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INTRODUCCIÓN A UNA NUEVA FILOSOFÍA DE ENTRENAMIENTO Y APRENDIZAJE

El entrenamiento se define como la preparación para el partido. En esencia, esto significa que lo que hagamos, y cómo lo hagamos, en el entrenamiento debería simular las propias acciones del partido. El jugador suele entrenar movimientos específicos con o sin el balón. Esto tiene como objetivo mejorar una habilidad particular o un movimiento táctico para rendir mejor en los partidos; sin embargo, hay tres aspectos que deben reconocerse y que impiden al jugador utilizar en el partido lo que ha practicado en el entrenamiento:

a) Normalmente, en el entrenamiento el futbolista juega sin la presión del rival, del tiempo o la presión psicológica vinculada a ir perdiendo en el partido.

b)Se necesitan ejercicios y técnicas para mejorar un movimiento específico mediante las repeticiones dentro de un breve período. Sin embargo, en el partido la estructura básica de muchos ejercicios no se repite. Esos ejercicios pueden estar bien diseñados, pero no son similares a un partido. Como consecuencia de esto, nos damos cuenta de que el futbolista lo hace bien en el entrenamiento, pero no lo consigue en el partido, cuando utiliza los mismos movimientos que ha entrenado. Esto suele ocurrir porque ha entrenado un movimiento técnico o táctico concreto, pero no la decisión de cuándo y cómo utilizarlo tal como se necesita en un partido.

c)Por lo general, los ejercicios de entrenamiento consisten en solo una situación en la que un jugador puede mejorar un movimiento técnico o táctico específico. El problema es que estos ejercicios no incluyen las acciones relacionadas tal como tienen lugar durante el partido. El futbolista conoce con antelación las necesidades del momento, pero el éxito definitivo depende de la calidad, sincronización o timming y velocidad de la decisión adecuada en un entorno realista. Durante un partido, estas habilidades mentales están críticamente vinculadas a las acciones de los jugadores e influyen en ellas. Anticipar cuando ocurrirá una situación particular permite ahorrar tiempo y ayuda a asegurar la respuesta deseada. En otras palabras, hay una gran diferencia entre que un jugador sepa con antelación (gracias a alguna técnica) que le llegará el balón para chutar y que ese jugador necesite ser consciente de las numerosas opciones relacionadas con cómo, cuándo y dónde podría jugarse el balón.


Entrenamiento relacionado con el partido:

•Un rival ralentiza la acción como en una situación real de partido

•Dos compañeros ofrecen a quien lleva el balón varias opciones para decidir qué hacer

•Sincronía en el juego, conectando las acciones necesarias

•Situaciones cerradas fáciles de analizar

•Entrenamiento en dos grupos

La investigación anterior apunta en la misma dirección. La velocidad y eficacia de transferir con éxito los movimientos y habilidades practicados a comportamientos durante el partido se ven significativamente influidas por las experiencias que son el resultado de jugar un partido. Estos resultados han sido confirmados por entrenadores que trabajan con estos grupos de edad. Se compararon niños que obtuvieron gran experiencia de juego practicando ellos mismos partidos informales de fútbol, y con pocos jugadores, con otros que no participaron en estas actividades. Se eligieron los mismos ejercicios para los dos grupos. El objetivo era estudiar la transferencia exitosa de movimientos practicados a comportamientos propios del juego. Muy pronto fue evidente que los niños con experiencia mostraron un progreso mucho más rápido y eficiente que quienes tenían menos experiencia en el juego. Esto indica con claridad que el nivel básico de aprendizaje de deportes como el fútbol debería consistir en partidos, a pesar de cualquier carencia de habilidades técnicas y tácticas, e incluyendo todos los errores y fracasos relacionados. Observar a otros y adaptar los comportamientos que han tenido éxito; en esto consiste el aprendizaje por ensayo y error.

Es importante señalar que un proceso de este tipo requiere bastante tiempo. Para tener cierta perspectiva, pensemos en cómo se hace un rompecabezas. ¿Termina antes quien ha visto previamente la fotografía completa o quien no lo ha visto? La respuesta nos lleva al punto crítico de este aspecto de la práctica del fútbol.

El conocimiento y la experiencia relacionados con el uso de un movimiento técnico específico permite la transferencia exitosa de lo que se ha practicado en el entrenamiento. De este modo, las acciones técnicas y tácticas deben ejercitarse dentro del entorno y la situación que tienen lugar en el partido.

La importancia del tipo y la estructura de los ejercicios se hacen evidentes cuando tenemos en cuenta el poco tiempo que pasan los niños jugando al fútbol en la escuela o en los clubes, por todas las otras obligaciones y actividades que tienen. Por ello, se necesitan ejercicios con los que se pueda mejorar más de un único movimiento específico.

LAS DESTREZAS TÉCNICAS Y TÁCTICAS DEBEN PRACTICARSE EN UN ENTORNO REAL, TAL COMO TIENEN LUGAR EN SITUACIONES DE PARTIDO

Un concepto de este tipo se encuentra a la vanguardia de esta nueva filosofía didáctica del fútbol. Los ejercicios deben imitar situaciones típicas del juego, incluso de una forma diferenciada, en relación con el nivel de conocimiento y destrezas de los jugadores. El futbolista puede mejorar un movimiento concreto necesario para resolver con éxito una situación específica; sin embargo, también aprende a analizar esa situación específica necesaria para la forma de ejecución del movimiento en particular. Aprende la influencia táctica de su comportamiento sobre las acciones y comportamientos del entorno que le rodea (las acciones de los demás). En general, esto conlleva que los ejercicios vinculados a objetivos de aprendizaje técnicos y tácticos no deben desarrollarse solamente basándose en movimientos básicos fáciles de realizar, en los que la única opción sean repeticiones múltiples para el jugador, sino más bien que deben desarrollarse ejercicios adecuados a partir de situaciones de juego real.

A fin de resumir estas consideraciones, destaquemos tres temas para un entrenamiento eficaz, en especial para futbolistas de categorías infantiles y juveniles:

a)El mejor entrenamiento debe hacer referencia a lo más adecuado para la capacidad de aprendizaje de los jugadores, no solo a lo más adecuado para las habilidades del entrenador.

b)Los mejores ejercicios para la mejora de los jugadores son los que requieren que inmediatamente demuestren varias habilidades, tal como se necesitan en el partido, aunque quizá en estos ejercicios sea más difícil controlar los detalles.

c)Debe reconocerse la transición como una habilidad clave para disputar con éxito un partido. Esto requiere ejercicios que ofrezcan opciones tanto para los atacantes como para los defensores, tal como se puede encontrar en los juegos en espacio reducido.

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