Читать книгу Milagros - Cecilia Sorace - Страница 12
Conmigo
ОглавлениеQue puedo decir de tu relación conmigo, te amé desde el primer momento en que te vi. Sabía que era mucho para mí con tantos hijos, pero como te conté al principio, la relación con mis mascotas de la infancia fue maravillosa, por lo que tenía adelante un nuevo desafío.
Eras tan chiquita, puro ojo, que adoraba tenerte en mi suéter doblado para darte calor. Al mismo tiempo me acordaba de mi madre, que hacía lo mismo cuando trajo a Pelusa a casa.
Yo pensaba y me daba un poco de temor, porque Pelusa y Archi, habían sido educadas, yo solo las disfruté sin esa responsabilidad, por eso este desafío me daba que pensar. A medida que fue pasando el tiempo, viendo tus respuestas, me di cuenta que todo lo que te pidiera ibas a cumplirlo y así fue, un juego divertido de amor y de confianza que me llenaba el alma.
Lo más difícil para mí fue ponernos de acuerdo con papá en los límites que él pretendía, que eran muy distintos a los que los chicos y yo queríamos. De a poco fuimos venciendo esas barreras impuestas por papá, porque tu comportamiento no era tan complicado y fuiste ganando espacios por mérito propio, hasta llegar a dormir al lado mío de la cama, de ahí en más, no nos separamos nunca.
No eras desobediente, todo lo contrario, tampoco exigente, nosotros hacíamos nuestra vida sin que vos nos pusieras piedras en el camino. Cuando salíamos y te quedabas sola, te portabas re bien, y al volver encontrábamos todo en perfecto estado y tu recibimiento nos llenaba de alegría.
Lo único que nunca pude lograr, fue que durmieras con los chicos, y me lo reprochaban. No sé porque no querías quedarte en ninguna otra habitación que no sea la mía para dormir, se dio así, supervivencia tal vez, eso era un reclamo constante que, aunque lo intenté, nunca pude revertirlo.
También cuando caminábamos juntas por la calle, como te había enseñado, sin correa, si íbamos con alguno de los chicos, vos siempre caminabas al lado mío y si jugando se adelantaban por algo, vos hasta que yo no llegaba no seguías y eso también te lo reclamaban, a tal punto que de viejita, que te llevábamos con correa por las dudas, no querías que la tenga (la correa) nadie más que yo, otro reclamo.
Era una relación simbiótica como con Marce, pero más adulta, más profunda, más segura……… eras mía, incondicionalmente mía!!!!!