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Encuentros con Jesús - 19 de febrero

¿Heridas o cicatrices?

“Luchó con el ángel, y lo venció; lloró y le rogó que lo favoreciera. Se lo encontró en Betel, y allí habló con él; ¡habló con el Señor Dios Todopoderoso, cuyo nombre es el Señor!” (Ose. 12:4, 5, NVI).

Tuve un compañero que siempre hacía alarde de las cicatrices que tenía y le gustaba contar las historias detrás de ellas. Y es que muchas veces las cicatrices son fuente de entretenidos relatos, pero generalmente recuerdan momentos de intenso dolor o malestar también.

No sabemos si la “cicatriz” que le quedó a Jacob después de su encuentro con el ángel fue algo de lo que hablaba con frecuencia, pero seguramente esa cojera era un recordatorio diario del encuentro que había tenido con Dios.

En El conflicto de los siglos se nos dice: “Mediante la humillación, el arrepentimiento y la rendición ese mortal pecador y descarriado prevaleció sobre la Majestad del cielo. Se había aferrado con un apretón tembloroso a las promesas de Dios, y el Amor infinito no podía rechazar la súplica del pecador. Como evidencia de su triunfo y estímulo para que otros imitasen su ejemplo, se le cambió el nombre; en lugar del que recordaba su pecado, recibió otro que conmemoraba su victoria” (p. 675).

Quizá hoy necesitamos un encuentro como el de Jacob, en el que sin orgullo ni presunción, pero sí llenos de confianza, le pidamos que se quede y nos bendiga.

Puede ser que la de hoy sea una herida por enfermedad, por la pérdida de un ser querido, por traición, orgullo, rechazo, decepción, malentendidos... O, ¿por qué no?, la herida del autorreproche que muchas veces nos convierte en nuestro peor enemigo.

Sea lo que fuere, recordemos que, cuando nosotros vemos heridas abiertas y seguimos luchando en medio del dolor, Jesús llega, apoya su mano en nuestro hombro y, en vez de heridas, ve cicatrices. En vez de recordar nuestro pecado, nos quiere dar un nombre nuevo que conmemore esa victoria.

¿Y si en vez de usar las heridas como excusa para no avanzar, comenzamos a usarlas como motor para llegar y llevar a otros hasta el final? Siempre es interesante escuchar la historia detrás de una cicatriz. Generemos un espacio para que otros se enteren de su amor.

Hoy camino con Dios

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