Читать книгу Psicoterapia breve psicoanalítica - Antonio Pérez-Sánchez - Страница 28
2.2. Conceptos técnicos en función del terapeuta
Оглавление1 La atención flotante. Como es sabido, la actitud del terapeuta de atención flotante sería la contrapartida de la asociación libre del paciente. Pero, como en aquella, conviene matizarla en su aplicación a la PBP. Es decir, que también viene determinada por los dos factores centrales, la focalización y la limitación del tiempo. En primer lugar, el terapeuta tiene presente el área de conflictos diagnosticados en las primeras entrevistas como lo que ha de ocupar básicamente su atención. Sin embargo, está abierto a todo lo que el paciente aporte en las sesiones. Qué duda cabe que ese tipo de escucha no deja de ser un tanto selectiva, lo que lleva al terapeuta a desoír consciente e inconscientemente parte del material que no se corresponda con lo focalizado.Pero una de las aportaciones básicas del psicoanálisis al desarrollo de las técnicas psicoterapéuticas es la de un determinado método de observación de los hechos que se le ofrecen por parte del paciente mediante su comunicación. Este método estriba en la atención flotante. ¿Qué se quiere decir con ello? Suspender toda la atención del terapeuta de cualquier otra cuestión que no sea lo que aporta el paciente. Ese estado de la mente del terapeuta es el que propicia una mayor receptividad de los fenómenos mentales de aquel, sin que queden demasiados contaminados por sus ideas preconcebidas o sus prejuicios, u otras presiones del entorno inmediato del paciente, o de la escuela teórica de pertenencia del profesional.De manera que la actitud del terapeuta de «atención flotante» requiere de una cierta disciplina mental, un esfuerzo considerable. Aunque en la PBP, y en toda psicoterapia de objetivos limitados dicho estado mental queda restringido, como hemos dicho. Y por tanto deberíamos hablar de una atención flotante relativa, en el sentido de que aún manteniendo una atención preferencial respecto de los problemas que hemos considerado centrales con el paciente, ello no sea obstáculo para escuchar todo aquello que el paciente trae a la sesión. En realidad, diríamos que el terapeuta de PBP necesitaría ser capaz de un cierto grado de disociación instrumental, es decir, al servicio de su técnica. Por un lado, puede escuchar todo aquello que el paciente le hable. Por otro, tiene disponible, en «stand by», las cuestiones que se han focalizado o que se consideran centrales de los conflictos del paciente.
2 La neutralidad (benevolente), clásica en la técnica psicoanalítica, es una actitud adecuada para toda psicoterapia. Aunque en la PBP, no obstante, el terapeuta requiere una mayor actividad en sus intervenciones, lo cual no quiere decir una postura directivista, por supuesto. ¿A qué llamamos neutralidad benevolente? Es una actitud difícil de comprender para la persona de la calle. Cuando alguien explica un problema a otra persona, ésta responde en el nivel similar de registro emocional. Es decir, si una persona explica a otra sus penas por la pérdida de una relación, la última responderá consolándola, y en el peor de los casos deprimiéndose con ella. En otra situación, una persona explica sus angustias frente a un problema laboral y el interlocutor de la calle puede responder dándole consejos sobre cómo intervenir ante esa situación. En todas estas situaciones hay alguien que vive una situación que le desborda, no puede pensar sobre la misma, y busca a otra persona que lo haga por él.La neutralidad benevolente, en cambio, es la actitud propia del terapeuta que en primer lugar evita esas reacciones del interlocutor de la calle. Es decir, de no entrar en colusión, diríamos, con el paciente en cuanto evitarle que piense sobre su problema. (Hablo de pensar en el sentido bioniano de tolerar una experiencia para metabolizarla y darle un significado). Por el contrario, tratamos de ayudarle a pensar. Y la primera cuestión estriba en que el terapeuta aprenda a tolerar el impacto de lo que se le ha comunicado, para pensar sobre ello.Pero dicha actitud no se corresponde con la imagen que Freud nos dio del analista como un espejo en sentido literal, ni siquiera en el propio psicoanálisis. No responder como la persona de la calle no quiere decir adoptar una actitud distante y fría. Y mucho menos en una psicoterapia psicoanalítica breve. Hay muchas maneras de reaccionar ante el paciente, dando muestras de una actitud receptiva, pero sin responder en el sentido de ofrecer una tranquilización inmediata, para evitarle que piense sobre su experiencia. Otra cosa es la respuesta explícita del terapeuta, es decir, sus intervenciones, sean interpretativas o no.
3 Trabajo interpretativo. Aunque dedicaré todo un capítulo para desarrollar este tema de manera específica en PBP, aquí daré algunas generalidades.Como vengo diciendo, en psicoterapia breve hay dos cuestiones principales en las que el terapeuta debe asumir la responsabilidad de retener y, en su momento, aportar al paciente. Una, conectar la comprensión de un tema con el área de conflicto focalizado, y dos, recordar de vez en cuando, la duración del tratamiento, sobre todo en la etapa final del mismo. Además, esta actitud un poco más activa incluye no prolongar demasiado los silencios del paciente, por ejemplo, introduciendo elementos de la vida actual del mismo cuando sea pertinente para ampliar la comprensión de un conflicto. Y, por supuesto, las demás intervenciones no interpretativas de toda psicoterapia: esclarecimiento, señalización, propuesta de indagación sobre determinados aspectos, recordar cuestiones ya tratadas etc., aunque siempre a partir del material inmediato que permita relacionarlo. De todas formas, ello debe entenderse a partir de una actitud básica de escucha, por parte del terapeuta. Puesto que se trata de una psicoterapia de base psicoanalítica, es necesario que se establezca una relación que permita que afloren aspectos inconscientes del paciente, y para ello se requiere que sea éste quien más hable. Si, por el contrario, el terapeuta adopta una actitud demasiado pasiva, se trataría de una postura pseudo–psicoanalítica, inadecuada, que puede crear desorientación o confusión en el paciente, puesto que no existe la frecuencia ni nivel interpretativo para trabajar el material que aporte.