón de la siguiente forma:
Perteneció a la UGT y agrupación socialista local. Desempeñó el cargo de secretario general de la Casa del Pueblo e incluso, por usurpación, por la violencia, el de secretario del sindicato de riegos de las tierras arrozales de este término.
No se sabe que haya tomado parte directa en delitos contra las propiedades o contra las personas.56
En la prisión de Pego Alarcón sufrió frecuentes torturas, pues era un personaje tremendamente odiado por los falangistas. Según testimonio del socialista Joaquín Sala, una de ellas consistía en ser puesto dentro de un saco, aprovechando su baja estatura, en donde metían también trozos de tejas rotas y lo lanzaban una y otra vez por las escaleras. El nueve de septiembre muchos de los presos pegolinos fueron trasladados a Denia, aunque a él probablemente le llevaron directamente al Reformatorio de Adultos de Alicante.
María debía de tener pocas noticias de Alarcón y, además, a la detención y las torturas que estaba sufriendo su compañero se unió al empeoramiento de su propia salud. Sus sobrinas Asunción y Amparo Gosp Sendra la cuidaban constantemente, practicándole curas con alcohol en una gran herida provocada por la diabetes. El quince de diciembre de 1939, el estado de salud de María empeoró, y ante esta situación escribió su propio testamento en la casa de su primo de la calle Picadora número 25. Después, lo formalizaron ante notario. María se declaraba viuda de José Martínez, del que no tenía descendientes, y «sin profesión especial». En ningún momento menciona a Alarcón, y así, nombraría heredero universal de sus bienes a su primo Fernando Gosp Sendra. A primera hora de la tarde del 24 de diciembre, su sobrina Asunción Gosp acudió al Juzgado de Primera Instancia de Pego para certificar la muerte de María Cambrils Sendra, que quedaba enterrada –y con su cuerpo, la memoria de su vida y de su trabajo– en el cementerio de Pego. Debió de colocarse su cadáver en el suelo o en una fosa común, ya que su inhumación no aparece registrada en ningún libro del cementerio municipal.
José Alarcón recibiría probablemente la triste noticia en el Reformatorio de Adultos de Alicante, donde se encontraba a la espera de que se cumpliese la sentencia, al igual que el alcalde Barrachina. Condenado a muerte por adhesión a la rebelión por un Consejo de Guerra, Alarcón fue fusilado el día 11 de abril de 1940, y enterrado en el cementerio de Alicante.57 Todavía el 23 de mayo de 1942, en las salidas de documentos del Archivo Municipal de Pego (AMP), encontramos noticias de un informe sobre José Alarcón, enviado por el ayuntamiento de Pego al juez instructor del Juzgado de represión de masonería y comunismo de Madrid. Efectivamente, se le abrió un sumario el 13 de mayo de 1492 en el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. En él se le acusaba de haber sido redactor del periódico Castilla Libre y secretario general de la Agrupación Socialista de Pego en 1936. El resultado del proceso fue el sobreseimiento «por muerte del presunto culpable» (Expediente de José Alarcón, Centro Documental de la Memoria Histórica, Sumario 763, 1942).
Vicente Company Gosp, hijo de la sobrina de María Cambrils, aún recuerda hoy un caso que aconteció siendo apenas un niño. En su casa había dos libros de su tío Alarcón, y un día salió a la calle con uno de ellos, inocentemente. Al enterarse su madre, asustada y sofocada, le dijo que nunca más lo volviera a hacer. Aquellos libros desaparecieron de la casa para siempre aquel mismo día. Una casa en donde, como recuerda Vicente –aunque las razones se le escapan–, se hablaba más del tío Alarcón que de la tía María. ¿Será por mujer? ¿Será por socialista? ¿Será por feminista?
1El Socialista, 6548 (2 de febrero de 1930).
2El Motín (6 de abril de 1901).
3Ramir Reig: Obrers i ciutadans. Blasquisme i moviment obrer, València, Alfons el Magnànim, 1982, p. 45.
4Alvaro Gran: Francisco Ferrer-Acracio Progreso, Associació Cultural Alacant Obrera, Alacant, 2012. Enlace: <http://alacantobrer.wordpress.com/2010/08/26/acracio-progreso-agitador-libertario>.
5La Unión Republicana (21 de febrero de 1901).
6El Porvenir del Obrero (1 de febrero de 1902). En el mismo medio publicará el 15 de febrero un artículo con el título «Injustia Social».
7El Porvenir del Obrero (11 de enero de 1902).
8La redacción de El Corsario estaba en la calle Lepanto, 16, 4.º, de Valencia. Este semanario era continuador del periódico La Humanidad Libre, de tendencia anarcofeminista.
9El País (3 de marzo de 1906).
10José Alarcón: La esclavitud moderna, Imprenta Moderna, 1906. La redacción de La Voz del Cantero estaba en la calle Costanilla de los Ángeles, 1, de Madrid. Alarcón tenía en prensa otro folleto con el título de El Ahorro.
11El País (29 de octubre de 1906).
12José Alarcón: «Necesidad de la cooperación», El Porvenir del Obrero (12 de octubre de 1906).
13El País (5 de noviembre de 1906).
14José Alarcón: «El pedestal de los farsantes», El Porvenir del Obrero (28 de diciembre de 1906).
15El País (24 de junio de 1907). Escrito de Pedro Barrantes «Mi veraneo».
16José Alarcón: «Ataques…de epilepsia», La Tramontana (14 de agosto de 1907).
17El País (29 de febrero de 1908).
18El País (1 de marzo de 1908).
19José Alarcón: «Pido un puesto», El Socialista (7 de agosto de 1908).
20José Alarcón: «Rectificar no es claudicar. Para el compañero Nieto», El Socialista (18 de septiembre de1908).
21José Alarcón: «Sobre «El Socialista», diario», El Socialista (4 de junio de 1909).
22José Alarcón: «Verdadera justicia», Vida Socialista, 11 (12 de marzo de 1910). Igualmente, José Alarcón: «El Socialismo se impone», Vida Socialista, 16 (17 de baril de 1910).
23El País (19 de abril de 1911).
24María Cambrils: «Carta abierta», El Socialista (4 de octubre de 1924).
25Maria Cambrils: «Glosando una campaña, VI», El Socialista, 6266 (10 de marzo de 1929).
26Maria Cambrils: «De una feminista socialista a una religiosa franciscana. Carta dirigida a la religiosa «madre Guadalupe»», El Socialista, 5675 (13 de abril de 1927).
27Maria Cambrils: «El sueño de una mujer «práctica»», El Socialista, 5009 (25 de febrero de 1925).
28Isidro Escandell pronunciará una conferencia en el teatro de Pego en el mes de julio bajo el título: «El socialismo y la cultura o la evolución de las ideas del trabajo».
29María Cambrils: «Por los obreros de Pego», El Socialista, 4997 (11 de febrero de 1925).
30AMP, Correspondencia, 28/11/1925.
31María Cambrils: «Un balance lisonjero», El Socialista, 5377 (1 de mayo de 1926).
32«Elogios a María Cambrils», El Socialista, 5138 (25 de julio de 1925).
33El Mundo Obrero, 326 (13 de mayo de 1933).
34El Socialista, 7644 (5 de agosto de 1933).
35El Mundo Obrero, 347 (7 de octubre de 1933).
36Es el mismo artículo, con el título de «El voto femenino», que había publicado anteriormente en La Voz del trabajo (10 de mayo de 1933) y también en El Mundo Obrero, 317 (11 de marzo de 1933).
37El Mundo Obrero, 331 (17 de junio de 1933).
38El Mundo Obrero, (24 de junio de 1933).
39AMP, Correspondencia, 22 de febrero de 1935.
40AMP, Actas del Ayuntamiento, 29 de junio de 1935.
41AMP, Actas del Ayuntamiento, 18 de marzo de 1936.
42AMP, Actas del Ayuntamiento, 25 de marzo de 1936.
43AMP, Actas del Ayuntamiento, 25 de marzo de 1936.
44AMP, Actas del Ayuntamiento, 2 de mayo de 1936.
45AMP, Actas del Ayuntamiento, 20 de mayo de 1936.
46AMP, Actas del Ayuntamiento, 17 de abril de 1936.
47Teresa Ballester: La segona República a Pego (1931-1939) Un poble enfrontat, Pego, Ajuntament de Pego-Edicions del Bullent, 2006, p. 252.
48Ibidem, p. 255. Teresa Ballester hace referencia a los periódicos utilizados: Bandera Roja (de 9 a 11 de febrero de 1937; y El Día (8 de febrero de 1937).
49Ibidem, p. 256.
50El Siglo Futuro (24 de octubre de 1935). De estos juicios contra los miembros de la DRA de Pego también se hace eco Miguel Ors: La represión de guerra y postguerra en Alicante (1936-1945), Alicante, Instituto Juan Gil-Albert, 1995. Referencia de la Tesis Doctoral: Miguel Ors: La represión de guerra y postguerra en Alicante (1936-1945), Universidad de Alicante, 1993, pp. 217-218.
51AMP, Actas del Ayuntamiento, 24 de marzo de 1937.
52AMP, Actas del Ayuntamiento, 29 de abril de 1938.
53Sus nombres no aparecen en los sumarios de la Causa General de Pego, AHN, FCCAUSA GENERAL, 1396, Expediente 26.
54AMP, Diario personal de Aquilino Barrachina Ortiz con el título de Martirios sufridos al terminarse la Guerra Civil, al socialista que suscribe, según sigue datos históricos, Denia (Cárcel y habitación de las muertes), 1 de noviembre de 1939. El archivo personal de Aquilino Barrachina fue donado al Archivo Municipal de Pego, por su nieto Carlos Cabrera. Joan Miquel Almela: «Aquilino Barrachina Ortiz (Anna, 1882-Alacant, 1940), alcalde socialista de Pego afusellat en 1940», en José Miguel Santacreu (ed.): Una presó amb vistes al mar. El Drama del Port d’Alacant, març de 1939, València-Alicante, Tres i Quatre-Universitat d’Alacant, 2008, pp. 497-532.
55 Ibidem.
56AMP, Correspondencia del Juzgado Militar de Pego, 5 de septiembre de 1939.
57Archivo General Histórico de Defensa, Procedimientos Judiciales del Tribunal Militar Territorial Primero: Sumario 4377, Año 1939, Caja 15305, n.º 1. Y Sumario 2500, Año 1939, Caja 15758, n.º 5.