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2. Conceptos técnicos 2.1 Conceptos técnicos en función del paciente

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1 La asociación libre, («hable de lo que tenga presente en su mente»). En PBP, la asociación libre está matizada por la propuesta de focalizar, aunque relativamente –después volveremos sobre ello en el capítulo sobre focalización–, los temas centrales de conflicto. En realidad, la asociación libre es algo que inicialmente es fácil, pero luego es difícil de mantener. Quiero decir, que si el analista tiene una actitud de escucha, de atención flotante es suficiente estímulo para que el paciente necesitado pueda abrirse a la comunicación de todo aquello que le urge en la «búsqueda de un continente». Pero es difícil también, ya que cuando el paciente, asociando libremente, se pone en contacto, o se acerca simplemente, a cuestiones conflictivas se detiene la fluidez y aparecen maniobras defensivas de las más diversas: silencio, desgana, desinterés, desconfianza, o tendencia a intelectualizar u otras maneras de presionar al terapeuta para que intervenga en ese momento para ayudarle o bien para aliarse con él a huir de lo conflictivo.De hecho la auténtica asociación libre, es decir, la de estar dispuesto a decir todo aquello que se le ocurra, es sumamente difícil. La razón es que «asociar» y de manera «libre» es una tarea que implica un considerable grado de madurez y capacidad mental que los pacientes pueden conseguir una vez que han terminado un proceso terapéutico intenso y largo. Es así porque la madurez mental estriba en esa capacidad de estar abierto a las emergencias inconscientes, tener esa libertad interna, de una manera que se pueda tolerar, el ligar, asociar, unos elementos con otros. De lo contrario, puede darse una actitud en la que existe una aparente libertad asociativa, la expresión máxima sería, por ejemplo la fuga de ideas en los estados maníacos, pero de una manera disociada, es decir, sin conciencia de lo que se dice, y lo que ello supone. Por otro lado, puede suceder al revés que exista un control excesivo de los fenómenos mentales que se trata de «ligar», de manera que se asocia de forma monotemática a fin de impedir la emergencia de los contenidos inconscientes que se temen desborden al individuo.Las asociaciones libres tienen especial relevancia cuando en la comunicación fluida del paciente aparece inopinadamente una ocurrencia, un recuerdo, un sueño que están ligeramente conectados con el discurso que viene relatando, es decir, cuando parece que se produce un cambio de sentido del discurso, pero que permite una nueva perspectiva de lo que venía diciendo hasta ahora. Pero si ese cambio en el mismo es muy frecuente y dispar, se produce una fragmentación del relato, y una imposibilidad de dar significado, resultando, por el contrario, que éste se pierde cada vez más, entrando en confusión, en cuyo caso lo que ha sucedido es que la asociación libre está al servicio de la defensa.Las asociaciones libres son especialmente significativas cuando surgen como respuesta a una intervención o interpretación del terapeuta. A una chica con problemas de alimentación (anorexia), en las entrevistas diagnósticas le hice una interpretación señalando que tal vez la explicación que ella se daba para no comer por «sentir asco de la comida que le daba la madre, por lo poco limpia que es», podría estar expresando la vivencia de que ella rechaza a una madre que parece no darle todo el cuidado afectivo «limpio» que ella siente que necesita; «limpio», es decir, sin estar contaminado por otros intereses afectivos de la madre. La paciente contesta que en ese momento se le ocurre, sin saber por qué, que odia a los niños, por el hecho de que necesitan de los mayores para saber la verdad de las cosas. Es decir, que con esta asociación espontánea, «libre», la paciente me advierte que el problema no radica tan sólo en que exista una madre no suficientemente «limpia», sino también en su dificultad para reconocer sus necesidades infantiles y la dependencia necesaria de las figuras adultas para aprender y crecer.Pero en PBP, como decimos, la asociación libre viene determinada por dos elementos específicos de esta terapia: la focalización y el tiempo. El paciente sabe que dispone de un tiempo limitado, aunque luego, a veces, lo olvida. Pero aún así en estas condiciones, también le resulta difícil asociar libremente, pues ello le acerca a cuestiones conflictivas difíciles de tolerar. Al comunicar al paciente la consigna de la asociación libre se le añade que eso puede ser compatible con el hecho de que las áreas focalizadas reclamen mayor interés en la psicoterapia. Y en efecto, en el curso de la misma, el paciente se «olvida» en cierta manera del foco y trae a la sesión aquello que está más en primer plano en su mente. Lo veremos más adelante en el capítulo sobre focalización.

2 Insight y elaboración. Los expongo conjuntamente porque pienso que son dos conceptos que responden a fenómenos clínicos estrechamente ligados en el proceso psicoterapéutico. Los insights adquiridos sin elaboración subsiguiente son como frágiles burbujas que desaparecen pocos instantes después. Y la elaboración sin insights puede transformarse en meras racionalizaciones desprovistas de profundidad emocional. El insight y la elaboración son actividades mentales que corresponden al paciente y forman parte del proceso psicoterapéutico. La elaboración comporta el desarrollo de ciertos aspectos de la mente «obtenidos» a partir de las interpretaciones o trabajo interpretativo producido por el terapeuta y que ha suscitado algún insight en el paciente. Cuando el terapeuta muestra, pone luz, sobre una determinada área de la vida mental del paciente, la respuesta de éste puede ser, o bien de rechazo, levantando las más diversas defensas —vale decir que experimentando la relación con el terapeuta sobre la base de ciertas fantasías inconscientes— cuya finalidad estriba en inutilizar, invalidar, borrar lo mostrado o evidenciado por el último. Otra reacción frente a la interpretación es la de poner en marcha el trabajo de elaboración de aquello que ha adquirido nueva vigencia en la vida mental del paciente. Hasta ahora, se encontraba disociado y proyectado y, en consecuencia, «como si» no formara parte de su personalidad, es decir perdido, aunque sería más preciso decir secuestrado en los objetos en los que se ha proyectado. En este momento, en que la interpretación ha dado su fruto, es decir, ha prendido —y ello gracias a un trabajo interpretativo previo— estimula el interés, la curiosidad, la necesidad del paciente en iniciar esa actividad mental que llamamos elaboración, en cuanto que ahora existen unas condiciones de fortaleza del self y de la relación psicoterapéutica que permiten una mayor tolerancia del dolor concomitante al proceso de elaboración.La elaboración es un trabajo psíquico del paciente, pues, y por tanto requiere su tiempo, que es particular de cada individuo. A veces es difícil distinguir cuándo el tiempo que tarda un paciente en asimilar y elaborar el trabajo interpretativo del terapeuta se trata de una defensa pertinaz del paciente, y cuándo responde a una necesidad de sus capacidades y limitaciones, más allá de las cuales estamos forzando una situación que puede tener el efecto contrario, acentuar las actitudes defensivas. Por ello, en PBP, aún cuando el terapeuta sea capaz de comprender ciertas áreas o focos de la mente del paciente, si resultan extremadamente dolorosos, la elaboración requeriría de un tiempo mayor que el propuesto en esta terapia, y en consecuencia, lo aconsejable es declinar su abordaje.

Psicoterapia breve psicoanalítica

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