Читать книгу El sitio de Ariadna - Arabella Salaverry - Страница 12

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Había en San José de Costa Rica una muchacha tan triste y tan bella que resultaba intolerable. De noche en los hogares eran tales los comentarios de su amancebamiento con un extranjero que los ministros la mandaron a buscar un jueves por la tarde con los guardas que la llevaron hasta un lugar llamado Puerto Incógnito en medio del gentío y del escándalo.

Y los ministros le dijeron qué te pasa y ella callaba escuchando el rumor del agua en los esteros hasta que los ministros convencidos de no haber sido oídos repitieron más fuerte qué te pasa y como ninguna respuesta llegaba se enfadaron gritando qué te pasa y se espantaron las palomas. Cuando la muchacha levantó hacia ellos su cara perfecta el asombro enmudeció súbitamente a los ministros que se sentaron y repitieron qué te pasa y el mar por mucho tiempo se perfumó con el silencio. Entonces la interrogación se volvió inquieta y suplicante intolerable en el centro del día como si la invadieran las sombras. Una sensación de fragilidad hizo que la pregunta se quebrase a lo lejos buscando el alta mar y poco a poco el mediodía parecía apagarse sobre cortinas de celeste lívido.

Entonces uno de los ministros tuvo valor para llamar a los verdugos pero aquel que ocupaba la izquierda levantó el dedo y murmuró qué te pasa y la muchacha al fin habló tan bajo que debieron rogarle que alzara la voz y se la oyera y sin embargo eran sencillas las palabras claras en sus tiernos labios bastaba con creer en ellas para conocer su secreto

Estoy temblando dijo soy feliz.

El sitio de Ariadna

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