Читать книгу El Arcángel Metatrón y otros seres de luz - Arantza Ibarra Basáñez - Страница 4

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1. Año 2012


La primera vez que tuve consciencia de que uno de mis sueños no tenía nada que ver con los demás fue el 21 de septiembre del año 2012. Esa noche noté que ese sueño tenía un mensaje oculto. Pero ¿cuál? Me ha costado ocho años poder entenderlo, pero al final he conseguido llegar a la respuesta.

A lo largo de este camino, constantemente me han guiado y enseñado cosas que nunca me hubiera imaginado. Algunas veces he necesitado recorrer el mismo punto desde diferentes perspectivas para poder entenderlo, otras veces simplemente no era el momento adecuado y no estaba preparada para comprenderlo.

El año 2012 fue un año complicado. No sabía por qué, pero me costaba andar sin perder el equilibrio. Los médicos no podían emitir ningún diagnóstico porque mis oídos estaban perfectamente, no había síntomas de vértigo. Las cervicales, como las de muchas otras personas que trabajan sentadas frente al ordenador, estaban un poco resentidas... ¿Tanto podían influirme a la hora de moverme por el mundo?

El simple hecho de levantarme de la cama o del sofá y salir a la calle me suponía un gran conflicto. Probé el yoga, la meditación, las flores de Bach, los registros akhásicos, mantras y un sinfín de terapias alternativas porque la medicina tradicional, a pesar de reconocer que el desequilibrio existía, no encontraba ningún atisbo de dolencia.

Siempre había sido un placer caminar por el paseo de la ría de Bilbao, pero ese año hacerlo se estaba volviendo cada vez más tortuoso. Intentaba ir pegadita a los bancos por si me caía. Caminar encorvada era lo único que me daba un poco de tranquilidad porque así estaba más cerca del suelo.

Aparte de las terapias mencionadas, probé con un osteópata, un fisioterapeuta, un quiropráctico, un reflexólogo. También con la acupuntura, la hipnosis, las constelaciones familiares y, cómo no, con un psicólogo. Siempre he creído que ir al psicólogo puede ser efectivo para la ansiedad, la depresión, el estrés y en general para tener una buena salud mental. Eso sí, es muy importante caer en buenas manos. Yo pasé por varios psicólogos diferentes y me costó conseguir estar a gusto con alguno.

Todo en general me ayudó y puedo decir que, aunque no me curasen el desequilibrio que sentía al caminar, sí consiguieron calmar mi ansiedad. El desequilibrio se fue solo, pero el porqué no lo entendí hasta más adelante.

El Arcángel Metatrón y otros seres de luz

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