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Оглавление5 de febrero
Pionero de la libertad religiosa
“Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32, NVI).
La libertad religiosa es un derecho atesorado por los estadounidenses, pero no siempre fue así. Hay muchas historias que hablan de estadounidenses famosos que sacrificaron todo para conseguir esa libertad. He aquí una de ellas.
El 5 de febrero de 1631, un hombre llamado Roger Williams llegó a Boston desde Inglaterra. Comenzó como maestro y luego pastor en la Colonia de la Bahía de Massachusetts, pero pronto se hizo evidente su fuerte desacuerdo con la forma en que los líderes coloniales puritanos trataban a los colonos y a los nativos norteamericanos. En aquella época, el desacuerdo con los dirigentes podía acarrear graves castigos, incluso la muerte. Para Roger, con su respeto por la libertad individual, esta política era impensable, y su separación de los líderes puritanos fue en aumento hasta que fue desterrado de la colonia. Sin otro lugar a donde ir, caminó trabajosamente por la nieve durante varios días hasta llegar a una aldea de la tribu de los indios Narragansett. Cuando por fin se arrastró hasta los confines amistosos, ardía de fiebre y apenas se salvó de una muerte prematura. Se recuperó y terminó estableciéndose en lo que hoy es el estado de Rhode Island. Roger creía que todo el mundo debía poder vivir en paz y adorar a Dios como mejor le pareciera. Esta doctrina de la libertad, hizo que la gente se sintiera bienvenida, y todo tipo de personas desde todas partes comenzaron a mudarse a su asentamiento. Los judíos y los cuáqueros fueron algunos de los primeros colonos religiosos en ser acogidos. Como resultado de la afluencia, Roger fundó su propia colonia, a la que llamó Providence. También fundó la primera iglesia bautista de Norteamérica y escribió el primer diccionario en una lengua nativa. Dondequiera que fuera Roger, llevaba consigo la paz y la satisfacción. Hoy es considerado uno de los primeros pioneros de la libertad religiosa en Norteamérica.
En la Palestina de la época de Jesús, el pueblo estaba esclavizado por innumerables normas religiosas que les imponían los dirigentes de la iglesia. Cualquier pobre campesino que no estuviera de acuerdo podía ser expulsado de la iglesia. Esta política era impensable para Jesús, así que pasó sus días restaurando la verdad sobre Dios: que él quiere desesperadamente nuestra amistad, una amistad basada en la verdadera libertad.