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Un descanso de la religión
Aún no he encontrado lo que estoy buscando.
– U21
Nuestro mundo está repleto de personas que andan en búsqueda de la realidad última: buscadores de la verdad que se mueven hacia lo espiritual tan rápidamente como se escabullen de la religión.
Para esos buscadores, la religión parece ser muy estrecha, muy rígida como para contener toda la verdad que persiguen. Los buscadores son personas abiertas a aprender de todas las religiones, pero le rehuyen al compromiso con alguna de ellas. Con frecuencia, son personas que rechazan la religión por una razón simple: ya la han sufrido de primera mano. Muchas son personas que en el pasado han sido parte de una religión organizada y la experiencia ha sido más pesada y aburrida que liberadora y revitalizante. Ellas le hacen eco a las palabras de Lenny Bruce, quien dijo: “La gente está abandonando la iglesia y encontrando a Dios”.2
Quizás, algo de esto podría describirlos. Mi deseo es que este libro caiga en las manos de alguien que no sea tan solo un indagador escéptico, sino también un buscador espiritual. Escribo para la gente que ya está cansada de la religión, pero que aún no está preparada para arrojar por la borda la idea de conectarse con Dios.
Si tal es tu caso, permíteme sugerir un punto focal para tu búsqueda, un punto de referencia que te ayude a navegar por las muchas alternativas espirituales disponibles en la actualidad. Considera la posibilidad de que Jesucristo esté en una posición incomparable para ofrecerles a todos su ayuda espiritual, sin importar sus trasfondos religiosos. Piensa en esto: un rabí para los judíos, un profeta para los musulmanes, un avatar para los hindúes, un iluminado para los budistas, el Hijo de Dios para los cristianos, un maestro sabio para los seculares, un “amigo de pecadores” para el resto de nosotros. ¿Será coincidencia? A diferencia de cualquier otro líder religioso, profeta, filósofo o gurú espiritual, Jesús, solo él, tiene la capacidad de entregarle un mensaje a la gente de todas las religiones y a quienes no siguen religión alguna. Esto significa que, sin importar la cosmovisión que actualmente tengas, Jesús puede ser el lugar perfecto para empezar tu búsqueda.
Para ser claro: no estoy hablando de la religión cristiana vs. todas las demás. Asómate nada más a la historia de la iglesia para percatarte de que el cristianismo necesita oír el mensaje de Jesús tanto como —o quizás más que— la mayoría de las otras religiones. Por el contrario, yo estoy hablando de la persona de Jesús que trasciende a cualquier religión y que las ilumina a todas. Si estás indagando la verdad espiritual, creo que Jesús puede ofrecerte la guía que buscas.
Me fascina observar que no importa qué tan hostil es la gente cuando la religión organizada entra en escena, especialmente la religión cristiana: esas mismas personas tienden a conservar un lugar especial en sus corazones para el Jesús histórico. Por supuesto, ellas pueden reconfigurar a Jesús a su imagen tal como suelen hacerlo quienes sostienen sus propios conceptos acerca de Dios, sin embargo, eso muestra con mayor claridad su deseo de adoptar a Jesús y llevarlo a sus vidas. Ellas quieren que Jesús esté de su lado. Aunque la religión cristiana les pueda repeler, entienden que no pueden acusar a Jesús como la causa de tanta repulsión. Es como si algo relativo a esa figura histórica hiciera eco en sus corazones. ¿Por qué hay tantos libros publicados y vendidos acerca de Jesús? ¿Por qué estás leyendo este libro? ¿Qué hay en Jesús que lo hace tan extrañamente atractivo?
Uno de mis pensadores contemporáneos favoritos, John Stott, confirma este aprecio inusual por Jesús en el mundo de hoy: “En verdad, son muchos los que tienen una postura crítica frente a la iglesia, y, sin embargo, al mismo tiempo, conservan una admiración secreta por Jesús. De hecho, no he encontrado todavía, ni creo que llegue a encontrar, a alguien que no tenga un alto concepto de Jesucristo”.3
Brian McLaren detalla esta idea un poco más en su profundo libro The Secret Message of Jesus [El mensaje secreto de Jesús]:
Piensen en las personas que, con todo y haber renunciado a la “religión organizada” debido a experiencias malas o inútiles, aún sostienen una opinión positiva de Jesús. O quizás “opinión” no es la palabra acertada: lo que ellas mantienen es un cierto sentido de posibilidad en relación con Jesús, un sentido de que tiene que haber algo más en él, más de lo que la mayoría de la gente se da cuenta, incluso más de lo que muchos que se autodenominan cristianos perciben.4
¿No será que Dios todavía tiene algo que decirnos a través de Jesús para lo cual aún no tenemos espacio disponible? ¿No será que no va a dejar que marginemos a Jesús, no importa cuán perturbadora o irrelevante nos parezca la religión cristiana?
La religión puede ser agotadora: una rutina de actuaciones prefijadas que se mueve por el combustible de la culpa y el temor. Al mismo tiempo, la espiritualidad genérica puede también constituirse en una empresa agotadora debido a su falta de un punto focal. Muchos de los que han rechazado la religión se han ido hacia una especie de espiritualidad para todos los gustos que les permite a sus comensales comparar y seleccionar su sistema de creencias preferido mientras se mueven a lo largo de la fila. No me malinterpretes. Me fascina un buen buffet (¡y tengo la contextura física para demostrarlo!), pero lo que funciona en la comida no necesariamente funciona en la fe. Muchos de esos catadores espirituales también están cansados de una búsqueda que carece de enfoque y fundamentación. Se sienten indigestos y malnutridos, hastiados de calorías espirituales vacías.
Las siguientes palabras de Jesús fueron dichas por y para nosotros, los que estamos cansados de la religión y, sin duda, cansados también de nuestros propios esfuerzos por encontrarle alguna alternativa: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana” (Mateo. 11: 28-30).
Observa que Jesús no plantea una religión diferente ni mejor. Antes bien, él nos invita a él mismo como una alternativa a las formas extenuantes de la religión. Este es un tema prominente en su enseñanza. Un tema que examinaremos en mayor detalle más adelante. Por ahora, bástenos con preguntar: si Jesús es de alguna manera Dios con una piel encima, Dios mismo que viene a nosotros en persona, ¿cuáles pueden ser las implicaciones radicales? ¿No se altera completamente y por esa razón la dirección de las búsquedas espirituales humanas? Nuestros intentos por alcanzar a Dios desenmascaran la religión, y la cuesta empinada es agotadora. Sin embargo, si Jesús es Dios que viene a nosotros y se vuelve uno de nosotros, la religión se vuelve redundante.
La religión apela a reglas que fuerzan nuestros pasos, a la culpa que nos mantiene en formación, a los rituales que traen a la memoria nuestros fracasos e incapacidad para satisfacer dichas reglas. De esa manera, le añade más carga a los que ya llevan a cuestas el fardo pesado de la vida. Jesús, por el contrario, nos ofrece el descanso que estamos buscando.
Puesto que estas palabras de Jesús capturan la invitación que nos hace a todos y todas, me gustaría volver a citarlas, pero esta vez tal como aparecen en una versión diferente titulada The Message [El mensaje], de Eugene H. Peterson. Aquí tienes la oportunidad para ir más allá de la lectura y saborear las palabras que van al centro de nuestros anhelos humanos más profundos. Lee esas palabras de Jesús lenta y concienzudamente para ver si toca alguna fibra profunda en ti:
¿Están cansados? ¿Totalmente agotados? ¿La religión los ha dejado exhaustos? Vengan a mí. Escápense conmigo y recobrarán la vida que han perdido. Les voy a mostrar cómo se toma un descanso real. Caminen y trabajen conmigo: miren cómo lo hago. Aprendan de los ritmos sueltos de la gracia. Yo no voy a descargar sobre ustedes nada que sea oneroso ni que les cause estorbo. Manténganse en mi compañía y aprenderán a vivir con libertad, con una carga ligera. (Mateo 11: 28-30)
Yo quiero el “descanso” que Jesús ofrece aquí. Quiero aprender “los ritmos sueltos de la gracia”.
Aunque Jesús nos ofrece descanso, observa que dice “carguen con mi yugo”. No dice “recuéstense en mi sofá”. Sí, nos ofrece descanso, pero es un descanso activo, constructivo, creativo. Los yugos son herramientas para el trabajo agrícola que se ponen en el cuello de los animales para que jalen una carreta o los implementos para el arado. Un yugo es, por lo tanto, un símbolo de un trabajo con propósito, de una labor que se hace en cooperación. Digo “en cooperación” porque un yugo une a dos animales que trabajan uno al lado del otro en un esfuerzo rítmico, en equipo. Es posible que Jesús quiera que nos lo imaginemos a nuestro lado en el yugo, o quizás él apunta al hecho de que crecemos mucho mejor espiritualmente cuando avanzamos en relaciones de hermandad con los demás. De cualquier manera, nos promete que va a haber un trabajo involucrado si es que queremos aprender de él, pero que va a ser una labor creativa, con sentido y en colaboración, esto es, un trabajo que es más un alivio que una responsabilidad, algo así como debió haber sido la vida en el jardín del Edén (Génesis 2: 15).
Me entusiasma verme como parte de ese movimiento creciente de personas que están descubriendo este descanso de las demandas legalistas de la religión. Puesto que la espiritualidad de Jesús trasciende cualquier institución o tradición religiosas, mucha gente en todo el mundo, proveniente de los más diversos trasfondos religiosos o, incluso, sin ningún historial religioso en absoluto, se está juntando para aprender de esa figura única y singular de la historia; y ahora, la invitación a unirte al diálogo se extiende también a ti.
1 But I still haven’t found what I’m looking for, éxito musical de U2 (Nota del traductor)