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Introducción

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¡Hola! En este libro te voy a contar de qué se trata el sano ejercicio de liderazgo. Y con él vamos a aprender a desarrollar y a crear equipos efectivos de trabajo. Lo que me propongo es conectarme con vos y que estas páginas te sean útiles, que te lleves algo que puedas aplicar en tu vida.

Desde muy joven, tuve la suerte de trabajar dirigiendo proyectos de educación no formal en instituciones socio-deportivas, donde realicé tareas de coordinación de grupos, campamentos, viajes de estudios, formación de líderes e instructores. Hoy veo la enorme responsabilidad que tenía y lo útil que me resulta haber tenido dicha experiencia.

Fui a la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, un colegio secundario estatal de mucho prestigio. Cuando estaba en cuarto año falleció el padre de un compañero de la división. Los amigos más cercanos pasamos la noche acompañándolo. Al día siguiente teníamos examen de Física y obviamente no estábamos en condiciones de darlo. Cuando entró la profesora, y a pedido de mis compañeros, pedí la palabra, le conté lo que había sucedido y le solicité que pospusiese el examen. Si bien ella tenía fama de “brava”, yo no tenía ninguna duda de que iba a comprender la situación y acceder a nuestro pedido. Lo último que hubiera esperado era un “no”. Y menos seguido de un “siéntese y saquen una hoja”. Insistí con el pedido pero no logré ningún resultado.

Creeme, estaba desconcertado. No entendía su actitud, ni la de algunos de los alumnos que comenzaban a sacar las hojas. En ese momento me di cuenta de cómo una situación emocional puede afectar la parte operativa: dar un examen. Muchos años después aprendí por qué la profesora no había sido capaz de ponerse en nuestro lugar, entendernos y sentir compasión: ella tenía un modelo mental por el cual lo más importante era seguir con su cronograma.

¿A qué me refiero con modelo mental? A un concepto central para entender a las personas. Es la manera en que cada uno interpreta y da sentido a la realidad. No todos vemos lo mismo. Hay una frase que lo ilustra a la perfección: “No vemos las cosas como son sino como somos”.

Retomo la experiencia con la profesora. Para mi modelo mental, un docente trabaja con alumnos, a quienes les pasan cosas, y si bien el docente tiene como principal objetivo que los alumnos aprendan un contenido, esto no puede suceder a costa de perder de vista la dimensión humana, tan importante como el contenido mismo.

El final de la historia fue que me negué a realizar el examen. Producto de mi elección, no aprobé la materia y tuve que rendir todo el contenido a fin de año. Lo sufrí, pero volvería a hacerlo sin dudarlo.

Esa experiencia fue sumamente importante para mí y tuvo mucho peso en cuanto a mi futuro. Fue allí cuando empecé a interesarme, a hacerme preguntas y a tratar de entender a las personas, la mente y el comportamiento humano. Por eso elegí como carrera la Psicología, cuya licenciatura obtuve en la Universidad de Buenos Aires.

Aquella profesora me enseñó que somos todos distintos y tenemos modelos mentales diferentes. En todo ámbito hay diferencias entre las personas, y las empresas no son la excepción. También allí hay problemas entre quienes trabajan y, como consecuencia, los resultados en los negocios no pueden ser los mismos. No es posible alcanzar buenos resultados en forma sostenible si las personas no coordinan acciones, si no hay escucha, si prevalecen los prejuicios, si algunos creen que lo que ven es la verdad absoluta. El desafío, entonces, es integrar lo humano y el negocio, no creer que las personas son máquinas que trabajan y que sólo tienen sentimientos en su vida privada.

Si cada persona tiene un modelo mental único, una manera única de darle sentido a lo que ve, como si fuera su propio idioma… Si las compañías están conformadas por individuos todos diferentes… Si dichos individuos deben coordinar acciones entre sí… entonces necesitamos trabajar juntos y conformar equipos donde logremos hablar el mismo idioma.

Necesitamos escucharnos y desarrollar estándares compartidos. De otro modo, estaremos perdiendo nuestro tiempo hablando pero sin entendernos, creyéndonos que cada uno tiene razón y es dueño de la verdad. Esa es la receta para fracasar.

Tras casi treinta años de trabajar con equipos, no concibo otra manera de operar más efectiva, que integre a las personas y que permita conseguir buenos resultados de manera sostenible en el tiempo que no sea la de trabajar en equipo.

En general, las personas que son buenas haciendo su trabajo técnico, de un día a otro son promocionadas y pasan a tener gente a su cargo, pero sin tener idea de cómo liderar un equipo. Son muy pocas las compañías que tienen una buena “escuela de management” interna. La mayoría de los directores y CEO fueron autodidactas o repitieron lo que hacía su jefe.

Con este libro quiero contribuir con todos aquellos que tengan un equipo a su cargo, compartiendo mi experiencia, ayudando a líderes en el manejo y el desarrollo de sus equipos.

Este no es un libro de teoría. En estas páginas encontrarás sólo un diez por ciento de algún marco conceptual y un noventa por ciento de ejemplos prácticos con diferentes líderes, equipos, empresas y culturas.

Si estás leyendo estas líneas, infiero que el tema te interesa. Te invito a recorrer juntos este libro, el cual —espero— te ayudará a armar y liderar un buen equipo.

Ahora me toca a mí

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