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5. Apuleyo en su época y en la posteridad .

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Apuleyo es el autor más representativo de toda una época literaria, caracterizada por una amplia erudición, acompañada de una decadencia progresiva del viejo espíritu creador romano, en medio de una exuberante helenización y orientalización de Roma.

Su producción literaria abarca, como hemos reseñado, los más variados campos y está impregnada de una nueva retórica filosófica y de un humanismo barroco, propios del momento histórico en que vivió Apuleyo, sumido en angustiosas inquietudes religiosas, sociales y políticas.

Su filosofía, según propias declaraciones, se basa en el platonismo, pero está dominada por cierta originalidad interpretativa, metafísica y moral. Frente a las exégesis sistemáticas de Plutarco, Albino o Gayo, Apuleyo muestra una constante preferencia por la intención moralizante, por el estudio de las relaciones entre la divinidad y los hombres y por la acción sobre éstos de la providencia divina.

En su estilo observamos, junto al preciosismo formal, una habilidad extraordinaria para la traducción al latín de la terminología filosófica griega, por lo que comparte con Cicerón y los demás filósofos latinos la gloria de haberla transmitido a las lenguas modernas. Es, pues, uno de los grandes intermediarios en la proyección de la cultura griega al mundo occidental moderno, ya que en éste el gradual desconocimiento del griego, a partir del s. IV , impedía, cada vez más la lectura directa, utilizándose, en cambio, los comentarios del tipo de los hechos por Apuleyo.

Grande en su siglo y muy estimado por sus conciudadanos, como ya se ha dicho anteriormente, los Padres de la Iglesia (San Jerónimo, San Agustín, Lactancio y algunos más) llegan a oponer a Apuleyo, filósofo y taumaturgo pagano, a Jesucristo, como hacían con Apolonio de Tiana. Todo hace suponer que tuvo una escuela de seguidores de sus teorías y prácticas y que su influencia debió de ser amplia, dado que se le llega a enfrentar con el propio Jesucristo, se le incluye entre los «magos» de la Antigüedad y se le considera como un importante teorizador del hermetismo (en este caso por atribuírsele erróneamente el Asclepius ).

Las citas posteriores de Apuleyo como filósofo son incesantes: Servio, Prisciano, Nonio, Carisio, Lido, Fulgencio, San Ambrosio, Sidonio Apolinar, Macrobio, Casiodoro, Boecio, S. Isidoro, Bacon, etc. Todo demuestra un extenso conocimiento e influencia de los tratados filosóficos del Plato latinus , que suelen encontrarse en casi todas las bibliotecas medievales 36 .

Su iniciación en los misterios orientales y las efusiones místicas que aparecen en sus Metamorfosis le granjearon tal fama de brujería que, todavía en el s. XVIII , salía en su defensa el P. Feijoo, contra las acusaciones de hechicero y nigromante.

Las repercusiones de su novela en la literatura española son notables. La primera traducción hecha al castellano es obra del arcediano Diego López de Cortegana y fue impresa en Sevilla, hacia 1513. Fue tan popular, que se publicaron otras cinco ediciones antes de 1601 y aparecen menciones de esta obra en autores como López de Úbeda, Céspedes de Meneses, Gracián, Saavedra Fajardo y muchos más. La Fábula de Psiquis fue traducida en verso por Juan de Mal-Lara 37 (ms. en la Bibl. Nacional) y por Funes Villalpando (Zaragoza, 1655).

Se sabe que Lope de Vega escribió la comedia Psiquis y Cupido; inspiró posiblemente a Calderón otra sobre el mismo tema: Ni amor se libra de amor . El propio Calderón trató el mismo asunto en dos autos sacramentales; siguiendo el ejemplo del obispo africano Fulgencio 38 , Calderón presenta a Cupido como Cristo y a Psiquis como el alma fiel que aspira constante y ansiosamente a su unión mística con el «Esposo» en la Eucaristía. Antonio Solís, en Triunfos de Amor y Fortuna; Comelia, en el drama Psiquis y Cupido; Hartzen-busch, en la zarzuela El amor enamorado se inspiran también en este tema. Las imitaciones o influencias más o menos directas del mismo son incesantes: Pero Mexia, Fr. Anselmo Turmeda, Cosme Aldana, Gabriel Alvarez de Toledo, Juan Pablo Forner, etc.

Contra lo que afirma M. Pelayo, las Metamorfosis de Apuleyo han dejado sentir su influencia, de una manera especial, en las obras más representativas de la novela picaresca española de los siglos XVI y XVII: El Lazarillo de Tormes y Guzmán de Alfarache 39 .


En la presente traducción de la Apología y Flórida se ha seguido el texto latino del ms. Laurentianus 62, 2 (F), publicado en la edición latino-francesa de Paul Vallete («Les Belles Lettres», París, 1960).


1 Cf. TH . SINKO , «Apuleiana», Eos 18 (1912), 137 y ss.; E. COCCHIA , Romanzo e realtà nella vita e nell’attività letteraria di Lucio Apuleio , Catania, 1915; M. HICTER , «L’autobiographie dans l’Ane d’Or d’Apulée», L’Antiquité Classique 13 (1944), 95-112; 14 (1945), 61 y ss.

2 Emiliano Estrabón, condiscípulo de Apuleyo (Flór. XVI) y aproximadamente de su misma edad, fue consul suffectus el año 156, cuando tenía, por lo menos, 33 años. Nació, pues, hacia el año 120, fecha próxima a la del nacimiento de Apuleyo.

3 Cf. Apología 1-2; De deo Socratis (inscrip. y subscrip.). Cf. Perì hermēneías IV: Ut si pro Apuleio dicas philosophum Platonicum Madaurensem , «como si, en lugar de Apuleyo, dijeras el filósofo platónico de Madaura»; S. AGUSTÍN , Ciudad de Dios VIII 14.

4 [Ph]ilosopho [Platonico [Ma]daurenses ciues ornamenta[o] suo d(e)d(icauerunt) p(ecunia) [p(ublica)] , «Los ciudadanos de Madaura dedicaron a expensas públicas (esta estatua) al filósofo platónico que constituye para ellos un honor», Bulletin archéol. du Comité des travaux historiques (1918), 199; (1919), 147. Actualmente, en ST . GSELL , Inscriptions latines de l’Algérie , I, París, 1922, núm. 2115.

5 El famoso Madaurensem (XI 27, 9), para la mayor parte de los críticos, es una especie de firma o de criptograma mediante el cual Apuleyo confesaría furtivamente su identidad con Lucio. Seguramente hay que corregir el texto. Goldbacher propone mare Doriensem; D. S. Robertson, mandare se religiosum , pero no ha mantenido su propuesta en su propia edición (Belles-Lettres, 1945).

6 Apología 72; Flór . XVIII, XX.

7 TH . SINKO , De Apulei et Albini doctrinae Platonicae adumbratione , Cracovia, 1905; F. REGEN , Apuleius Philosophus Platonicus. Untersuchungen zur «Apologie» und zu «De Mundo» , Berlín, 1971.

8 Flór . IX, XVIII; De deo Socratis , Pról. V; Apol . 4. En su lengua aparecen frecuentes helenismos.

9 Cf. Metam . XI 26 ss. Del pasaje Metam . XI 30 (stipendiis forensibus bellule fotus , «bien reconfortado con las ganancias del foro») se ha deducido que Apuleyo ejerció en Roma la profesión de abogado. Sobre sus conocimientos jurídicos, véase F. NORDEN , Apuleius von Madaura und das römische Privatrecht , Leipzig, 1912, obra publicada parcialmente en francés en Revue de l’Université de Bruxelles , 1911.

10 Apol . 72-73. El discurso en cuestión es seguramente el mismo al que alude en el cap. 55: de Aesculapii maiestate .

11 San Agustín (Epíst . 138, 19) alude a las peleas de Apuleyo con los ciudadanos de Oea.

12 Flór . XVI, XVIII; XX: Apuleius uester .

13 Flór . IX, XIV, XVII.

14 San Agustín lo nombra constantemente, para refutarlo, en su Ciudad de Dios (VIII 14 ss. etc.).

15 Apuleyo fue honrado en vida con la erección de tres estatuas por lo menos (Flór . IX; XVI; XVIII). Cf. SAN AGUSTÍN , Epíst . 138, 19. En su descripción de las estatuas que se encontraban en el gimnasio llamado Zeuxippos , en Constantinopla, Cristodoro de Coptos (Anthologia Palatina II 303) define a Apuleyo como un mýstemacrs , en el sentido de mysteriorum peritus o «iniciado en los cultos mistéricos». El proceso de que fue objeto le sirvió, sin duda, a Apuleyo como reclamo de sus dotes de taumaturgo. Cf. G. BRUGNOLI , «Le statue di Apuleio», Annali delta Facoltà di Lettere... Cagliari 29 (1961-65), 11-25; V. FERRARO , «Apuleio in Cristodoro», Ann. Fac. Lett. Cagl . 29 (1961-65), 27-36.

16 Cf. SAN AGUSTÍN , Epíst . 138, 19: Ne ad aliquam quidem iudiciariam reipublicae potestatem... potuit peruenire , «ni siquiera pudo alcanzar un cargo judicial de la república». En este caso, el verbo potuit sólo significaba que Apuleyo, a pesar de su magia, no «pudo» alcanzar grandes éxitos personales en el campo jurídico, lo cual no quiere decir que se lo propusiera.

17 Cf. U. CARRATELLO , «Apuleio mori nel 163-164?», Giornale Italiano di Filologia 16 (1963), 97-110, supone que Apuleyo nació hacia el año 125 y murió en 163-164.

18 La obra apuleyana aparece por primera vez con esta denominación en San Agustín (Ciudad de Dios XVIII 18: libri quos «Asini Aurei» titulo Apuleius inscripsit ). R. Martín, en su estudio «Le sens de l’expression ‘asinus aureus’ et la signification du roman apuléien», Revue des Études Latines 48 (1970), 332-354, afirma que «asinus aureus» no significa «el asno de oro» (es decir, «el asno de gran valor» por su inteligencia humana), sino «el asno pelirrojo», que, según Plutarco, representaba la encarnación del pecado y del mal para los iniciados en los cultos de Isis.

19 Cf. Ausonio, Cento nuptialis 4.

20 Cf. Flór . IX 37.

21 Cf. J. GUEY , «Au théâtre de Leptis Magna. Le proconsulat de Lollianus Avitus et la date de l’Apologie d’Apulée», Revue des Études Latines 29 (1951), 307-317; según este estudio, la Apología fue pronunciada durante el invierno del afio 158-159. Cf. R. SYME , «Proconsuls d’Afrique sous Antonin le Pieux (et la date de l’Apologie d’Apulée)», Revue des Études Anciennes 61 (1959), 310-319; asegura que Claudio Máximo, ante quien fue pronunciada la Apología , fue procónsul de África entre los años 158-159 y 160-161.

22 A. ABT , Die Apologie des Apuleius von Madaura und die antike Zauberei , Giessen, 1908, págs. 11-12.

23 En realidad, los adversarios de Apuleyo trataban de poner de manifiesto la actual opulencia de éste, frente a su pobreza al llegar a Oea, subrayando su interés en casarse con la viuda rica, para salir de ella. Apuleyo, en cambio, finge que sus rivales consideran un delito la pobreza en sí misma y hace de tal pobreza un título de gloria (cf. caps. 18 ss.).

24 Paul Vallette (L’Apologie d’Apulée , París, 1908) pretende demostrar que las explicaciones de Apuleyo no siempre son convincentes y que el filósofo, tal como Apuleyo lo concibe, presenta ciertos matices comunes con la magia.

25 TH . N. WINTER , «The publication of Apuleius Apologyraquo, Transactions and Proceedings of Amer. Philological Association 100 (1969), 607-612.

26 Véase nota 24.

27 Cf. C. P. GOLANN , The life of Apuleius and his connection with magic , Diss., Columbia Univ., 1952. La obra ofrece un examen especial de la actitud de San Agustín respecto a Apuleyo, en el que aquél reconoce a un filósofo platónico. Cf. P. MONCEAUX , Apulée , Paris, 1889, págs. 292 ss.

28 Cf. SAN AGUSTÍN , Ciudad de Dios VIII 12; 14; 16; 19; 22; IX 3; XI 27; etc. Cf. C. MORESCHINI , «La polemica di Agostino contro la demonologia di Apuleio», Annali delia Scuola Normale Superiore di Pisa 2 (1972), 583-596. Según este autor, San Agustín acepta, aunque corrigiéndola en sentido cristiano, la definición fundamental de la demonologia apuleyana; pero, para San Agustín, el verdadero intermediario entre Dios y los hombres no puede ser más que Jesucristo. El mismo C. Moreschini («Sulla fama di Apuleio nella tarda antichità», Rev. Étud. Lot . 51 [1973], 243-248) insiste sobre la actitud tolerante de S. Agustín respecto a Apuleyo, a quien reconoce la condición de filósofo platónico.

29 Cf. SAN AGUSTÍN , Epístola a Marcelino 188.

30 Cf. EUNAPIO , Vitae philosophorum , Proem.

31 Cf. EUNAPIO , op. cit. , s. u. Chrysanthius .

32 Cf. Corpus Inscriptionum Latinarum VIII 24; PALLU DE LESSERT , Fastes des provinces africaines , I, pág. 208.

33 PALLU DE LESSERT , op. cit. , I, pág. 216, n. 2.

34 Cf. Flór . XVIII 16: Vox mea utraque lingua iam uestris auribus ante proxumum sexennium probe cognita . No dice taxativamente que llevara seis años residiendo en Cartago, sino que había hablado en público en esta ciudad seis años antes.

35 Cf. R. DE CONNO , «Posizione e significato dei Florida nell’opera di Apuleio», Annali Facoltà Lettere della Università di Napoli 8 (1958-1959), 57-76.

36 E. M. HAIGHT , Apuleius and his influence , Nueva York, 1927. Véase nota 28.

37 JUAN DE MAL -LARA , El libro quinto de la «Psyché» , ed. M. Gasparini, Salamanca, 1947.—Cf. A. LATOUR , «La Psyche de don J. de M.-L.», en Psyché en Espagne , París, 1879, págs. 263-304.

38 Escribió una Mitología en tres libros, que influyó en gran manera en los mitógrafos de los siglos posteriores.

39 Sobre la influencia de las Metamorfosis en la literatura española, véase el estudio de L. Rubio que precede a su traducción de «El asno de Oro» , publicada en esta misma colección.

Apología. Flórida.

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