Читать книгу Investigación sobre los animales - Aristoteles - Страница 6

Оглавление

1 Cf. G. E. R. LLOYD , Early Greek Science: Thales to Aristotle, Londres, 1970, cap. 8, págs. 99-124.

2 Como observa G. E. R. LLOYD , en «Aristotle’s Zoology and his Metaphysics», citando los artículos de Kullmann, Pellegrin, Preus, Gotthelf, Lennox y Furth que hemos recogido en la nota bibliográfica, el interés por la problemática y metodología de sus escritos biológicos y zoológicos en relación a sus tesis y concepciones lógicas y metafísicas ha aumentado mucho entre los estudiosos de su obra en estos últimos años. (Cf. D. DEVEREUX y P. PELLEGRIN , eds., Biologie, Logique et Métaphysique chez Aristote, París, 1990.)

3 Cf. I. DÜRING , Aristóteles (Aristotele, trad, it., Milán, 1976, págs. 591 y ss.), y P. PELLEGRIN , La classification des animaux chez Aristote. Statut de la biologie et unité de l’aristotelisme, París, 1982, en su conjunto. Tanto Lloyd, Vegetti, como P. Louis y Pellegrin, han analizado esas críticas a la dicotomía platónica —sobre todo en De partibus animalium — unidas a la problemática de la clasificación de las especies en la obra aristotélica (cf. M. VEGETTI , L OS orígenes de la racionalidad científica, Barcelona, 1981, págs. 43 y ss.).

4 Cf., por ejemplo, W. JAEGER , Aristotle. Fundamentals of the History of his Development , Oxford, 1962, págs. 337 y ss.; G. E. R. LLOYD , Aristotle. The Growth and Structure of his Thought , Cambridge, 1968, págs. 69 y ss.; I. DÜRING , Aristotele (cito las páginas por la traducción italiana, como en nota anterior), págs. 579 y ss. Es significativo que este texto, como las críticas a la clasificación platónica mediante la diaíresis, se hallen en el De partibus, que avanza en la reflexión metódica notablemente respecto a la Historia animalium, compuesta algunos años antes.

5 La orientación teleológica de la naturaleza está impregnada de platonismo, como han destacado todos los estudiosos de estos textos. En el mismo sentido, véase, como un comentario más, lo que señala J. MO REAU , a propósito de la naturaleza vista por Aristóteles como una potencia artesanal o artística, en Aristóteles y su escuela, Buenos Aires, 1972, págs. 103 y ss., en el capítulo titulado «La naturaleza y el arte».

6 Es muy plástica esa calificación de Aristóteles como «secretario o escribiente de la Naturaleza», que encontramos en EUSEBIO , Praeparatio evangelica XV 809c, y que I. DÜRING cita muy justamente (ob. cit., pág. 579, nota 41). La frase merece ser recordada: (Aristóteles) tês phýseōs grammateus ḗn, tòn kálamon apobréchōn eis noûn, «era el secretario de la Naturaleza, mojando su pluma en la inteligencia».

7 La sentencia de que «la naturaleza no hace nada en vano», tèn phýsin methèn máten poieî, se encuentra en Sobre la marcha de los animales, 708a9, y 704b12-18.

8 LLOYD , Aristotle, ya cit., pág. 93.

9 Por influencia de la tesis de W. Jaeger sobre el desarrollo de Aristóteles como un alejamiento del idealismo platónico y un progresivo realismo y empirismo, algunos estudiosos han querido señalar su interés por la biología y la zoología como una etapa posterior de su evolución intelectual. Todavía el libro de J. ALSINA , Aristóteles. De la filosofía a la ciencia, Barcelona, 1986, está guiado por ese esquema. No hay, sin embargo, datos firmes en su biografía intelectual que permitan tal aserto, ni fue nunca el Estagirita un científico puro (en sentido moderno) que relegara sus tesis lógicas y metafísicas. Lo admirable y característico de su pensamiento es, justamente, ese ajuste entre la observación empírica y la teorización más abstracta, entre la descripción y la búsqueda de causas guiada por la teoría y la reflexión.

10 Cf. los libros citados de Lloyd, Düring, Pellegrin, etc.

11 Tanto Acerca del alma como los Tratados breves de Historia Natural están traducidos, anotados y con buenas introducciones —de T. CALVO y A. BERNABÉ , respectivamente— en esta colección (B. C. G., 14 y 107).

12 Además de esos dos textos, es probable que hayamos perdido un tratado botánico de Aristóteles, un Perì phytôn o Sobre las plantas (que todavía parece conocer ATENEO , que la cita en XIV 625a), y que estaría en la misma línea de la Investigación sobre Ias plantas de su discípulo Teofrasto. Sobre la Historia de las plantas de Teofrasto, que muestra el interés del gran discípulo y colaborador de Aristóteles por estos estudios, véase la traducción de J. M. Díaz Regañón (B. C. G., 112, Madrid, 1988).

13 Aristóteles cita en una veintena de ocasiones esas Anatomaí. Sus ilustraciones podían muchas veces servir para aclarar algunos pasos del tratado Investigación de los animales o de otros. Es, desde luego, una pérdida lamentable la de este útil repertorio de figuras y esquemas, como muy bien señala M. VEGETTI , en su «Introducción» a la versión italiana de la obra.

14 Cf. I. DÜRING , ob. cit.; P. LOUIS y M. VEGETTI , en las introducciones a sus versiones respectivas.

15 Cf. F. MÜLLER , «De historiae vocabuli notione», Mnemosyne, 54 (1926), 234-257; P. LOUIS , «Le mot ἱστορία chez Aristote», Revue de Philosophie 29 (1955), 39-44. Aristóteles emplea muchas veces —en otros textos— el término historía en singular o en plural historíai) para referirse a sus trabajos y reflexiones en este campo. Sólo en un pasaje de la Historia animalium (en 491a6-14), utiliza el vocablo, con un sentido más bien amplio. Como señala M. VEGETTI (ob. cit., pág. 87), la mayoría de las fuentes peripatéticas se refieren a nuestro tratado con el título de Perì zoôn, que, sin lugar a dudas, era suficiente para identificar la obra. En singular o plural el término historía subraya la actividad personal del investigador, sea historiador o naturalista, en la conquista de su saber y en la exposición de sus conocimientos. En un sentido moderno de la palabra, los animales y sus especies carecen de historia (al menos en la visión predarvinista de Aristóteles).

16 Para una visión crítica de estos problemas de composición pueden verse las páginas dedicadas a ellos en las introducciones de P. LOUIS , A. L. PECK y M. VEGETTI , a sus traducciones de la obra. El carácter singular del libro X está bien estudiado desde hace mucho. Cf. G. RUDBERG , Zum sogennanten zehnten Buche des aristotelischen Tiergeschichte, Upsala-Leipzig, 1911.

17 Cf. I. DÜRING , ob. cit., págs. 569-572.

18 El análisis de la estructura de la obra es muy similar en los comentaristas actuales. Con todo, caben algunas variaciones respecto de la apreciación de la mayor o menor contribución aristotélica en algún libro, como en este libro VII, al que M. Vegetti, por ejemplo, concede mayor crédito que I. Düring.

Son siempre muy interesantes los renvíos de un texto a otro que hace Aristóteles, y sus avances programáticos, con la promesa de tratar más adelante este u otro tema. No es enteramente singular que deje sin cumplir esas promesas.

19 I. DÜRING , ob. cit., pág. 589.

20 Cf. la Introducción de D. LANZA y M. VEGETTI a Opere biologiche di Aristotele, Turín, 1971, págs. 30 y ss., e 1. DÜRING , ob. cit., págs. 572 y ss.

21 Sobre todos estos puntos resulta excelente por su precisión y extensa consideración actual el libro de P. PELLEGRIN , La classification des animaux chez Aristote, París, 1982.

22 Las observaciones sobre esos topónimos que D’Arcy Thompson hizo en 1910 fueron luego ampliadas por H. D. P. Lee y recogidas por P. Louis y otros. (Cf. P. LOUIS , «Sur la chronologie des oeuvres d’Aristote», Bull. ASS . G. Budé (1948), 91-95.) Se citan en la Hist. Anim. 102 localidades distintas; 38 son lugares del NO de Asia Menor, y unos 15 corresponden a la zona de la Tróade y Lesbos. El mar vecino a Pirra, junto a Mitilene, está citado 6 veces. En cambio, el De Partibus —con sus cuatro libros— contiene tan sólo 5 topónimos. El contraste es muy significativo. Naturalmente durante su estancia en Lesbos, en los años 346-43, Aristóteles, en compañía de Teofrasto, pudo recoger materiales e informaciones que utilizaría también más tarde.

23 Véase el libro de S. BYL , Recherches sur les grands traités biologiques d’Aristote: sources écrites et préjugés, Bruselas, 1980. Ha habido notorias diferencias en la apreciación del peso de lo sacado de sus lecturas y la propia observación del Estagirita. Deben evitarse los extremos en el juicio. Como en otros campos, Aristóteles trata de aprovechar todos los conocimientos y aportaciones, pero los integra de modo crítico. Ni le interesa especialmente la originalidad ni es respetuoso en todo con el legado anterior. Lo incorpora críticamente a su propia investigación. Por otro lado, la noticia de que su discípulo Alejandro le hubiera procurado abundancia de informaciones para aumentar sus datos no pasa de ser, como dice Düring, «una fábula helenística».

24 M. VEGETTI , ob. cit., pág. 79.

25 M. VEGETTI , ob. cit., págs. 84-86.

26 M. VEGETTI , ob. cit., págs. 85-86.

27 Véanse, por ej., los trabajos de P. Pellegrin y los de G. E. R. Lloyd citados en la Bibliografía.

28 Otras nociones, como las de télos y anánke, hýle y e î dos o morphé, etc., forman parte de ese mismo instrumental teórico de claro origen filosófico.

29 Esa diaíresis por oposiciones binarias (posesión o ausencia de un trazo) se combina con una jerarquización de los seres, una escalonada disposición o scala nalurae, que va desde los seres superiores y más complejos a los más simples y de funciones más elementales, como los insectos o los zoófitos. En Sobre la generación de los animales encontramos las más claras referencias a esa ordenación jerárquica mediante la que aristóteles obtiene una visión de conjunto sobre el entero mundo orgánico. (Cf. 1. DÜRING , ob. cit., págs. 594-96.)

30 Cf. W. D. ROSS , Aristóteles, trad, esp., Buenos Aires, 1957, pág. 171. Con alguna variante, cf. J. A LSINA , Aristóteles..., cit., págs. 90 y ss.

31 M. VEGETTI , Los orígenes de la racionalidad científica, págs. 42 y ss.; P. PELLEGRIN , La classification des animaux chez Aristole.

32 W. D. Ross, ob. cit., pág. 166. Este antiguo estudio de Ross, en las veinte páginas que dedica a la zoología aristotélica, es todavía un buen resumen sobre sus aciertos y errores.

33 Además de su ya mencionada confianza en el lenguaje corriente y su renuncia a crear una terminología científica en este campo. Cf. J.- M. LE BLOND , Aristote philosophe de la vie. Le livre premier du Traité sur les parties des animaux, París, 1945, págs, 14 y ss.

34 Como señala muy justamente 1. DÜRING , ob. cit., pág. 585.

35 Cf. M. VEGETTI , Los orígenes de la racionalidad científica, ya citado, y los últimos trabajos de G. E. R. Lloyd.

36 Cf. I. DÜRING , ob. cit., págs. 604-608, y el libro de P. MANULI y M. VEGETTI , Cuore, sangue e cervello, Milán, 1977. Para su relación con las teorías sustentadas por los médicos hipocráticos y la evolución de la teoría sobre la circulación de la sangre, puede verse el libro de C. R. S. HARRIS , The Heart and the Vascular System in Ancient Greek Medicine. From Alcmaeon to Galen, Oxford, 1973.

37 Sobre el tema de la aportación de uno y otro sexo en la reproducción humana según las teorías antiguas, el estudio ya clásico es el de E. LESKY , Die Zeugungs- und Vererbungslehren der Antike und ihr Nachwirken, Wiesbaden, 1951.

38 La Historia de los animales de Claudio Eliano está traducida y prologada por J. M. Díaz Regañón en esta misma serie, en dos volúmenes (Madrid, 1984, B. C. G., núms. 66 y 67).

39 Sobre la problemática del texto y la influencia posterior remito a las páginas oportunas en las introducciones de P. Louis, A. L. Peck, y M. Vegetti.

Investigación sobre los animales

Подняться наверх