Читать книгу Sobre el orador - Cicéron - Страница 11
ОглавлениеSINOPSIS
LIBRO I
Circunstancias personales de Cicerón (1-4).
Quiere complacer a su hermano escribiendo sobre elocuencia: su peculiaridad (5-23).
Elogio de la elocuencia por parte de Craso (30-34).
Réplica de Escévola sobre las excesivas pretensiones de Craso (35-44).
Contrarréplica de Craso (45-73).
Escévola renuncia al debate. Elogio de Craso (74-79).
Intervención de Antonio sobre el orador ideal expuesto por Craso (80-95).
Craso inicia su intervención sobre la elocuencia: sus reservas (111-159).
Importancia del talento y las cualidades naturales (113-133).
Elementos básicos del arte (134-145).
La imitación y la práctica previos, elementos esenciales. La importancia de escribir (146-159).
Diálogo entre los participantes. Cota requiere de Escévola que le ruegue a Craso mayor concreción (160-165).
Importancia del derecho en el oficio de orador (166-203).
Falta de pudor de quienes, ignorando el derecho, ejercen de abogados (173-184).
Desidia de quienes ignoran la ciencia del derecho (185-200).
Observaciones finales (201-203).
Diálogo entre los participantes. Craso invita a Antonio a que exponga su punto de vista sobre el asunto (204-209).
Intervención y objeciones de Antonio (209-262).
Definición del orador (209-218).
Antonio habla sobre oratoria y filosofía (219-233).
Antonio habla sobre oratoria y ciencia del derecho (234-256).
Consideraciones finales (256-262).
LIBRO II
Introducción (1-11).
Visita inesperada de Lutacio Cátulo y César Estrabón: cambio de impresiones e invitación (12-28).
Primera intervención de Antonio (28-216).
Elogio de la elocuencia (28-40).
La materia y objeto del arte. Los tres tipos de discursos (41-73).
Consideraciones sobre el género demostrativo (41-50).
La historia, como tarea del orador: elementos de la misma (51-64).
Las cuestiones generales, competencia del orador; retórica y retórica forense (64-73).
Los elementos del arte. Importancia de la praxis. No todo puede formalizarse (74-84).
Dotes y cualidades deseables en un orador (85-88).
Modelos que ha de seguir el orador y entrenamiento (89-98).
Elementos de la invención (99-177).
Los estados de la cuestión (99-113).
Los tres deberes del orador: probar, ganarse las simpatías, cambiar los sentimientos (114-131).
Los argumentos propios del arte (132-151).
Digresión sobre la dialéctica: la dialéctica griega y su relación con la retórica (152-161).
Los tópicos en la argumentación (162-177).
Éthos y páthos como medios de persuasión (178-216).
Consideraciones generales (178-196).
Éthos y páthos en la práctica forense: el proceso de Norbano (197-204).
Sobre los sentimientos que el orador ha de saber manejar (205-211).
Consejos finales: paso de un estilo y tono a otros (212-216).
César sobre el humor como medio de persuasión (216-289).
Generalidades (216-234).
Tratamiento de lo risible (235-289).
Cuestiones previas y tipos (235-252).
Tipos de lo risible permitidos en la oratoria (253-289).
Lo risible basado en la palabra (253-264).
El humor basado en la situación (264-289).
Antonio retoma su intervención: consideraciones finales sobre los medios de persuasión. Un consejo: no perjudicar la propia causa por inadvertencia (290-306).
Antonio sobre la disposición y organización del discurso (307-332).
Antonio habla de los elementos específicos de la invención y disposición en el género deliberativo y demostrativo (333-349).
La memoria como elemento fundamental del arte (350-360).
Finaliza la intervención de Antonio y la sesión matinal (361-367).
LIBRO III
Introducción. Muerte de Craso a los pocos días de finalizar el diálogo. Fue dichoso al no vivir más (1-16).
Se reanuda el diálogo (17-18).
Craso sobre el ornato en el discurso (19-212).
Unidad de forma y contenido (19-24).
Variedad de estilos en la oratoria (25-36).
Corrección y claridad en el lenguaje (37-52).
El ornato en el lenguaje marca del verdadero orador. Excelencia de la oratoria como actividad humana (53-55).
Digresión sobre la antigua unidad de la sabiduría y la elocuencia, perdida a partir de Sócrates (56-73).
El filósofo, el orador vulgar y el orador ideal (74-81).
Ideal y realidad: estudio y dedicación al foro (81-90).
Adecuación entre el ornato y la finalidad de la elocuencia: escuelas y métodos (91-95).
Rasgos generales del ornato: variedad, elegancia, realce del contenido (96-107).
Digresión sobre los tres tipos de discursos: el orador, apartado por los filósofos del tercer tipo —demostrativo— (108-112).
Los tres modos de conocimiento: conjetura, definición y consecuencia (113-119).
El orador puede y debe ejercitar esos tipos de conocimiento (120-125).
Cátulo compara a Craso con los sofistas: elogio de Craso (126-131).
Craso reivindica y añora la unidad del saber: en Roma y en Grecia (132-143).
Cota y Sulpicio elogian la altura del discurso de Craso, pero le ruegan mayor concreción (144-147).
Craso reinicia su discurso sobre el ornato (148-212).
En la palabra simple: arcaísmo, neologismo, metáfora (148-170).
Arcaísmos y neologismos (152-154).
La metáfora: naturaleza y función (155-170).
El ornato en las palabras agrupadas (171-198).
Colocación y orden (171-172).
Ritmo en el periodo (173-198).
Figuras de pensamiento y de dicción (199-212).
La ejecución (213-227).
Su importancia (213-219).
El gesto (220-223).
La voz (224-227).
Finaliza la intervención de Craso y el diálogo (228-230).