Читать книгу A mí no me va a pasar - Conrado Estol - Страница 48
Cuidado con los masajes
ОглавлениеMasajes intensos en el cuello, especialmente si se asocian con movimientos extremos —giratorios o anteroposteriores— de la cabeza, pueden causar un desgarro de la arteria carótida y su oclusión. Esto en general ocurre en personas relativamente jóvenes (menores de 50 años) que tienen algún tipo de debilidad congénita en la pared arterial. Para imaginar lo que sucede, se puede pensar en la ruptura de un caño que corre por dentro de una pared. Si la pared estuviera debilitada o fuera de un material flexible, el agua acumulada podría deformar a esa pared y generar un “globo” que protruiría hacia la luz del cuarto limitado por esa pared.
Lo mismo sucede con la arteria y ese abombamiento de la pared arterial ocluye progresivamente a la arteria. Este proceso médicamente se denomina “disección”, una de las causas más frecuentes de ACV en la gente joven. Hemos visto su ocurrencia en personas que recibieron tratamientos quiroprácticos y masajes fuertes, en personas que extendían su cuello durante un saque de tenis, con posiciones sexuales atípicas, en arquería o tiro al blanco mientras se apunta con el cuello girado y en varias otras situaciones que estimulan una posición extrema del cuello.
Por todo lo anterior, desaconsejamos vehementemente todo tipo de procedimientos que incluyan la manipulación del cuello y sus vértebras.
Este desgarro arterial llamado disección también puede ocurrir en las arterias vertebrales que llegan al cerebro luego de correr a través de orificios en las vértebras cervicales. Recuerdo cuando me entrevistó un periodista del New York Times el 28 de abril de 1993 porque había leído un trabajo sobre mujeres que luego de ir al salón de belleza habían sufrido un infarto cerebral. Indagando un poco sobre la historia, averigüé que se trataba de mujeres octogenarias, y por lo tanto probablemente con una artrosis considerable en sus vértebras, que luego de que les lavaran la cabeza en una posición de hiperextensión hacia atrás durante unos 20 minutos habían desarrollado síntomas de infarto cerebral en el territorio de la arteria vertebral.
Le comenté al periodista que probablemente se trataba del inusual escenario de que la arteria se había “disecado” o simplemente trombosado por la presión ejercida bajo el efecto de la artrosis en las vértebras sobre la arteria, algo improbable en mujeres jóvenes. Parecía prudente concluir que, en mujeres mayores, resulte más seguro lavar la cabeza inclinada hacia adelante, pues en esa posición difícilmente las vértebras ocluyan la arteria.