Читать книгу Ocho - Claudio Colina Pontes - Страница 10
ОглавлениеEl campo de la zona azul. Jaro toma las curvas de la carretera agarrando el volante como si se le fuera a escapar. Granjas, fincas. Nos cruzamos con tan pocos coches que los conductores saludan al pasar. Todos son eléctricos, como este. Ni un triste ciclomotor, ni el menor cortacésped a gasolina. En esta comarca, descarbonizada por decreto, la emisión de la radio es mate, el ruido de todas las cosas es más blando, como el runrún de nuestros neumáticos en el asfalto. Los viejos postes telefónicos sirven ahora de soporte a cientos de cámaras de seguridad. Parabólicas, antenas y repetidores arañan el cielo gris a cada paso. Uno de los objetivos, ha dicho el Gobierno, es la cobertura móvil total. Absoluta. Descarbonización y digitalización, repite la portavoz. La panacea. No el futuro sino el presente, precisa, didáctica, la portavoz. Un cielo que no me gusta. Un cielo como de Cézanne. No. Un cielo como de imitador cutre de Cézanne. Ovejas y vacas y algún perro y tejados de azabache geométrico: absolutamente todos los tejados de la zona azul cubiertos por placas fotovoltaicas. Pienso en granjeros tecnológicos accionando las ordeñadoras por internet. Allí, otras dos antenas. Y otra más, a nuestra derecha. Un grupo de técnicos trabaja en ella. Parecen instalar algo en su base. La estructura, imponente como un árbol de Navidad pintado a bandas blancas y rojas. Campo. Estoy en la calle, muy de noche. Doblo una esquina y una jovencita desgreñada, una adolescente mal vestida, me ofrece un pasquín impreso en papel reciclado. No me da tiempo a verle bien la cara, no sé si es Clari despeinada o una hipotética hija de Clari o no se parece a nadie porque se esfuma y me quedo leyendo el papelucho en la esquina, bajo un sol que de repente me da de lleno en la coronilla:
«El Estado quiere controlar TODOS tus movimientos, las 24 horas. Di NO a la cobertura móvil TOTAL. Defiende tu derecho a la libre circulación, sin TRABAS, sin control DIGITAL. Cuidadana, ciudadano: di NO al decreto móvil. Di NO a la digitalización de tu VIDA. Ellos hablan de tu SEGURIDAD cuando quieren decir tu CONTROL. No al GRAN HERMANO. ¡LIBERTAD!».
Me despierta una alarma estridente. Me incorporo de un salto. El cinturón de seguridad se me ancla en el hombro. Jaro: Maldita sea, ¡maldita sea! ¿Qué es esto? Con un cigarrillo en la zurda y los ojos dementes en el cuadro de mandos toquetea botones sin reducir velocidad, busca cómo parar el pitido. Tardo en reaccionar, solo puedo decir absurdamente: Joder, joder, joder, ponte el cinturón, tío, mientras veo que lo lleva puesto. Será el humo, dice Jaro. ¿El humo? El humo del cigarro. Logra por fin abrir la ventanilla, lanza el cigarrillo, para en el arcén, me dice: Baja, Víctor, deja la puerta abierta. Y sí, en cuanto se ventila, la alarma detectora de humos enmudece. En cuanto el coche se ventila, nos lame el olor a un río que no vemos ni oímos; olor a estiércol, a madera húmeda.