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ОглавлениеEncuentros con Jesús - 12 de febrero
Entre paréntesis
“(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)” (Juan 11:2).
La mesa estaba servida. Simón, el anfitrión de esta cena, había sido curado de lepra y desde ahí seguía a Jesús. Esta enfermedad repugnante que lo había aislado de la sociedad, una vez curada, le había permitido recuperar su dignidad.
Simón recordaba muy bien a María y todo lo que había hecho. Pero en esta historia vemos que aunque Jesús había obrado en ambas vidas, Simón solo albergaba el recuerdo de su sanación exterior. La trató con desprecio al ver el regalo que ella le hacía a Jesús.
Él también había sido inmundo y todo se le había devuelto gracias a Jesús, pero no demostraba una actitud de agradecimiento y reconocimiento sincero. María, sí.
Muchas veces tenemos la costumbre de recordar los errores nuestros y de los demás. Quizás en ese momento muchos recordaran a Simón como el leproso, y a María, como la endemoniada.
Pero Juan demuestra que había pasado tiempo con Jesús, que había aprendido a rescatar los aspectos positivos de las personas. Al iniciar el relato de la resurrección de Lázaro y mencionar a sus hermanas, podría haber escrito: (María, la mujer endemoniada y de mala vida). Pero no lo hizo así. Al aclarar quién era ella, resalta las cualidades por las que verdaderamente sería recordada para siempre. ¡Cuánto esconde esta aclaración entre paréntesis!
“Cuando a la vista humana parecía un caso perdido, Cristo vio en María aptitudes para lo bueno. Vio los mejores rasgos de su carácter. […] Por medio de su gracia ella llegó a ser participante de la naturaleza divina. La que había caído, y cuya mente había sido habitación de demonios, fue puesta en estrecho compañerismo y ministerio con el Salvador” (El Deseado de todas las gentes, p. 521).
María fue partícipe directo de muchos de los eventos más importantes de la vida de Jesús.
Puede ser que aún te recrimines tus errores del pasado, pero Jesús recibe a todos.
“A las almas que se vuelven a él en procura de refugio, Jesús las eleva por encima de las acusaciones y el chismerío” (ibíd., p. 522). Te invito a que escribas una aclaración entre paréntesis que cuente lo que Jesús hizo en tu vida, que muestre esas aptitudes para lo bueno, que muestre cómo él te eleva.