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5. SOBRE LA TRADUCCIÓN

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Cuando llegué al compromiso, hace ya muchos años, con el Dr. Sebastián Mariné, asesor entonces para la sección latina de esta colección, de traducir las Filípicas, D. Sebastián se compadeció en cierta manera de mí, por la dureza —me dijo— de los discursos que iba a traducir. No imaginaba yo entonces cuánta verdad encerraban sus palabras y muchas veces las he recordado al intentar reproducir en nuestra lengua la dureza de la invectiva ciceroniana, su sarcasmo e ironía, pero también la solemnidad y la gravedad que encierran las Filípicas. En esta labor me he ayudado, como necesario punto de referencia y contraste, de la tarea ya realizada por otros estudiosos, especialmente de dos magníficas versiones: la de P. Wuilleumier y la más reciente de J. C. Martín; pero, además, la obra de J. C. Martín me ha sido de enorme utilidad por su documentado comentario, difícilmente superable, que me ha allanado una gran parte del camino en este aspecto. Para esta labor he tenido en cuenta, además, otros comentarios posteriores, todos ellos extraordinarios, a determinados discursos como los de R. Cristofoli, C. Monteleone y C. Novielli, que son, por otra parte, testimonio del interés y la vigencia —todavía hoy— de las Filípicas.

Para la traducción he seguido la edición de P. Fedeli de la Bibliotheca Teubneriana, aunque me separo del texto allí establecido en ciertas ocasiones, especialmente en aquellas en las que el prudente conservadurismo crítico de P. Fedeli mantiene un locus corruptus, notado con las usuales cruces, para el que acepto, por lo general, las propuestas de otros editores. Éstos son los pasajes84.



Ni quiero ni puedo poner fin a estas páginas sin mostrar mi profundo agradecimiento a Vicente Cristóbal, primer lector paciente y atento del original, y a Beatriz Antón, que con igual paciencia e interés ha realizado una última y fructífera lectura antes de entregar el trabajo a la editorial; de las atinadas observaciones de ambos se ha beneficiado no poco esta traducción. Vaya también mi agradecimiento a José Miguel Baños, siempre atento a mis consultas y que me ha permitido utilizar en primeras pruebas su trabajo sobre las Cartas a Bruto.

1 Cf., en esta misma colección, la magnífica «Introducción general» a la vida y obra del orador realizada por M. RODRÍGUEZ-PANTOJA, en CICERÓN, Discursos I: Verrinas, trad. de J. M. REQUEJO, BCG 139, Madrid, 1990.

2 Sobre su número y naturaleza, trataremos más adelante (cf. apartado 2 de esta Introducción).

3 En las notas a la traducción de los diversos discursos se ofrecen las referencias a pasajes concretos, que iluminan —y en no pocas ocasiones contradicen— lo manifestado por Cicerón en sus discursos. Cf. la discusión sobre el valor histórico de estas fuentes y de las propias Filípicas en A. BOULANGER, P. WUILLEUMIER, Cicéron. Discours, t. XIX, págs. 19-25.

4 Cf., además de la Introducción M. RODRÍGUEZ-PANTOJA (citada en nota 1), págs. 96-93, entre otros, M. BELLINCIONI, Cicerone politico nell’ultimo anno di vita, Brescia, 1974; D. STOCKTON, Cicero. A political biography, Oxford, 1971; J. M. BAÑOS, Antología de los discursos de Cicerón (III): César y Antonio, Madrid, 1994, págs. 45-58, y J. C. MARTÍN, «Introducción» a Marco Tulio Cicerón. Discursos contra Marco Antonio o Filípicas, Madrid, 2001, págs. 17-52.

5 Sigo la división propuesta por J. HALL en «The Philippics», en J. M. MAY (ed.), Brill’s Companion to Cicero. Oratory and Rhetoric, Leiden-Boston-Colonia, 2002, págs. 274-280. En las Introducciones particulares a cada discurso pueden verse las referencias concretas al contexto en que se produjeron.

6 De este discurso Cicerón dirá (Fil, V 20): «vomitó por su sucia boca un discurso contra mí, que estaba ausente»; cf. también Fam. XII 2, 1.

7 Tan sólo S. CERUTTI («Further Discusion on the Delivery and publication of Cicero’s Second Philippic», Classical Bulletin 70 [1994], 23-28) defiende que el orador llegó a pronunciar este discurso, en ausencia de Marco Antonio, el 10 de octubre el 44 a. C.

8 A lo irregular de esta concesión, que motivará el enfrentamiento armado entre Bruto y Antonio, se refiere Cicerón varias veces en estos discursos (Fil. I 19; II 109; V 7; VII 3).

9 El Senado anuló, pues, los diversos repartos hechos por Marco Antonio tras la muerte de César (cf. Fil. III 38; V 3; VII 3; X 10).

10 Cf. M. VON ALBRECHT, Historia dela literatura romana, vol. I, trad. de D. ESTEFANÍA-A. POCIÑA, Madrid, 1997, pág. 491.

11 Desde principios de junio hasta el 1 de septiembre y desde mediados de octubre hasta el 9 de diciembre.

12 Trad. de T. HERNÁNDEZ, Marco Tulio Cicerón. Correspondencia con Marco Bruto, Introducción y notas de J. M. BAÑOS, Madrid, 2005.

13 Trad. de M. RODRÍGUEZ-PANTOJA, Cartas a Ático, BCG 223-224, vols. I-II, Madrid, 1996.

14 APIANO, Historia Romana, vol. III: Guerras civiles [trad. de A. SANCHO ROYO], BCG 85, Madrid, 1985.

15 Cf. M. J. GAGÉ, «Le nom des ‘Philippiques’ de Cicerón: Marcus Philippus et la première guerre de Modène», Revue des Études Latins 30 (1952), 66-68.

16 Cf. J. W. CRAWFORD, M. Tullius Cicero: The Lost and Unpublished Orations, págs. 250-253; 259; y M. Tullius Cicero: The fragmentary speeches, págs. 289-293.

17 Cf. la traducción de dichos fragmentos tras la Filípica XIV.

18 Cf. A. BOULANGER-P. WUILLEUMIER, Cicéron. Discours, t. XIX, págs. 27-28.

19 Cf. J. C. MARTÍN, Marco Tulio Cicerón. Discursos contra Marco Antonio o Filípicas, «Introducción», pág. 77; véase, además, la amplia discusión sobre los fragmentos conservados y los discursos perdidos en págs. 53-77.

20 Cf. J. T. RAMSEY, Cicero. Philippics I-II, págs. 83-84, y la Introducción a ese discurso.

21 Cf. C. LOUTSCH, L’exorde dans les discours de Cicéron, Bruselas, 1994, pág. 441.

22 Aunque en buena medida los ejemplos que Cicerón presenta en el Sobre el orador II 240-288 se pueden inscribir en este contexto de altercatio, sin embargo, se insertan como ejemplos fuera de su contexto (cf. al respecto A. CORBEILL, Controlling Laughter: Political Humor in the Late Roman Republic, Princeton, 1996, págs. 90-91); además, un ejemplo de altercatio de Cicerón con Clodio del 61 a. C. se recoge en Att. 1.16.8-10.

23 A. MICHEL, «Cicéron entre Démosthène et Shakespeare: l’esthétique des Philippiques», en Ciceroniana. Hommages à Casimires Kumaniezki, Leidan, 1975, págs. 167-181, pág. 180.

24 Cf. la Introducción a cada discurso.

25 Cf. el exhaustivo análisis realizado por C. LOUTSCH, L’exorde ..., págs. 425-486.

26 Cf. las Introducciones respectivas.

27 Mayor es la diferencia entre la Filípica Octava y la Novena en el tono empleado para dirigirse a los dos legados de la embajada de Antonio, Lucio Filipo y Lucio Pisón; Fil. VIII 28: «¿Tú, Lucio Pisón, y tú, Lucio Filipo, varones principales de la ciudad, habéis podido no digo ya acatar estas condiciones con tranquilidad, sino escucharlas? Pero —tal y como sospecho— teníais cierto temor: vosotros no fuisteis ante él ni como legados ni como antiguos cónsules ni pudisteis mantener vuestra dignidad ni la de la República»; Fil. IX 1 : «no me cabe duda de que si este gran hombre [Servio Sulpicio] hubiera podido informar sobre la embajada, su vuelta hubiera sido no sólo grata para vosotros sino beneficiosa para la República, no porque a Lucio Filipo y a Lucio Pisón les haya faltado interés o preocupación ante un deber y una misión tan importantes, sino porque, dado que Servio Sulpicio era mayor que ellos y más sabio que todos, al ser arrebatado de repente de este asunto dejó la embajada entera huérfana y debilitada».

28 Sigo en este apartado la presentación hecha por J. HALL, a.c., págs. 283-301 que es, en lo que se me alcanza, la única —además de excelente— visión de conjunto sobre este aspecto, frente a los diversos estudios que atienden a cuestiones concretas.

29 Cf. C. W. WOOTEN, Cicero’s Philippics and Their Demosthenic Model, Chapel Hill-Londres, 1983, pág. 58.

30 En iguales término se expresa ante el pueblo, al final de la Sexta Filípica (§ 19): «La situación ha llegado a un punto límite: se lucha por la libertad», y al comienzo de la Séptima (§ 1): «En efecto, la situación ha llegado, senadores, a un punto de máximo peligro y casi al límite».

31 Cf. C. W. WOOTEN, o.c., págs. 58-86.

32 Esta dicotomía entre la libertad y la esclavitud es también empleada en III 33-36; IV 11; V 21; VI 19; VIII 12; X 18-20; XI 3; XIII 6.

33 Un argumento que repetirá con insistencia: Fil. II 71; III 21; IV 1-5; V 21; VII 10-13; VIII 6 y XIV 6-10 y 22.

34 Igualmente, en IV 4 y 14; V 20.

35 Cf. J. M. MAY, «Cicerón and the Beasts», Syllecta Clasica 7 (1996), 143-153; C. LÉVY, «Rhétorique et philosophie: la monstruosité politique chez Cicéron», Revue des Études Latines 76 (1998), 139-157.

36 M. DOI, «Spartacus’ Uprising in Cicero’s Works», Index 17 (1989), 191-203.

37 Cf. Fil. V, 25 y 27; VI 4 y 6; XIII 25; XIV 9.

38 Enargeía es el término utilizado por J. HALL, art. cit., siguiendo a QUINTILIANO (VIII 3, 61); es equivalente a la subiectio definida por CICERÓN en Sobre el orador (III, 202): inlustris explanatio rerumque, quasi gerantur, sub aspectum paene subiectio; cf. también Ret. a Her. IV 55, 68.

39 Trad. de J. J. ISO ECHEGOYEN, Cicerón. Sobre el orador, Madrid, 2002.

40 Cf. W. J. TATUM, The Patrician Tribune: Publius Clodius Pulcher, Chapel Hill-Londres, 1990, págs. 190-91 y 311, n. 97.

41 Cicerón se ocupa largamente de la teoría del ridiculum en Sobre el orador (II 216-290).

42 Cf. L. A. SUSSMAN, «Anthony the Meretrix Audax: Cicero’s Novel Invective in Philippic 2.44-46», Eranos 96 (1998), 114-28.

43 Cf. L. A. SUSSMAN, «Anthony as a Miles Gloriosus in Cicero’s Second Philippic», Scholia 3 (1994), 53-83.

44 Cf. J. J. HUGHES. «A ‘Paraklausithyron’ in Cicero’s Second Philippic», en Studies in Latin Literature and Roman History VI, C. Deoux ed., Bruselas, 1992, págs. 215-227.

45 En II 30,42, 63, 81, 84, 101; III 20; VI 4; XIII 31.

46 El uso de la hipérbole de Cicerón en este pasaje es comentado por Quintiliano (VIII 6, 68).

47 Cf. una cuantificación de la recurrencia de estos motivos y de los temas de cada discurso en M. DELAUNOIS, «Statistiques des idées dans le cadre du plan oratoire des Philippiques de Cicéron», Les Études Classiques 34 (1966), 3-34.

48 Cf. J. HALL, art. cit., pág. 289.

49 Cf. Sobre el orador II 218.

50 Sobre la altercatio, cf. nota 21 de esta Introducción.

51 Cf. H. V. CANTER, «Irony in the Orations of Cicero», American Journal of Philology 57 (1936), 457-464, aunque sorprende que considere a la Decimotercera Filípica como un discurso serio, en el que la ironía es un recurso prácticamente inexistente (pág. 464).

52 Cf. De Oratore II 269.

53 En este sentido, en el otro discurso pronunciado ante el pueblo (VI), su utilización es escasa y bastante evidente; así, por ejemplo, para calificar al hermano de Antonio, Lucio, emplea la expresión amores deliciasque uestras, una calificación propia del lenguaje afectivo, usada aquí ex contrario.

54 Sobre el orador II 341: nostrae laudationes, quibus in foro utimur, aut testimoni breuitatem habent nudam atque inornatam aut scribuntur adfunebrem contionem (trad. de J. J. Iso ECHEGOYEN, ob. cit.).

55 Cf. J. J. ISO ECHEGOYEN, o.c., pág. 357, nota 344.

56 Traducción de T. HERNÁNDEZ CABRERA, o.c.

57 Cf. J. HALL, art. cit., pág. 297.

58 Citemos, entre la abundante bibliografía, M. VON ALBRECHT, M. Tullius Cicero: Sprache und Stil, en RE Suppl. XIII, 1, Múnich, 1973, cols. 1237-1347 y Cicero’s Style. A Synopsis, Leiden-Boston, 2003, además del clásico L. LAURAND, Études sur le style des discours de Cicéron, I-III, Paris, 1936-384 (= reimp. Ámsterdam, 1965).

59 Cf. P. WUILLEUMIER, O. C., pág. 27.

60 En las notas que acompañan a la traducción podrán encontrarse algunas referencias concretas y significativas a estos aspectos.

61 Cf. W. R. JOHNSON, Luxuriance and Economy: Cicero and the Alien Style, Berkeley, 1971, págs. 46, 68.

62 Cf. J. HALL, art. cit., pág. 298 y nota 58.

63 Aunque es de señalar que precisamente en la Primera Catilinaria, cuando el orador quiere mover a la acción, el recurso se utiliza en 20 secciones de 33.

64 Cf. la defensa hecha en Bruto 284-291 y El orador 23, obras compuestas en el 46 a. C.

65 Cf. para una visión general sobre este punto el apartado «Cicerón y la posteridad» en la Introducción de M. RODRÍGUEZ-PANTOJA, citada en nota 1.

66 Cf. P. FEDELI, o. c., pág. XVIII; las múltiples citas son recogidas por P. Fedeli en el «aparato de fuentes», passim y, de ellas se deduce que fue la segunda Filípica, a su vez, la de mayor gloria.

67 Cf. S. REINACH, «Diuina Philippica», Revue de Philologie 32 (1908), 30-35.

68 Cf. C. LOUTSCH, o.c., pág. 454, nota 133.

69 Traducción de V. PICÓN, A. CASCÓN, Historia Augusta, Madrid, 1989.

70 Traducción de A. ORTEGA CARMONA, M. F. Quintiliano. Sobre la formación del orador doce libros, vol. I (libros I-III), Salamanca, 1997.

71 MARCIAL, Epigramas [trad. de A. RAMÍREZ DE VERGER, J. FERNÁNDEZ VALVERDE], vols. I-II, BCG 236-237, Madrid, Gredos, 1997.

72 JUVENAL, Sátiras [trad. de M. BALASCH], BCG 156, Madrid, 1991.

73 R. ZAFRA (ed.), Los emblemas de Alciato: traducidos en rimas españolas: Lion, 1549, Barcelona, 2003, pág. 22.

74 A esta pervivencia ya me referí en «Las Filípicas de Cicerón: los últimos discursos ‘con vida’ de la República Romana», Boletín de la Delegación de Madrid de la Sociedad de Estudios Clásicos 29 (1998), 117-122.

75 Cf., además de las Introducciones de P. WUILLEUMIER y P. FEDELI, R. H. ROUSE, M. REEVE, «Cicero», en L. D. REYNOLS, Texts and transmision. A Survey of the Latin Classics, Oxford, 1983, págs. 54-98; especialmente para las Filípicas, págs. 74-78.

76 Cf. la discusión y presentación de los errores comunes en P. FEDELI, o. c., págs. IX-XIII.

77 Interesantes noticias sobre la génesis de los manuscritos de esta familia se encuentran en R. H. ROUSE, «Florilegia and Latin Classical Authors in twelftih and thirteenth-century Orléans», Viator 10 (1979), 140-141.

78 P. WUILLEUMIER, e.c., pág. 35.

79 Cf. la lista de los pasajes en W. M. LINDSAY (ed.), Nonius Marcellus. De Compediosa Doctrina libri XX, I-III, Leipzig, 1903, págs. 933-934.

80 Cf. Fil. II 3, nota 9.

81 Cf., además, nota 81 de la Fil. III.

82 En el trabajo citado en nota 75.

83 Precisamente en el marco del proyecto de I+D «Los florilegios latinos conservados en España II» (BFF2003-07192), financiado por la DGICYT y del que soy Investigadora responsable, se está realizando por C. Acero Viñas una Tesis Doctoral sobre la presencia de Cicerón en dichos florilegios.

84 En nota a pie de página del pasaje correspondiente se indica la procedencia de la lectura adoptada y en el caso de ser una propuesta propia (II 50; III 31; V 12) se justifica tal decisión.

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