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Familia nómada

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DT. Dices que tu papá se dedicaba a la carpintería y a la fragua.

JVA. Sí, mi padre terminó siendo un obrero en Ciudad Juárez y en Tijuana. Ya no era el propietario de una fragua en Villa Coronado, que es un nivel económico bueno. De ahí en adelante hasta que nos fuimos a vivir a Tijuana, la labor de mi padre fue la de ser obrero. Igual que en Juárez, en Tijuana vivimos en un barrio de trabajadores, en la Avenida L, calle contigua al Cementerio Número Dos, donde fusilaron a Juan Soldado, se decía que lo acusaron en falso, lo fusilaron siendo inocente, y que por eso tenía el don de la santidad y hacía milagros. En el cementerio ese tiene su capilla donde mucha gente ha dejado testimonios de haber recibido de su parte algún milagro.

DT. Mencionas en algún lugar que tu padre fue disidente obrero.

JVA. Ah sí, yo me enteraba escuchando las conversaciones de mi padre. Para trabajar de obrero en Tijuana, estuvo obligado a ser miembro de una organización de trabajadores, esta que se llama croc, que era o es parte de la ctm, creada por el estado mexicano para controlar a los trabajadores. De ahí viene la historia de corrupción de los líderes obreros mexicanos hasta la fecha. Mi padre platicaba a la hora de la comida, en familia, cómo con el líder de la croc había que andarse con cuidado, porque a quienes hacían críticas los mandaba golpear o hasta matar. Los miembros de la croc, para tener trabajo, estaban obligados a no manifestar sus críticas. Sin embargo, mi papá nos decía cómo él y otros compañeros estaban en constantes desacuerdos. Los desacuerdos de mi padre también eran contra el gobierno local y el federal. En Villa Coronado fue candidato a la presidencia municipal por el partido opuesto al oficial, el candidato oficial era compadre de mi papá. Un día mi padre con su grupo político se dirigían a realizar un mitin en un rancho perteneciente al municipio, y en el camino venía su compadre con su comitiva quienes balacearon al grupo de mi papá. El día de las elecciones robaron los votos que apoyaban a mi padre y declararon ganador a su compadre. Mi mamá me comentó: “Cuando salimos de Villa Coronado, del único que tu papá no se despidió fue de su compadre que le hizo el chanchuyo”. Ahí empezó la actitud crítica y disidente de mi padre contra los gobiernos.

DT. ¿Ah que se dedicaba tu papá cuando ya estaban en Tijuana?

JVA. En ese tiempo trabajó en grandes construcciones de Tijuana, en cualquier lugar donde lo asignaran, pero sobre todo en sitios donde se necesitara trabajar la madera, es decir la carpintería. Trabajó en el Hipódromo de Tijuana, lo estaban renovando o ampliando. Y después en la plaza El Toreo de Tijuana. Hubo momentos en que mi padre no tenía trabajo y pasábamos momentos difíciles. A veces aceptaba trabajos menores como construir roperos, mesas, trasteros. Cuando mi papá carecía de trabajo, mi madre se empleaba en labores domésticas en casas de ricos. Cuando mi padre trabajaba en la casa haciendo algún mueble que le habían encargado, ahí se ponía hacer los cortes de madera, luego me hablaba para que yo le detuviera la madera mientras él serruchaba o cepillaba. El solo hecho de ver cómo trabajaba me hizo aprender. De niño yo me hacía muchos juguetes de madera, desde trompos hasta carritos con llantas para deslizarte desde un cerro. Hasta toldos les ponía y cosas por el estilo. Mi padre murió de un ataque cardíaco cuando yo tenía once años. Toda la vida dijo que yo iba ser el heredero de sus herramientas. Y era realmente una cantidad de herramientas considerable. Si las hubiera tasado económicamente hablando tenían un valor de miles de pesos, pero fue mi hermano Miguel quien finalmente se quedó con esas herramientas.

DT. ¿Cuántos hermanos tuviste?

JVA. Tres hermanas y un hermano, como ya lo había dicho.

DT. ¿Y ellos a que se dedicaron?

JVA. Mis hermanas y hermano llegaron adolescentes a Tijuana. Mi hermana María es la primogénita. Le sigue Socorro y luego Miguel y Ramona. Cuando llegamos a Tijuana ellos comienzan a trabajar, precisamente en los momentos en que mi padre tiene problemas de trabajo. Mis hermanas atendiendo una panadería en el centro de Tijuana. Mi hermano, quien tenía 13 años, se hizo una caja de bolero y al salir de la escuela se iba al parque municipal a bolear zapatos. Yo también aprendí a bolear, aprendí a trabajar desde niño. Mi hermana mayor, al salir de su trabajo empezó a estudiar para secretaria bilingüe, empleándose en esto posteriormente. María y Miguel hubieran sido capaces de estudiar una carrera universitaria, leían mucho. Miguel tomó un curso de Técnico en Radio y Televisión, por correspondencia, tuvo altas calificaciones y a esto se dedicó algún tiempo, ampliando su conocimiento y logrando componer todo tipo de aparatos domésticos, aún más complejos. Luego llegó a trabajar en esas fábricas gringas que hay en la frontera (maquiladoras). En una que hacían aparatos electrónicos estuvo en el área de control de calidad y en poco tiempo pudo mejorar sus conocimientos y su salario, prácticamente hacía el trabajo de un ingeniero en electrónica sin haber cursado esa carrera. Esta es la última etapa en que mi hermano tiene buen trabajo y se casa, tuvo un montón de hijas y un hijo, todos ahora tienen carreras universitarias. Mi hermana Socorro decidió no estudiar y fue obrera toda su vida. Ramona tiene la virtud y la paciencia para tejer, y de esta actividad ha hecho maravillas. Todos tuvimos la oportunidad de irnos a los Estados Unidos, pero solo mis hermanas fueron las que finalmente se nacionalizaron. Sus hijos nacieron allá. Mi madre vivió sus últimos años en la ciudad de Los Ángeles con mi hermana María. Yo he vivido largas temporadas en los Estados Unidos, en periodos de año y medio, o dos años, donde me dediqué al estudio y trabajo literario, incluso fui maestro de literatura en una universidad itinerante, The Scool of Artr and Scienses, que se estableció en las cercanías de Berkeley.

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