Читать книгу Milagros - Cecilia Sorace - Страница 10
Los pormenores…
ОглавлениеNo fue fácil pero ya estabas adentro y conociéndolo a papá, esto ya no tenía retorno, porque él también aunque no lo decía, te quiso desde el primer momento en que te vio.
Como él era el jefe del hogar y éramos muchos para contener, necesitaba poner límites para que la situación no se le escapara de las manos, y vinieron las consignas a seguir y respetar.
En principio ibas a dormir en la cocina porque eras muy chiquita, esto fue los primeros días de junio, ya hacía frío para vos. Primero había que recuperarte bien. Después ibas a dormir al patio, cosa que si mi memoria no me falla, nunca sucedió.
Estábamos todos muy felices y excitados con tu presencia, “la novedad”, un cachorro era lo más lindo que podía pasar en un hogar con tantos chicos.
El lunes a primera hora fuimos al veterinario para confirmar tu salud y aprender a cuidarte mejor. Él nos dijo que tendrías aproximadamente veinticinco días de vida, que tenías que tomar leche y estar calentita porque te habían destetado antes de tiempo. No tenías el peso para vacunarte pero parecías saludable y que ibas a ser de tamaño mediano.
Lo que no pudo adivinar Héctor, tu veterinario, que ibas a ser tan hermosa!!!!!!
Todos en casa querían atenderte, tenía un montón de ojos para mirarte y brazos para tenerte. Había que tenerte calentita y yo para variar, me sentaba con vos en el sillón, te envolvía en mi panza con mi abrigo y así pasaba el poco tiempo que tenía libre o que me dejaban, después pasaba la posta.
Con lo que nos había dicho Héctor, hicimos la cuenta para atrás y decretamos el 15 de mayo de 1998, como el día de tu nacimiento.
Al principio dormías en una cajita con diario para darte más calor, según sus indicaciones, obviamente no podíamos bañarte y tu cuerpito aún tan chiquito estaba lleno de pulgas, algo que fue bastante difícil de controlar ya que no podíamos hacer nada más que sacártelas con la mano hasta que estuvieras más fuerte. Solo podíamos cepillarte o mejor dicho peinarte, con el peine fino de los chicos para piojos, y asi sacar la mayor cantidad de pulgas posible, que, las desgraciadas, como se notaban perseguidas se iban a tu cabeza y se metían entre los ojos, lugar donde no podíamos pasar el peine. Esa fue una imagen difícil de borrar y que me daba mucha bronca.
Al principio llorabas atrás de la puerta de la cocina cuando te dejábamos para irnos a dormir. Se sentía el llantito chiquitito y no podíamos hacer nada porque las consignas había que respetarlas si queríamos que siguieras en casa, pero creo que durante ese tiempo todos teníamos el sueño liviano y siempre había una excusa para bajar.
No fue difícil tu adaptación, siempre fuiste muy sumisa y sin dudarlo hacías caso a lo que te pedíamos y esperábamos de vos.
Fueron días muy lindos, inolvidables te diría, porque todos hacíamos caso “a todo” con tal que nos dejaran pasar tiempo al lado tuyo.
Todas las demás consignas se cumplían con rapidez y sin protestar, porque para todos lo más importante era estar con vos para dar y recibir tu amor y tu alegría.
En muy poquito tiempo ya formabas parte de nuestras vidas!!!!!!