Читать книгу Retrato de mujer sin familia ante una copa - Carmen Ollé - Страница 12
ОглавлениеSiguiendo el rastro de un detective salvaje
De todo lo que queda impregnado en la memoria, no se sabe por qué razón la risa y el sonido de la voz humana marcan su territorio en un presente continuo. Si digo el nombre del detective al que voy a referirme, de inmediato escucho su risa y el timbre de su voz, entre atiplada y ronca.
Desearía situarme en el corazón de Arturo Belano1, que acaba de morir, dejando atrás una obra soberbia, relativamente voluminosa para su edad, 50 años, tiempo sumamente breve, sea visto en términos de lo infinito o desde lo finito de la Creación.
Belano murió y a mí me vino a la mente la época en que lo conocí en Barcelona, cuando él tenía 24 años. No recuerdo si en ese entonces Belano bebía, pero lo cierto es que murió por haber bebido en exceso: un problema al páncreas, otro al hígado. En las últimas fotografías tenía muy pronunciada la quijada, como si fuera a atravesar el papel de lo afilada que era. Para compensar todos esos años que no tuve contacto con él, compré, a su muerte, algunos de sus libros, los que pude obtener en librerías después de que los galgos cazafantasmas pasaron por ahí. «Escritor famoso muere de insuficiencia hepática», «Renombrado autor latinoamericano fallece a temprana edad y deja una importante novela inédita titulada 2666». No tiene sentido que reproduzca las frases elogiosas con las que lo despidieron los periódicos. Posiblemente Belano se ría de ellas desde el más allá. ¿Cómo he de encontrarme con Belano joven o el Belano adulto, el Belano enfermo de muerte?
Belano siempre habla en sus cuentos de una poeta belga suicida, puedo identificar a la muchacha y despertarla del sueño de los justos. Se trata de Sophie Podolski. Él me regaló una revista con sus poemas. Sophie parece haber sido muy querida por Belano. Ella escribió En el país donde todo es posible. Belano era devoto de un país como ese, pues en él podía reencontrarse con el revolucionario, el vagabundo, el ratón de biblioteca, el disociador por excelencia que fue prisionero durante el golpe de Estado de Pinochet al que unos amigos detectives libraron de morir. Sí, Sophie dibujaba a mano sus poemas; yo los leí en francés, lengua que no domino, pero algo me quedó de ellos: la sensación de una locura altamente comprometida.
En Liberia, Belano repasa las fotos de una antología de poesía francesa contemporánea de 1945. Belano, como en su tiempo Rimbaud, se pasó el siglo XX recorriendo el mundo y es así como, igual que el eterno vagabundo fue a parar a Abisinia, Belano asomó la nariz en Liberia. Vaya a saber cómo fue que llegó a Liberia. Claro que Belano no regresó a Europa convertido en un negro africano como Rimbaud.
Mientras Belano recorre las páginas de ese fósil literario, cada poeta retratado produce en él una pequeña conmoción. Analiza la mirada, el gesto de los antologados. Es como si quisiera saber si alguno de estos poetas quedará: Belano quiere descifrar la paradoja del tiempo. En ese viejo libro de poesía francesa se puede oír el crepitar de un intenso fuego, el que Belano enciende para cobijarse del frío o de su prematura muerte.
¿A cuántos concursos literarios se presentó Belano cuando era pobre en Barcelona? Belano recurre a una artimaña, la de Sensini en el exilio, el escritor maduro que –como él– se pasa la vida concursando y cumple como todo poeta en crisis con morirse de rabia y recoger un miserable estipendio para continuar maldiciéndonos. Al parecer el viejo se las sabía todas y mandaba el mismo cuento con distintos membretes a diversos concursos, viejo sabio ganapán. ¿Cuántos de esos concursos ganó Belano y cuántos Sensini? Belano cuenta que él no ganó ninguno y que Sensini barrió con casi todos. ¿Quién es Sensini, en realidad? Un escritor que busca a su hijo desaparecido durante el golpe de Estado de Pinochet y que no tiene ánimos para celebrar los premios, un artista que se ve obligado a concursar para poder vivir y que tal vez se refugia en el alcohol para seguir viviendo.
Belano está solo, ha peleado con su chica, se entera de que está enfermo del hígado. A Belano y a Sensini solo les queda probar suerte.
1. Alter ego de Roberto Bolaño en Los detectives salvajes.