Читать книгу Milagros - Cecilia Sorace - Страница 11
Vos con nosotros
ОглавлениеLos primeros tiempos fueron hermosos, le diste a nuestra familia un brillo que le faltaba, aunque éramos felices, tu llegada, fue la frutilla del postre.
Era muy difícil lograr que no estuvieran todos encima tuyo a la vez, sobre todo los más chicos, los mellizos y Sabry, que se peleaban para estar con vos y jugarte. Mariano y Naty, si bien te jugaban, tenían otra forma más responsable de disfrutarte y colaboraban más conmigo, con el trabajo que tu presencia requería. Con los más chicos era muy difícil controlar que no te descuartizaran en el intento de quedarse un rato más con vos. A todo esto y como supervivencia, tuviste que “solita” poner los límites ya que a mí no me hacían caso, con tus gruñidos pusiste los puntos cuando más de uno se te tiraba encima para besarte o abrazarte. Así de a poquito fueron entendiendo que no se podía, de a uno por vez hacían con vos lo que querían, pero más de uno no!!!!
También, poco a poco, fuiste desarrollando con cada uno de nosotros una relación personalizada que se notaba en todo momento y a la vez, ibas afirmando tu carácter que fue igual hasta el último día de tu vida.
Con papá tenías una relación muy linda, te desesperabas cuando volvía de trabajar, se notaba el amor que se tenían, pero siempre con respeto y ese miedito que te daba, ya que él era el que ponía los puntos y marcaba los límites, pero fue creciendo con el tiempo, y fuiste dándote cuenta, que al final la que ponía los puntos eras vos, con solo mirarlo.
Con Mariano eras muy cariñosa y lo seguías el poco tiempo que él estaba en casa, ya que al tiempito de tu llegada empezó su facultad. No fue una relación de juegos o peleas, más bien disfrutabas sus caricias cuando se tiraba en el sillón a ver la tele, cosa que pasaba muy seguido cuando volvía de sus obligaciones, pero se veían muy bien juntos en ese sillón que tanto disfrutamos todos y él siempre estuvo pendiente de tus necesidades si le pedíamos algo.
Con Naty, que te puedo decir, otra que pidió y pidió una mascota en todos los idiomas, o sea que también te quiso desde el primer momento, lástima por ella que no pudimos hacerlo antes, porque ya tenía casi 16 años cuando llegaste y estaba un poco lejos la etapa de juegos de chiquitos, pero te entendió desde el primer día, con esa capacidad infinita que tiene para los animales y también para los chicos. Creo, sin equivocarme, que cuando yo no estaba en casa, tus necesidades las suplía Naty como si fuera yo misma y vos no lo dudabas.
Con ella salías de paseo metódicamente, aunque después de mucho tiempo me enteré que tus paseos eran la excusa de ella para fumar un cigarrillo, pero igual, se disfrutaban mutuamente.
Con Sabry, una relación hermosa, intensa, de amor, de peleas, fue una de las relaciones más fuertes que pudiste tener en casa. Pasaban del amor al odio en un minuto, pero cualquiera que los veía de afuera se daba cuenta el amor inmenso que había atrás de todo eso. Jugabas, corrías, te enojabas, hasta daba miedo cuando la corrías gruñendo hasta donde podía llegar el tema, pero era y fue así siempre.
Ella luchó mucho para que estuvieras en casa y te disfrutó como nadie, pero por su edad, un poco más de once años, no te daba la tranquilidad que necesitabas, eran dos criaturas en todo momento. Aunque Sabry fue creciendo y madurando, cuando te apuntaba con su dedo acusador, nunca faltaba tu gruñido de respuesta, salvo que estuvieras enferma.
Ella decía ser tu mamá, pero en realidad, fue esa hermana compinche y alocada que, sin dudarlo, te hizo vivir los mejores momentos de tu vida a través de sus locuras.
Con Gaby, siempre tuviste una relación tranquila. Sin altibajos, de juegos y caricias, pero tranquila. Como es él, con mucha paz, que estoy segura que vos también veías; pero como todo lo tranquilo “pasa desapercibido” en un lugar donde un torbellino de locuras predominaba el día. Es muy difícil no quererlo, estoy segura que él era, para vos, igual que el resto, aunque alguna vez, Gabriel, lo haya puesto en duda.
Con Marce, es tan difícil definir la relación con él. Fue una relación simbiótica desde el comienzo, jugaban, peleaban propio de la edad que tenían ambos. Fueron creciendo y se hizo cada vez más fuerte, a tal punto que cuando él estaba en casa no veías más a nadie. Era todo amor y un conocimiento absoluto de la necesidad de uno y del otro. Por eso, para mí, fue una relación simbiótica y hermosa, de esas que te marcan para siempre.
Por último, conmigo…….. capítulo aparte.