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CAPÍTULO 2
¿Existen las plantas?

2. 1. Una hazaña casi imposible

En este ecosistema árido, temperaturas extremadamente frías, poco sol y humedad, calidad de suelo pobre y un corto período de crecimiento; hay plantas que se han desarrollado específicamente para vivir en estas condiciones.

Parece una hazaña casi imposible para una planta sobrevivir en la Antártida.

Un jardín abundante de flores policromadas es inimaginable, pero mirar la superficie bien de cerca, nos regalara la visión de un mundo muy especial y único de la vida vegetal.

Como vimos, hace aproximadamente 200 millones de años, la Antártida pertenecía al súper continente llamado Gondwana, que incluía Australia, África, India y América del Sur.

Aquí, miles de especies de plantas florecieron durante muchos millones de años. Cuando los continentes empezaron a dividirse unos de otros hace unos 145 millones años, la Antártida navegó hacia el Polo Sur.

La mayoría de las plantas fueron capaces de sobrevivir y continuaron creciendo durante el movimiento continental.

Pronto, el clima llegó a ser demasiado frío, seco y no apto para sostener estas formas de vida.

Restos fosilizados de plantas como araucarias y helechos se encuentran en la Península Antártica occidental y evidencian una historia fascinante de una tierra que alguna vez fue verde y exuberante.

Pueden encontrarse restos fosilizados en las rocas próximas a los glaciares que han retrocedido recientemente. ¡Es una sensación increíble observar el fósil de una planta que ha existido en el continente hace millones de años!

Como ejemplo, menciono al Monte Flora. Próximo a la Base Esperanza, fue designado Sitio Especialmente Protegido a fin de conservar los fósiles de la flora y fauna marina previos a la glaciación.

Si bien la Antártida es un lugar frío, seco y desolado, la vida suele encontrar un camino.

Actualmente, existen sólo dos especies conocidas de plantas con flores se encuentran en el continente:

2. 2. Hierba antártica

La hierba Antártica cabello (Deschamsia antarctica). Crece sobre todo en el norte de la península e islas sub antárticas en grupos pequeños y concentrados en zonas rocosas.

Estas plantas se observan con más frecuencia entre colonias de pingüinos y pueden soportar altas cantidades de disturbios sin extinción.


Durante su corto periodo vegetativo en verano, deben soportar la naturaleza imprudente de elefantes y focas, elevadas velocidades de viento y las muchas toneladas de estiércol de pingüino que se producen desde las colonias de cría.

Aún así, sobreviven en superficies de 30 cm de diámetro. Su sistema radicular profundo y complejo mantiene bien anclada dentro de sus hábitats y permite absorber fácilmente el agua y los nutrientes de su entorno.

En invierno, la hierba antártica cabello pierde sus hojas largas, delgadas, verdes y puede soportar temperaturas de congelación sin morir completamente.

2. 3. La spergula antártica

La Spergula Antártica (Colobanthus quitensis) puede crecer hasta los cinco centímetros de altura!

A diferencia de la hairgrass, la Spergula tiene flores pequeñas, de color amarillo. Puede encontrarse comúnmente en zonas rocosas en las regiones costeras del continente.

Puesto que no hay moscas, abejas ni aves para ayudar con el proceso de polinización, ambas plantas dependen del viento para polinizar.

La abundancia de viento durante el verano, vuelven sus procesos reproductivos extremadamente simples. Además, ambas plantas son autopolinizantes, lo que significa que no dependen de otras plantas que les ayude a reproducirse.

Todo lo que necesitan es el viento para llevar polen de una pequeña flor a la flor siguiente en la misma planta.

Se trata de una adaptación que probablemente ha evolucionado en respuesta a un clima hostil, donde las plantas son a menudo muy espaciadas.

Con un aumento de temperatura en toda la península debido al cambio climático, ambas especies han experimentado importantes expansiones en toda su gama.


Las plantas hairgrass y Spergula antártica son miembros de un grupo denominado ‘plantas vasculares’, lo que significa que contienen complejas estructuras vasculares que transportan nutrientes a lo largo de sus hojas, tallos y raíces.

2. 4. Musgos, líquenes, algas...

Plantas no vasculares como musgos, hepáticas, líquenes y algas no tienen un sistema radicular y por lo tanto un sistema de circulación de nutrientes eficiente.

Las plantas no vasculares se encuentran comúnmente cerca de zonas húmedas donde agua y absorción de nutrientes se ven facilitados.

La Antártida sólo contiene 100 especies de musgos, 25-30 especies de hepáticas, 250 especies de líquenes y más de 700 especies de algas!

Muchas de estas plantas se encuentran en hábitats rocosos intermareales y húmedos, principalmente en las islas subantárticas, donde clima y hábitat son un poco más clementes.


Base Primavera-Zona Especialmente protegida por la abundante flora antártica.(Foto:Marcelo Gurruchaga)

2. 5. Huéspedes inesperados

A modo de huéspedes inesperados, a partir de las primeras expediciones dedicadas a caza de focas y ballenas que tuvieron lugar a partir del siglo XIX; las Islas Georgias del Sur y otras del norte de la península fueron colonizadas por diversas especies de plantas que viajaron como polizón adheridas al calzado o alforjas de los marineros, encontrando condiciones aptas para la supervivencia con veranos apacibles e inviernos no demasiado crudos.

El aumento del nivel del mar amenaza a las plantas antárticas, especialmente las que viven en las regiones costeras.

A excepción de las algas y algunos líquenes, la mayoría de las plantas no puede sobrevivir en un ambiente de alta salinidad.

Las plantas se consideran un excelente indicador del cambio climático debido a su sensibilidad a los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.

El clima de la Antártida cada vez más cálido, sumado al retroceso de los glaciares y la disminución de las superficies cubiertas por hielo o nieve que exponen el suelo árido, proporcionan un hábitat más adecuado para que las plantas puedan colonizar y crecer.

Esto puede ser una invitación abierta para que especies no nativas se establezcan y asuman el control.

La prevención es incómoda y dificultosa. Existen protocolos y procedimientos preventivos para evitar que especies no nativas sean introducidas involuntariamente.


Turista limpiando sus botas previo a un desembarco

Es sumamente necesario tomar cuidados personales y organizacionales.

Requiere de mucha colaboración por parte de los turistas, logísticos o científicos que en número creciente llegan a la Antártida cada año.

Individualmente es indispensable una conducta responsable en el control y limpieza del calzado, mochilas, bolsos porta equipo, etc.

Asimismo, los líderes a cargo de programas nacionales, operadores logísticos, expediciones científicas, operadores turísticos, etc; deben cumplir los protocolos establecidos por el COMNAP (Consejo de Administradores de Programas Antárticos Nacionales), la IAATO (Asociación Internacional de Operadores de Turismo Antártico) y otras recomendaciones vigentes

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