Читать книгу A través de un mar de estrellas - Diana Peterfreund - Страница 14

Capítulo 8

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El galatiense que Persis había llevado a la casa de sus padres se acercó a los Blake a zancadas e hizo una reverencia. Ella lo siguió, preocupada por el modo en que iba a comportarse el revolucionario y por lo que sus padres podían estar pensando.

—Lord y lady Blake, les agradezco mucho su hospitalidad…

—En absoluto —replicó su padre—. Si mi hija hubiese sido hospitalaria de verdad, no habría pasado usted la noche en un cuarto trasero. No sé en qué estaría pensando Persis.

Ah, eso era fácil. No había estado pensando, había estado inconsciente. Persis se quedó sorprendida (y muy aliviada) cuando Justen no contestó. Ya estaba metida en un buen lío solo por llevar a un chico a casa, se apellidase Helo o no.

—Papá —exclamó—. A Justen no le importa…

—Por favor —continuó su padre—, tenemos una suite reservada para nuestros invitados más ilustres. Debe usted aceptarla. El rey llegó a quedarse ahí.

Y la princesa había acampado con Persis en la terraza cuando tenían seis años y no es que fuera suelo sagrado.

—Gracias, pero su «cuarto trasero», como usted lo llama, me resulta muy cómodo. Es el lugar más elegante en el que he dormido nunca.

Persis comprendió que aquello era mentira. Los Aldred se habían mudado al palacio real cuando la reina había sido derrocada, lo que significaba que seguramente él vivía allí con ellos.

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