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7. Traducciones españolas de Baquílides. Nuestra traducción

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Ciertamente, Baquílides no ha tenido mucha fortuna entre nosotros. Antes de la publicación del papiro londinense, algunos fragmentos del poeta habían sido traducidos en verso castellano por los hermanos Canga-Argüelles (Obras de Sapho, Erinna, Alcmán, Stesíchoro, Alceo , Íbico, Simónides, Bachílides, Archíloco, Alpheo, Pratino, Melanípides , traducidas del griego en verso castellano por D. Joseph y D. Bernabé Canga-Argüelles, Madrid, 1796), divididos en Odas (Frs . 4, 61 ss.; 20B, 6 ss.; 11, y 21), Epigramas (Epinicios 5, 37 ss.) y Fragmentos (Fr . 4, 21 ss., y otros tres hoy atribuidos a Simónides). Estas versiones han sido reimpresas, posteriormente, en diversas antologías de poetas líricos griegos, como la publicada en Madrid en 1898, que incluye también traducciones de Baráibar, Menéndez y Pelayo, Conde y Ayensa, y, lo que es más grave, en dos recopilaciones recientes, la de F. C. Sainz de Robles para la colección Austral (Madrid, 1963) y la de F. Montes de Oca en la Editorial Porrúa (México, 1973; el recopilador, por cierto, atribuye las traducciones a A. Esclasans). Flaco favor hacen, desde luego, los dos últimos libros citados a nuestra filología, al presentar tan paupérrimos testimonios de un poeta bien conocido desde hacía setenta u ochenta años. A ello hay que añadir, además, una absoluta falta de rigor crítico; por ejemplo, Sainz de Robles comienza diciendo, en unas breves líneas introductorias, que Baquílides era sobrino de Simónides y tío de Esquilo (!), y en la escasa bibliografía cita las ediciones de Kenion (sic) , afirmando que es la más completa y mejor depurada (cuando Snell había publicado ya la octava edición teubneriana), y de Blatz (sic) , y el artículo de J. (sic) Körte y el libro de Severyns (sin la inicial del nombre de pila, con lo que evita volver a equivocarse).

Cuando, al descubrirse la obra del poeta, se multiplicaron las traducciones, totales o parciales, de sus poemas en los países con mayor tradición en filología clásica e, incluso, en otros que no tenían tanta, España quedó nuevamente al margen y el primer trabajo que sobre el nuevo Baquílides se hizo en nuestro país fue un curioso librito, publicado sin fecha 95 , en el que se incluía el texto griego del ditirambo 18, con versión castellana literal (a cargo de P. Bosch Gimpera), castellana en verso (J. Montaner y Castaño), catalana (V. Solé de Sojo), gallega (J. Gigirey Rodríguez) y vasca (J. Azcue). Desgraciadamente muy poco es también lo que se ha hecho después. Contamos con algunas traducciones de poemas sueltos, como los epinicios 3 (en Antología de la poesía lírica griega. Siglos VII-IV a. C ., selección, prólogo y traducción de C. García Gual, Madrid, 19832 , y en el libro de D. Castellanos citado en la bibliografía, donde también se traducen los ditirambos 17 y 18) y 13 (E. François, «La Oda XII [XIII] de Baquílides», Anal. de Filol. Clás . 4 [1947-1949], 91-113); pero la única traducción al castellano con pretensiones de exhaustividad es la que Jesús Lens ha publicado en tres partes: «Ditirambos», Est. Clás ., Supl., 2.a serie de trad., 5 (Madrid, 1967), 163-175; «Epinicios», ibid ., 177-206, y Fragmentos , Granada, 1975. Se trata de una buena versión, atenta a los muchos problemas críticos que el texto plantea; Lens traduce todos los epinicios y ditirambos (salvo aquellos pasajes que se conservan muy fragmentariamente, como el comienzo del ditirambo 15, el final del 19 o los ditirambos 22-25) y, de los fragmentos, solamente aquellos que reproducen palabras literales del poeta, sin clasificarlos por géneros e indicando simplemente en las notas los que son de atribución dudosa. La introducción es muy breve.

En este aspecto, casi han corrido mejor suerte otras lenguas de nuestro país, ya que, además de las traducciones del ditirambo 18 citadas más arriba, M. Balasch preparó para la colección Bernat Metge (Barcelona, 1962) una edición bilingüe greco-catalana de las obras de nuestro poeta, que incluye, además, una extensa introducción general e introducciones parciales a cada género y a cada oda en particular; traduce Balasch las Odas 1-22 y, entre los fragmentos, sólo los literales, como Lens. Conviene señalar, por último, la versión gallega que, a la manera de Pascoli en Italia, hace el poeta Ramón Cabanillas del Fr . 21 (en Versos de alleas terras e de tempos idos. Parafrasis galegas , Santiago de Compostela, 1955, segunda edición en Obra completa , Buenos Aires, 1959, pág. 418): «Eu non teño fachenda / nin púrpuras / nin gandos / nin facenda, / pro teño un alma allea de inquedade, / chea da paz sinxela da bondade, / e, amáis, teño unha musa saudosa / que me regala, ás veces, unha rosa; / e, enchendo meus degaros manseliños, / en vasos de Beocia añexos viños.»

Así pues, dada la escasez de la bibliografía española sobre Baquílides, nos hemos propuesto traducir no sólo todos los epinicios, ditirambos y fragmentos (tanto los que constituyen palabras textuales como los que nos dan alguna noticia sobre la obra de nuestro poeta), sino incluso los pocos escolios a sus poemas que nos han llegado (alguno de ellos muy interesante) y los testimonios que sobre su vida y su arte nos han transmitido los autores antiguos, con el fin de obtener, al menos, una imagen lo más completa posible de la obra de Baquílides.

Como es natural en un autor que nos ha llegado en las condiciones del que ahora traducimos, el texto presenta numerosas lagunas, algunas de ellas de gran extensión; no obstante, cuando las lagunas son breves y podemos entrever más o menos el sentido global del pasaje, pero ninguno de los suplementos propuestos ofrece suficientes garantías, hemos optado por introducir en nuestra traducción una de las conjeturas posibles, que facilite la lectura. En cuanto a los fragmentos, nos ha parecido conveniente presentarlos con su contexto, ya que éste puede proporcionar interesantes informaciones accesorias; asimismo, cuando un pasaje nos ha sido transmitido por más de un autor, se ofrecen todos los testimonios, distinguidos por una letra minúscula que acompaña al correspondiente número del fragmento (1a, 1b, 1c, etc.; 1Aa, 1Ab, 1Ac, etc.).

Contamos, afortunadamente, con una edición modélica de la obra de nuestro poeta, la de B. Snell-H. Maehler (Carmina cum fragmentis , Leipzig, 197010 ), cuyo texto hemos seguido; no obstante, nos apartamos de él en los siguientes pasajes:




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