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Оглавление30 de enero
Comienza el Holocausto
“En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, NVI).
El 30 de enero de 1933, comenzó en Europa una época de terrible persecución, conocida como el Holocausto. Cuando Adolfo Hitler llegó al poder como nuevo canciller de Alemania, trajo consigo una agenda reducida, un comportamiento impredecible y una filosofía oscura. En pocos meses, tomó el control total del gobierno y se convirtió en un dictador. Creyendo que su raza era superior a todas las demás razas de la tierra, inició acciones tan sorprendentemente malvadas que incluso los más cercanos a él no creyeron que de verdad las llevaría a cabo. El blanco especial de sus nefastos planes era la raza judía.
Una de las primeras cosas que hizo fue promulgar una ley que proclamaba la inferioridad de los judíos y determinaba que no merecían formar parte de Alemania. Esta ley no afectó solo a unos pocos judíos, sino a masas de seres humanos de todo el país. La policía secreta de Hitler irrumpió en restaurantes, tiendas y hogares judíos, gritando sus órdenes de evacuación. Muchos judíos fueron empujados a sectores cercados de la ciudad, llamados guetos, donde niños tosiendo y vestidos solo con trapos temblaban en el aire nocturno. Otros judíos fueron obligados a trabajar en fábricas como esclavos. A otros los metieron en trenes como si fueran ganado, con destino a los lugares que se convirtieron en la cara grotesca del Holocausto: los campos de concentración. Separados de sus familiares, con apenas migajas de comida, plagados de insectos y dolor, muchos judíos sentían que sus cuerpos eran devorados lentamente por el hambre o por la enfermedad. Luego, lo peor. Hitler ordenó que los judíos, uno tras otro, fueran ejecutados por pelotones de fusilamiento o en cámaras de gas. Se calcula que, durante la Segunda Guerra Mundial, murieron hasta seis millones de judíos a causa del Holocausto.
Algún día, tú y yo quizá tengamos que sufrir por Jesús, por el simplemente hecho de ser cristianos. Incluso ahora, en muchas partes del mundo, la gente sufre por ser sus seguidores. El enemigo lleva consigo una filosofía oscura y desprecia violentamente a los seres humanos, los receptores del amor de Dios. Pero, ten valor. Jesús ha vencido a los dictadores malintencionados del mundo, los guetos asolados por la enfermedad, el trabajo esclavo, el hambre y las cámaras de gas. Cuando todos los preciosos seres humanos de todo el mundo reconozcamos cuál es nuestra situación y decidamos ser rescatados, estaremos del lado vencedor. Entonces, cuando esta guerra espiritual termine, seremos ganadores, para siempre.