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Capítulo 3

Miami

El gigantesco Boeing de la United Airlines volaba sobre el mar Caribe con la suavidad de un albatros mientras la mente de Kevin Beck analizaba alternativas.

– ¿En qué laberinto me estoy metiendo? Soy un agente mercenario de la DEA que oficialmente nunca pertenecí a la DEA, contratado a sueldo fijo exclusivamente para ayudar a destruir el narcotráfico… ¡Pero el Capo de los narcos de Medellín es mi amigo! Y tanto, que hace unos días me ofreció tomar las riendas del negocio…

– O Pedro Bucci está medio tarado... o es tan inteligente que no llego a comprenderlo.

– ¡Si el Comandante Parker se entera que rechacé esa oferta, me fusila! ¡Conoceríamos todo de todo sobre el gran negocio de la cocaína!

– ¿Soy yo el que decide? ¿O manejan mi mente sutilmente?

– Ahora, este agente especial de la DEA viaja con su prometida... ¡a rescatar sano y salvo, y por encargo del narco número uno del mundo al prófugo número uno de la DEA, la CIA, la INTERPOL, y todos los servicios de seguridad del mundo!

¿Para qué carajo? ¡Nada menos que para llevarlo a los brazos del Capo del cartel de Medellín! Y como el cartel de Cali fue prácticamente disgregado después de la guerra civil entre carteles, podríamos decir, a los brazos del súper–narco, ¡donde seguramente no tratarán temas relacionados a cómo se deben edificar las iglesias y de qué manera eliminar la corrupción!

– ¡Debo estar loco de remate!

– Para colmo, mi novia y futura esposa era nada menos que la asistente del manager del Cartel de Carteles de la cocaína sudamericana, que teóricamente podría encasillarla como parte del equipo de los narcos… esta mujercita debía espiarme y por suerte se enamoró y me salvó la vida antes de que me descubrieran... ¿Eso será suerte o protección divina?

– ¿Ella sabe lo que soy? Creo que más bien lo sospecha. Nunca lo pregunta. Es una virtud rara en las mujeres.

– Para rematar... ¡el Capo de Medellín me ofrece la fiesta de bodas! que naturalmente, será en alguna de sus mansiones, ¡y sin lugar a dudas con invitados de la colectividad Narcóticos S.A. de Irresponsabilidad Ilimitada! ¡Y me regala la mejor estancia que tiene! ¡La mansión de Medellín y sus campos eran, antes del combate con los narcos de Cali, la más estupenda de toda Colombia! ¡Y piensa restaurarla para nosotros!

– Para completar... ¡seguramente serán los padrinos!

– ¡Qué notición para los muchachos de la prensa! “Agente especial de la DEA se casa con una “narca” entre los narcos, vive como Duque entre los narcos, recibe regalos colosales de los narcos y viene a sacar del fuego al narcotraficante y capo mafioso más alevoso de Norteamérica”... ¿Así combate la DEA el narcotráfico...?

– “¡Yo también quiero ser agente de la DEA...!” gritará todo el mundo.

– ¡Y el Comandante Parker me refusila de nuevo!

– Además, ¿qué traición pensará el Comandante que he hecho para merecer la amistad y semejantes regalos de Pedro Bucci?

– ¡Mierda!

– ¡Si no fuera porque realmente adoro a está mujercita creo que me esfumaría del planeta!

– ¡Soy el anti–agente! No quise saber dónde se oculta Frank… ¡Cuándo un verdadero agente sería lo primero que averiguaría! Pero ese Pedro Bucci me cayó bien, ambos sabemos que no hemos nacido traidores. ¡El maldito se aprovecha para mandarme de cadete ad–honoren a traer al mafioso…! ¿O para ver de qué equipo juego?

– ¿Cómo diablos podré hacerlo? ¡Si es que debo hacerlo!

– Primero hablaré con Parker... Si lo llego a intentar sin su autorización, con todo lo que tengo a cuestas pensará que me pasé de bando, y lo más grave, ¡si me atrapan no me saca nadie de la jaula!

– Debo convencer al Comandante de las ventajas que tiene dejar salir a Frank...

– Pero... ¿qué ventajas puede tener dejar escapar al Capo de la Mafia, si hicimos la Operación Anaconda para destruirlo junto con los narcos?

– Espero que Pedro Bucci nunca se entere que fui uno de los que manejó los hilos que provocaron el desastre de los Carteles. Si bien todavía no me explico cómo hizo algunas jugarretas el Comandante Parker. ¡Tiene clase!

– Cuando llegue a casa deberé hablar con Callaghan. Espero que aún viva en la casita del fondo y mantenga nuestro túnel en funcionamiento.

– ¡El túnel entre las casas sí que jodió a los narcos! Se pasaron casi un año espiando como viejas conventilleras, mirando detrás de los visillos de la ventana de la casa del frente con sus telescopios para ver quién entraba y salía, y tratar de descubrir un posible contacto, mientras nosotros nos juntábamos todas las noches cómodamente en el iglú subterráneo. Ese Callaghan es un buen agente y un gran tipo...

– La redada nacional que completó el operativo Anaconda, por lo que dicen los narcos, parece que fue histórica… ¡Hasta el Capo de la Mafia se quedó empantanado hasta las cejas a pesar de estar prófugo!

– Veremos la cara que pone el Comandante cuando se entere que el misil que le mandó al submarino mató solamente a unos empleados… que Frank envió devotamente como señuelo para que los hicieran trizas y dejara oficialmente “muerto” al jefe. ¡Una jugada como para sacar conclusiones! El afecto de un “grosso pezzo” es como el de la viuda negra. ¡Mortal!

– ¿Qué haré con Rocío? ¿Permitirá Parker que se entere del túnel que me une con Callaghan?

– Lo mejor será que sepa lo menos posible, es peligroso saber demasiado en este negocio. Eso le pasó al Águila. ¡Lo mandaron a baraja seguramente porque vio a un pez gordo reunido con el Dr. Ocampo haciendo tratos de cocaína! ¡Y era íntimo amigo del administrador! Y podemos asumir otra conclusión: La protección de los distinguidos señores de arriba se logra con la sangre de los insignificantes monigotes de abajo… y en ese rubro de monigotes estoy primero en la lista…

El avión seguía meciéndose suavemente, Rocío dormitaba reclinando su cabeza en el hombro de Kevin.

En su cara se notaba que estaba feliz.

Volvió a sus reflexiones…

– Bucci me dijo que Frank estaba dentro del país, pero no en la frontera. No podía sacarlo en avión…

– Total… es fácil encontrarlo... ¡este país cabe en una cáscara de nuez! Sólo tiene cincuenta y pico Estados y más de nueve millones de kilómetros cuadrados… ¡Novecientos millones de hectáreas!

– Podrían pasarse la vida escarbando agujeros y Frank sin aparecer…

– Tampoco conozco al Capo mafioso. Ese bicharraco no se exhibe en calendarios Michelin. Pero en estos casos, es muy posible que él me encuentre a mí cuando me acerque. ¡Si Parker lo permite!

El Jumbo aterrizó dócilmente en el Miami International Airport, en la sección lateral del gigantesco edificio donde tenían sus oficinas la United, Continental, Trans World Airlines y otras aerolíneas americanas. Pasaron la aduana, esta vez sin que nadie esperase al agente Kevin Beck, y subieron a un taxi que los llevó a la mansión que alquilaba clandestinamente la DEA a su nombre.

El servicial jardinero tomó su escueto equipaje y recibió muy afectuoso a Kevin y a Rocío, sobre todo cuando la presentó como su futura esposa. Él y su mujer, el ama de llaves, se criaron en un campamento menonita y estaban educados a la antigua. No querían mujerzuelas transitorias en la casa. El cocinero se presentó al cabo de unos minutos ofreciendo bocadillos y refrescos, y alegrándose del regreso de su jefe.

Rocío estaba sorprendida.

Se acercó a Kevin y le dijo al oído: – ¡Eres una mochila de sorpresas! Nunca pensé que un agente secreto viviera con este rumbo, atrincherado de mayordomos y en una mansión de estrella cinematográfica. ¡Solamente conocía a James Bond! ¿Eres acaso como él?

– ¡Mucho mejor! Contestó Kevin. Por la sencilla razón que James Bond es pura fantasía, y yo soy de carne y hueso. ¡Además, mi morena es más espléndida que todas las suyas juntas!

Rocío le dio un pellizco en el brazo. – Dime la verdad, ¿es todo tuyo?

– La verdad te la dije cuando nos conocimos. No tengo casa propia desde que salí de Polonia. Esta mansión es rentada para poder realizar mis tareas de cierto nivel. También prometiste no preguntar… ¿Recuerdas?

Rocío hizo una seña con el dedo, indicando que mantendría la boca cerrada, pero era mujer y no podía con su genio.

El ama de llaves invitó a Rocío a acompañarla a su habitación. No preguntó si estarían juntos o separados. Para ella, si no estaban casados, debían dormir en suites diferentes… y bien apartadas.

Estaría en la suntuosa suite del Águila, bastante alejada de Kevin.

Esperaba que su prometido dijese algo, pero únicamente se encogió de hombros y alzó las cejas, como diciendo que allí regenteaba esa matrona rolliza y trabajadora. Era mejor no darle tema para cháchara de conventillo.

En verdad, Kevin se alegró de ese imprevisto desenlace; le permitiría una entrevista con Callaghan esa noche sin que Rocío lo supiera. Luego determinarían si convenía o no decirle lo del túnel secreto con el contacto de la DEA.

El chef de turno se esmeró con la cena, exquisita y liviana. Tomaron un café al tiempo que veían las noticias mundiales y se dieron un casto beso de buenas noches. El trato hacia Rocío, al comprobar que era “una dama decente”, fue digno de la dueña de casa.

Kevin reguló la alarma de su despertador a las 02:45 a.m., debía estar en la sala secreta subterránea a las tres de la madrugada, probablemente lo esperaría Callaghan con avidez de conversar, pues hacía un par de meses que estaba desterrado en Colombia.

A la hora señalada se levantó, se colocó un abrigo y fue hacia el lujoso cuarto de baño. Lo cerró con llave, como tantas veces lo había hecho durante la Operación Anaconda, ingresó al sauna y pulso el código de acceso: 010305000204060, un número de quince cifras que no había olvidado, los tres primeros números impares, tres ceros y los tres primeros números pares, siempre separados por ceros.

El cuarto de sauna descendió completo hasta la cota tres metros bajo el suelo, en tanto que otro idéntico lo reemplazaba en la misma cota. Allí seguía la reja de resguardo cerrando el paso del blanco túnel.

Pulsó un código idéntico al de acceso, pero inverso, y la cancela desapareció hacia un costado. Tuvo mucho cuidado al hacerlo, recordando que si alguien ingresaba y no conocía el código, quedaría recluido, al tiempo que una señal avisaba en la Sede Central de la DEA en Miami que había una rata en la trampa.

El túnel comunicaba su mansión con la de David Callaghan, el agente de enlace que fingía ser un próspero inversor de valores bursátiles. En el núcleo central estaba el recinto circular que ambos designaban “iglú”, por su semejanza al de los esquimales.

Callaghan no había llegado.

Recorrió con la vista la equipadísima oficina que le era tan familiar. Allí estaba Marilyn, la formidable computadora IBM especialmente programada para codificar y decodificar las comunicaciones con los narcos, las líneas telefónicas a prueba de intercepción, la caja de seguridad que se accionaba con su tarjeta Visa y sus huellas digitales desde el lector óptico de la computadora. Todo igual que hacía meses, cuando estaba en evolución la Operación Anaconda y para la cual fue construida.

Escuchó un imperceptible ruido muy familiar, las andadas de Callaghan sobre la alfombra de pelo segado color salmón. Los dispositivos de ascensión y descenso eran absolutamente silenciosos.

– ¡Bienvenido al hogar, Kevin! ¡Tú sí que te pasas la gran vida! Mientras nosotros perseguimos la inmundicia social veraneas en Colombia en hoteles de lujo a manera de un Príncipe…

– Es una alegría verte, David… ¡Tengo una tarea en vista que te caerás de culo! ¿A que no adivinas qué misión me encomendó Pedro Bucci?

Callaghan lo miró intrigado en tanto que Kevin se divertía. Tenía la sonrisa de siempre, pero con ojos de picardía.

– Kevin sintió un puntazo en su sesera.

Ese detective repitió lo mismo que Bucci había dicho hacía unos días, ¡y él lo había rechazado! Mantuvo su mohín como un escudo para impedir que leyeran su mente, y le contestó:

– ¡Peor que eso! Quiere que rescate de su caverna a un oso que está invernando. ¡Un plantígrado que se llama Frank!

Callaghan abrió los ojos, como si no creyera lo que escuchaba.

– ¿Te estás divirtiendo conmigo, compañero? Ese Frank está en la madriguera del diablo, ¡si es que quiso admitirlo! ¡Creo que Lucifer es actualmente su edecán!

– ¡Pues ese Lucifer deberá aguardar hasta que se muera! El zorro embaucó a todos con una artimaña de despiste y la jauría siguió la pista equivocada. Está vivito y coleando, esperando que un servidor lo levante en sus brazos y lo lleve radiante y seguro a la morada del Capo de Medellín…

– ¡Para eso volví a Norteamérica!

– ¡En el momento que Parker se entere dónde está, te condecora con la medalla del mérito! Exclamó fascinado su compañero.

– Eso no será posible. ¡No sé dónde está! Solo sé que está vivo y muy bien escondido. Pedro Bucci me dirá dónde buscarlo si yo le garantizo que puedo arrebatarlo de la telaraña de la DEA, caso contrario... ¡a buscar la aguja en el pajar!

– ¡Eso es fácil! Le dices que ya tienes todo listo, te da el dato, ¡y le echamos el guante!

– Sabía que dirías eso…

– Veamos ahora la cuestión desde mi lado. Tengo la confianza de los narcotraficantes y de la DEA, ¡debo ser único en el mundo que duerme con las hadas y las brujas! Aunque muchas veces dudo que la DEA sea siempre una madriguera de hadas...

– Si le fallo a Bucci y atrapan a Frank. ¿Cómo quedo yo? ¡Como un traidor! Los traidores duran poco y sufren mucho. Además, como soy un mercenario de la DEA para asuntos de alto riesgo, no querrán perderme tan fácilmente. ¡Así que espero me asistan en esta misión!

– ¡Estás loco! El Comandante Parker no dejará fugarse a Frank por nada del mundo. En el momento que se entere interrumpe sus vacaciones, aunque esté disfrutando del estrecho de Magallanes en Tierra del Fuego. ¡Ese es para nosotros el cachalote blanco Moby–Dick, el “grosso pezzo” más grande de Norteamérica!

– ¡Pero está oficialmente muerto! Si somos astutos y la DEA hace como que no sabe que está vivito y escondido, y me permiten sacarlo, tendrán a un agente de la DEA en el interior de los narcos y adentro de la Mafia, ¡que al mismo tiempo le deberán una muy grande! Palabra de siciliano, dijo Frank cuando habló con Bussi. ¿Cuándo se dieron ese lujo?

Callaghan empezó a rascarse la nuca... – Eres más impredecible que el Comandante…

– Te daré otra noticia, compadre. Continuó Kevin. Estoy comprometido con Rocío. ¿Te acuerdas de la mexicana que me salvó la vida cuando Ocampo descubrió el Águila falsa?

– Cómo para olvidarme…

– Me casaré en Medellín, mis padrinos serán seguramente Pedro Bucci y su esposa Lourdes, me regalan la fiesta de bodas y su estancia de Medellín... ¡No voy a perderme todo eso por atrapar al pobre Frank! Replicó Kevin haciendo aspavientos, divirtiéndose a costa de la incredulidad de su colega.

– Si quieres más sorpresas te sigo contando...

Callaghan quedó con la boca abierta. No estaba seguro de que Kevin dijese la verdad o bromeara. Pero Kevin no solía bromear dentro del iglú.

– ¿Hablas en serio?

– ¡Tan en serio que ni yo mismo lo creo! Replicó el agente especial rascándose detrás de la oreja algo confundido.

– Tenía una cierta amistad con Pedro Bucci, pero parece que la muerte de su hijo lo afectó mucho. Probablemente por ese motivo mataron a Rafael sus antiguos socios, y como necesita algún apoyo para mantener su equilibrio emocional, me usa de “muleta psicológica”, con el sencillo artilugio de adoptarme espiritualmente como su propio hijo. Ahora reemplazo a Rafael en su mente, y ese servicio lo paga a su manera, nombrándome su medio heredero. ¡Todo lo que te dije pasó anoche! Aún no salgo de la sorpresa.

– Será necesario llamar al Comandante. Es una lástima, son las primeras vacaciones en más de tres años.

– No hace falta que venga, puedo hablar con él y a lo mejor decida lo más conveniente desde Ushuaia.

– ¿Es cierto que piensas casarte?

– Tan cierto que hasta vine con mi prometida para que conozca los famosos Estados Unidos de Norteamérica. Está durmiendo en la suite del Águila.

– Entonces, ¡todo lo que dices no solamente es cierto, sino inminente!

– Así resuelvo mis asuntos o así complico mi vida, ¡todo en instantes!

– Llamemos al Comandante. Dijo Callaghan.

– Intenta. Cuando uno está de vacaciones no lleva el teléfono colgando de la mochila.

– Pero el Comandante si lo llevaba...

– Puerto 804. Habla crucero K050. La nave X005 ha regresado a puerto y trajo novedades que debe comunicarle. Dijo Callaghan en los códigos de seguridad previos e identificatorios, entregando el teléfono con protección electrónica.

El Comandante sabría hacer lo mismo en el sur argentino.

– Comandante, dijo Kevin, el Sr. Pedro Bucci me pidió sacara de Norteamérica a Frank.

Un silencio en la línea hizo suponer que Parker no lo había escuchado. Pero sí lo hizo.

– ¿Estás seguro que Frank está vivo?

– Parece que sí. Llamó a Medellín solicitando ayuda para salir de aquí y llegar a Colombia.

– ¿Dónde está escondido?

– No lo sé. Me lo dirá cuando le confirme que puedo obtener la documentación y los medios para una fuga segura.

Otro largo silencio. – Esperen mi regreso. Salgo en el primer avión para Miami.

– Comandante, susurró Beck, pienso que no sería conveniente que yo aterrice en Miami luego de un par de meses ausente y con una misión urticante encargada por los narcos, y usted al día siguiente siga mis pasos desde el fin del mundo. Los colombianos no son tontos. El tema es embarazoso, pero quizás lo pueda resolver sin regresar. Sería lo más conveniente, al menos para mi salvaguardia.

– Es cierto, respondió Parker. Vas aprendiendo muy rápido. Dime lo que tú crees y las novedades más trascendentales.

– Lo que debemos definir es lo siguiente: ¿Qué nos conviene más? ¿Capturar a Frank, si es que podemos, o que yo lo saque con el soporte logístico de la DEA y me deba una grande? Recuerde que es siciliano, sería una deuda de honor. Lo que usted gane con su apresamiento ya lo sabrá. Ese punto lo desconozco.

– Pensemos qué pasaría si lo rescato. Primero: Confirmaría entre los narcos que no soy un infiltrado, aún lo dudan, y me lo repiten persistentemente. Segundo: tendríamos el conocimiento de lo que hacen los narcos y la Mafia norteamericana, ¡inclusive lo que piensan hacer! Tercero: A lo mejor podría pasar a ser un agente de los narcos y de la Mafia, que tenga el apoyo de la DEA. Eso daría informaciones imposibles de conocer por otros medios. Cuarto: En la parte negativa, podría ser que Frank intente activar el cartel de Medellín o el de Cali, aunque lo dudo. No es colombiano y Pedro Bucci no simpatiza con él como para apoyarlo hasta esos niveles. Y ciertamente no podrá regresar otra vez a Norteamérica.

– Desde el punto de vista práctico, está eliminado. Además, si conviene, la DEA puede aparentar descubrir que está en Colombia, y podría pedir su extradición.

– La síntesis de novedades son las siguientes. Primera: Tengo camaradería total con Pedro Bucci, no me pida que lo traicione, él tampoco lo hará. Pero nunca descarte que “es” un narco y que debemos desbaratar su organización. Segunda: Pienso casarme con Rocío Monterrey cuando regrese a Colombia. Está conmigo en Miami y duerme en la suite del Águila. Téngala en cuenta si tiene algún plan. Tiene pasta. Tercera: Pedro Bucci ofreció hacer la fiesta de bodas y nos regala la estancia de Medellín. Dice que ocupé el lugar de Rafael. Esa sería la síntesis de lo que pienso, y las novedades. Si usted quiere meditarlo, lo llamo mañana a esta misma hora.

– Correcto. Gracias Kevin. Hasta mañana. El uno y el otro estaban seguros que esa noche, el Comandante Parker no podría dormir.

Cazador de narcos II

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