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1 En la terminología de Aristóteles las partes homogéneas (en el original homoiomerē) son los tejidos tales como la carne, los huesos y la sangre; las no homogéneas (anomoiomerē), los órganos del cuerpo, como el ojo, la mano, etc. El autor trata más ampliamente de esta distinción en el tratado De partibus animalium II 1-2, 646a y ss. (en adelante anotado por P.A.).

2 El griego thōrax no tiene el sentido de nuestra palabra tórax, ya que es la cavidad entera del torso y no solamente el pecho; es la cavidad que va del cuello a los órganos sexuales. Cf. PLATÓN , Timeo 69e.

3 La terminología de Aristóteles está desprovista, la mayoría de las veces, de rigor, pues si bien en el presente pasaje el autor distingue genos y eidos (el primer término corresponde a nuestras clase, orden, familia y género, y el segundo a la especie propiamente dicha y a sus variedades), en cambio, con frecuencia Aristóteles emplea estos conceptos como sinónimos para significar las escalas más bajas de la clasificación. Véase D. M. BALME , «Genos and eidos in Aristotle’s biology», Classical Quartely, 12 (1962), 81-88. También, P. PELLEGRIN , La classification des animaux chez Aristote, París, Les Belles Lettres, 1982, passim.

4 La noción de analogía es definida en P.A. I 5, 645b: «Entiendo por analogía el hecho de que ciertos animales tienen pulmones mientras que otros no los poseen, sino que éstos tienen otros órganos que hacen las veces del pulmón de los primeros».

5 Ichōr designa todo tipo de suero, pero más particularmente el suero de la sangre. Así, P.A. II 4, 651a17: «El suero es la parte acusosa de la sangre». Cf. PLATÓN , Timeo 83a; B. ZANINI , «Ichor, il sangre degli dei», Orpheus IV (1983), 355-363.

6 Phlegma designa un humor frío y viscoso o pus. Cf. PLATÓN , Timeo 82e, y ARISTÓTELES , P.A. IV 2, 677b8.

7 A. L. PECK (Aristotle, Historia animalium, I, Londres, Heinemann, 1979, pág. 6) considera este paréntesis como una glosa, y lo mismo hace VEGETTI , Opere Biologiche di Aristotele, Turín, 1971, pág. 131, n. 13.

8 Este animal llamado latax es parecido al castor y a la nutria. El mismo Aristóteles nos da luego más indicaciones (VIII 5, 594b32), y su descripción coincide con la rata de agua.

9 Otros autores (como por ejemplo, D’Arcy W. Thompson y Tricot) lo traducen por lagartija acuática.

10 Anteriormente en I 1, 487a19-23.

11 Mosca grande parecida al tábano. Así lo traduce D’Arcy W. Thompson, gadfly. Las larvas citadas son las del culex mulio, tipo de mosquito de la familia de los culícidos.

12 Especie de zoofito. En P.A. IV 5, nos dice Aristóteles que se parece a las esponjas.

13 Así los gusanos de tierra con su movimiento contráctil. Cf. ARISTÓTELES , De animalium incessu (en adelante A.I) 9, 709a28. Schneider lo traduce: attractu corpus provoluunt.

14 Sobre los pies de la foca ver más adelante II 1, 488a31, y P.A. IV 13, 697b4-6. Sobre los del murciélago P.A. IV 13, 697b7-8.

15 La palabra drepanís que sólo aparece en este lugar está en relación con drépanon, hoz, podadera. Se ha identificado esta ave, ya con la golondrina de ribera (CAMUS , Histoire des animaux d’Aristote, II, París, 1783, págs. 498-9), ya con el vencejo (D’ARCY W. THOMPSON , A Glossary of Greek Birds, Oxford, 1936, pág. 34).

16 Los pelámides y los bonitos son variedades de atún. Aristóteles y los antiguos consideraban que los pelámides eran atunes de un año. Cf. infra, IV 17, 571a10 y ss.

17 El original griego significa a la vez «que comen frutos» y «que comen granos».

18 La misma idea la encontramos en P.A. I 3, 643b4-6, donde dice: «Casi todos los animales domésticos se encuentran también en estado salvaje: el hombre, el caballo, el buey, el perro de la India, el cerdo, la cabra, el cordero».

19 Sobre la diferencia entre phōnē (voz, sonido) y dialeklos (palabra, lenguaje) véase infra, IV 9, 535a27 y ss. y Poética 20, 1456b23.

20 Cf. ARISTÓTELES , De generatione animalium (G.A.) III 6, 756b19.

21 Dos palabras hay en Aristóteles para designar a la liebre: dasypus cuando se considera el aspecto exterior del animal con pies velludos y lagṓs que es su nombre propiamente dicho.

22 Aristóteles opone a menudo anamnēsis (reminiscencia) y mnēmē (memoria): mientras que ésta parte de objetos sensibles determinados, la reminiscencia parte del alma hacia los movimientos o residuos que la sensación ha dejado en los órganos sensoriales. Cf. De anima, I 4, 408b17.

23 Exposición que tiene lugar en los libros VIII y IX.

24 En 486b14-21.

25 Es decir, húmedos y secos.

26 Sobre estos órganos cf. G.A. I 13, 719b34, y II 4, 737b34.

27 Maris el feminae discrimen non inest (Schneider). Según SAN ALBERTO MAGNO , De animalibus I 61, por ejemplo, la anguila.

28 Sobre el tacto véase P.A. II 1, 647a5 y ss., y también De anima II 11, 422b7.

29 Estos términos son explicados en P.A. II 4, 650b14 y ss. La fibrina es en la terminología de Aristóteles la parte terrosa de la sangre y el suero la parte acuosa.

30 No siempre, empero, Aristóteles es de la misma opinión. En P.A. II 1, 647a19-20, nos dice que la carne o su análogo sólo es un intermedio entre dos objetos y el asiento del tacto que es interno.

31 La distinción entre énaima y ánaima desempeña un papel capital en la biología aristotélica. Esta distinción hace referencia a animales de sangre roja y sangre no roja, y responde casi a la división entre vertebrados e invertebrados. Cf. BRUNET y MIELI , Histoire des Sciences, París, 1935, págs. 272-3.

32 Aristóteles agrupa bajo este nombre a todos los peces de esqueleto cartilaginoso. Según PLINIO , Naturalis Historia IX 40, Aristóteles creó esta denominación. Comprende las rayas, los torpedos, los perros de mar, etc.

33 Cf. P.A. IV 13, 696b10.

34 Cf. G.A. II 1, 732a29 y ss., y III 9, 758b6 y ss. A diferencia del huevo, una parte del cual sirve para la formación del nuevo ser y la otra para su alimentación, la larva contribuye, en cambio, toda ella al nacimiento del vástago.

35 Libros 11 y III. También trata de esto en los libros V y VI de la presente obra.

36 Es el hermano del labrax del Atlántico.

37 Estas palabras parecen una alusión al nadar oblicuo de estos animales. Cf. infra, 490a3.

38 El Lophius piscatorius (Linneo).

39 En efecto, el tritón suele medir de 9 a 18 cm. de largo, mientras que el siluro puede alcanzar hasta los cinco metros.

40 Probablemente el Pteromys volans de la superfamilia de los esciuroideos.

41 Es decir aladas. Cf. HERÓDOTO , II 75-6: «estas serpientes se parecen a las serpientes de agua; tienen alas sin plumas, casi idénticas a las alas del murciélago».

42 En el libro IV 1, 524a26, Aristóteles cita el gran calamar, cuyo tamaño puede alcanzar cinco codos.

43 Más indicaciones sobre ello en De animalium incessu I 10.

44 Un parágrafo se consagra a este insecto en el libro V 19, 552b17-23.

45 Este movimiento es explicado en A.I. 14.

46 Cf. A.I. 16, 713b15; 17, 713b31-2. Pedes quasi duces ad ingrediendum. Se trata, sin duda, de los pies delanteros.

47 Hemos empleado aquí los términos convencionales de testáceos para ostrakoderma, crustáceos para malakostraka, y molusco (a veces también cefalópodos) para malakia. Aunque la mayoría de los testáceos son animales de agua, algunos, como el caracol, pueden también vivir en tierra.

48 En el original ginnos que, según LOUIS (Revue de Philologie XXXI (1957), 63-5), se trata de un caballo de talla pequeña, o sea, de un jaco.

49 Es el Equus hemionus. Cf. infra, VI 36, 580b1-9, y PLINIO , VIII 69.

50 Es decir, es preciso empezar por reunir el número mayor de datos para pasar luego a la investigación de las causas. A la fase experimental sigue el razonamiento y la deducción. El mismo proceso en P.A. I 5, 645b1 y ss.

51 En I 1, 486a21 y ss.

52 Estas partes están descritas con detalle en P.A. IV 10, 685b29.

53 Aristóteles vuelve a insistir sobre ello más adelante: III 7, 516a18-19. También en P.A. II 7, 653b1, donde el autor justifica esta diferencia por el hecho de que el hombre tiene el cerebro mayor.

54 Cf. PLINIO , XI 144, que declara que no cree en estas señales.

55 El iris. Cf. infra, IV 8, 533a8, a propósito de los ojos del topo.

56 Sobre los ojos atrofiados del topo véase De anima III 1, 425a10, y PLINIO XI 52.

57 Aristóteles explica las causas de estas diferencias en De generatione animalium (G.A.) V 1, 779b12 y ss.

58 Cf. G.A. V 1, 779a33-b14; PLINIO , VIII 76, y XI 51.

59 Cf. G.A. V 1, 779b3.

60 Se encuentra un eco de esta creencia en ELIANO , Historia de los animales I 53; OPIANO , Cinegética II 340, y VARRÓN , De la agricultura II 3. Alcmeón atribuye una gran importancia al aire en la audición. Cf. J. BEAVE , Greek Theories of Elementary Cognition, Oxford, 1906, pág. 93 y ss.

61 RUFO DE ÉFESO (ed. de C. J. Mattaei, 1806, pág. 26) da el nombre de dos partes de la oreja externa: caracol y borde.

62 Cf. G.A. V 2, 781b23, en donde Aristóteles explica la ausencia del oído externo en la foca.

63 Cf. infra, IV 8, 533b14; Plinto, XI 50.

64 Sobre la posición de las orejas en los cuadrúpedos véase P.A. II 11, 657a13-15.

65 Véase, por ejemplo, HOMERO , Odisea XVII 541; ARISTÓFANES , Ranas 647, y Aves 720.

66 Cf. ARISTÓTELES , Sobre la respiración 7, 474a19.

67 Sobre la descripción de la trompa de los elefantes, véase infra, II 1, 497b22-30 y 498a1-12. También P.A. II 16, 658b33 y 659a36.

68 Este error ya lo encontramos en HERÓDOTO , II 68, y es repetido constantemente por el propio Aristóteles. Cf. infra, III 7, 516a23-5, y P.A. II 17, 660b27, y IV 11, 691b5.

69 Cf. infra, IV 9, 536b7, y P.A. II 17, 660a26.

70 La epiglotis es descrita en P.A. III 3, 664b21-665a9.

71 Cf. HIPÓCRATES , De morbo II 10, donde nos dice que este ahogo se produce al descender la flegma del cerebro a la garganta.

72 Los órganos que encierra el cuello están descritos en P.A. III 3, 664a 12 y ss.

73 La región del deltoides.

74 Cf. G.A. II 4, 740a33, y II 7, 745b25.

75 Es decir, las nalgas, partes simétricas del cuerpo entre el muslo y las costillas.

76 El acetábulo.

77 Cf. infra, III 11, 518a1, y P.A., II 13, 657b3, en donde se dice que es debido a la ausencia de carne. El error remonta a HIPÓCRATES , Aphor. VI 19 (IV 569, y V 697, LITTRÉ ).

78 En realidad hay doce a cada lado, pero parece ser que Aristóteles sólo consideraba el número de costillas en el hombre según se unen al esternón. Los primeros siete pares (costillas verdaderas) están unidos directamente al esternón. Los otros tres pares (costillas falsas) o sea los pares 8.°, 9.° y 10.° están unidos al esternón por medio de un solo cartílago, y los pares 11.° y 12.° son flotantes.

79 Cf. P.A. II 2, 648a13; III 3, 665a25; 4, 666b10; 7, 670b19.

80 Se trata de las líneas de la mano. Cf. Probl. IX 49, 896a38; XIV 10, 964a33; PLINIO , XI 114.

81 Cf. HIPÓCRATES , Art. III (págs. 222 y 228 K).

82 En I 6, 491a23-26.

83 La misma idea la encontramos en P.A. II 10, 656a11-13: «El hombre es el único ser cuyas partes naturales están dispuestas en orden natural: la parte superior del hombre está dirigida hacia lo alto del universo. En efecto, el hombre es el único animal que se mantiene erecto». Cf. también De la juventud y de la vejez I 468a.

84 Una vez terminado el período embrionario.

85 Es decir, a cada lado.

86 Cf. infra, II 1, 498a3, y A.I. 12-14, 711a8-712b21.

87 Aristóteles insiste sobre esta particularidad del tacto en P.A. II 16, 660a11-13.

88 Cf. supra, I 6, 491a23.

89 Este pasaje demuestra que entonces no se practicaba la disección en el hombre y que por lo tanto había que proceder comparativamente con los demás animales, que eran bien conocidos por los sacrificadores o por los veterinarios. Cf. P.A. III 4, 667b9; IV 2, 677a8-10.

90 Cf. P.A. III 7, 669b22; también HIPÓCRATES , De morbo sacro 3 (I, 595 K; VI, 366 L).

91 Cf. supra, I 6, 491a1.

92 Más detalles sobre el cerebro en P.A. II 1, 652a24-653b8. Para Aristóteles el cerebro es una masa fría, sin sangre. No es el órgano de la sensación, sino que su misión consiste en neutralizar el calor del corazón.

93 Cf. supra, I 7, 491 a31; P.A. II 7, 653a35; HIPÓCRATES , De capit. vuln. 2 (III, 348 K; III, 188 L).

94 En el vocabulario de Aristóteles el término poros tiene el sentido general de canal, conducto, vía de comunicación. Cf. Ind. Arist. 622a20: locus cavus per quam aliquid permeat. Así, las arterias, las venas, la tráquea, los nervios, todos los conductos del cuerpo serán poroi. En el presente pasaje los poroi designan probablemente los nervios oculares.

95 Este otro nombre es stomachos que Aristóteles creía formado de stenos y makrós. Cf. P. LOUIS , «Observations sur le vocabulaire technique d’Aristote» en Mélanges Diés, París, Vrin, 1956, pág. 147.

96 Más información sobre la tráquea en P.A. III 3, 664a35 y ss.

97 Cf. P.A. III 3, 664b21.

98 Cf. P.A. III 6, 668b33-669b13.

99 La gran vena (es decir la vena cava) y la aorta están descritas en P.A. III 5, 667b13 y ss.

100 En el texto diaphysis, cuyo significado de intervalo, separación, tabique, aparece claramente infra, VI 3, 562a26.

101 El ventrículo.

102 El epiplón es descrito en P.A. IV 3, 677b14-26.

103 Cf. P.A. III 4, 677b37 y ss.; IV 4, 678a3 y ss.

104 Más información sobre el corazón en los capítulos 3 y 4 del libro 111, en P.A. III 4, 665b9 y ss., y en el tratado Sobre la respiración 6, 478a26 y ss.

105 Lo mismo dicen ELIANO , H.A. IV 20, y PLINIO , N.H. XI 69.

106 Supra I 17; también en III 3, 513a27, y P.A. III 4, 666b21.

107 Según opinión de varios comentaristas, las tres cavidades son los dos ventrículos y la aurícula izquierda. Pero todo el pasaje es oscuro y el texto ha sido diversamente establecido. Dittmeyer lo pone entre corchetes por creer que ha sido trasladado a este lugar de III 3, 513a30 y ss. La verdad es que el corazón tiene cuatro cavidades: dos superiores llamadas aurículas y dos inferiores llamadas ventrículos. Debido a que el lado izquierdo del corazón ha de impulsar la sangre a una distancia mucho mayor que el lado derecho, las paredes musculares de aquél son doblemente gruesas y fuertes que las paredes del lado derecho. En este sentido, pues, no está muy acertado Aristóteles.

108 Esto recuerda, según PECK (ob. cit., pág. 66), la teoría galénica de los espíritus natural, vital y animal, que persistió durante la Edad Media y llegó hasta el siglo XVIII . De acuerdo con esta teoría la sangre se formaba en el hígado y aquí era cargada con espíritus naturales. De allí era distribuida a través de las venas y parte entraba en al ventrículo derecho del corazón; la mayor parte de ella, después de purificada, volvía al sistema venoso, pero una parte pequeña de la sangre venosa se filtraba al ventrículo izquierdo donde se encontraba con el aire enviado del pulmón y producía un tipo más elevado de espíritu; éste era distribuido a través de las arterias, algunas de las cuales conducían al cerebro. Aquí la sangre se transformaba en espíritus animales que eran distribuidos a través de los nervios, supuestamente vacíos. Cf. C. SINGER , A History of Biology, Oxford, 1959, pág. 104.

109 Cf. infra, III 3 y 4, y P.A. III 5, 667b13 y ss.

110 O sea, los mamíferos, en oposición a los ovíparos y a los ovovivíparos. Cf. P.A. II 9, 655a5, y IV 1, 676b3.

111 Por ejemplo PLATÓN , Timeo 70c.

112 Cf. P.A. III 10, 672b10 y ss.

113 Sobre el hígado y el bazo véase P.A. III 7, 669b25 y ss.; 12, 673a13-674a4; IV 2, 676b16-677b10.

114 Lo contrario afirma Aristóteles en P.A. IV 2, 676b16: «La mayoría de los animales sanguíneos tienen bilis que está en relación, ya con el hígado, ya con los intestinos». Por ello algunos críticos, como Dittmeyer y Louis, invierten las negaciones para hacer coincidir ambos textos.

115 El mismo hecho se menciona en P.A. IV 2, 677a1-3; también en PLINIO , XI 192, y ELIANO , XI 29.

116 Término técnico para designar la vena porta. Cf. PLATÓN , Timeo 71e, en donde se indican los nombres de las partes del hígado.

117 Sobre los riñones véase también P.A. III 9, 671a26.

118 Cf. P.A. III 9, 67Ib 14-17.

119 Sobre la vejiga, véase P.A. III 8, 670b32.

120 El texto es difícil y se presta a varias interpretaciones. Nosotros hemos seguido la corrección de Dittmeyer.

121 En el libro III 1, 509a27 y ss.; cf. también G.A. I 2, 716a18.

122 A menudo citados por el autor. Según DIÓGENES LAERCIO (V 21, 103) Aristóteles habría dejado siete libros de Descripciones anatómicas y un libro de resumen de estas descripciones. Estas obras, hoy perdidas, contenían dibujos, con o sin comentarios, realizados o bien por el propio Aristóteles o bien bajo su dirección. Cf. infra, III 1, 510b5-511a34.

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