Читать книгу Consejos sobre la salud - Elena Gould de White - Страница 12

La violación de la ley física 2

Оглавление

El hombre salió de las manos de su Creador perfecto en su constitución y de proporciones bellas. Si por más de seis mil años ha podido soportar el impacto creciente de las enferme­dades y la violencia, es una prueba concluyente del poder de resistencia con que fue dotado. Aunque los antediluvianos se en­tregaron al pecado sin restricción, transcurrieron más de dos mil años antes que comenzaran a sentirse los efectos de la violación de las leyes naturales. Si Adán no hubiera poseído originalmente una resistencia física superior a la de los hombres que viven en la actualidad, la raza humana ya se habría extinguido.

A través de las sucesivas generaciones desde la caída del hombre, la tendencia ha sido continuamente hacia abajo. Las enfermedades se han transmitido de padres a hijos, una gene­ración tras otra. Aun los niños en sus cunas sufren malestares causados por los pecados de sus padres...

Los patriarcas desde Adán hasta Noé, con pocas excepcio­nes, vivieron cerca de mil años. Después el promedio de vida de los seres humanos ha ido en constante descenso.

En tiempos del primer advenimiento de Cristo, la raza hu­mana ya estaba tan degenerada que no sólo los viejos, sino también los adultos y jóvenes, eran traídos de todas partes al Salvador para que les sanara sus enfermedades. Muchos su­frían bajo el peso de miserias inexpresables.

La violación de las leyes físicas, con su consecuente su­frimiento y muerte prematura, ha prevalecido durante tanto tiempo que sus consecuencias han llegado a aceptarse como la suerte natural de la humanidad; pero Dios no creó a la raza humana en una condición tan debilitada. Este estado de cosas no es obra de la Providencia, sino del hombre. Fue producido por los malos hábitos: por la violación de las leyes que Dios estableció para gobernar la existencia humana. La transgre­sión continua de las leyes de la naturaleza es una transgresión continua de la ley de Dios. Si los seres humanos hubiesen obedecido siempre la ley de los Diez Mandamientos, prac­ticando en su vida los principios de esos preceptos, hoy no existiría la maldición de las enfermedades que inundan al mundo...

Cuando los seres humanos toman cualquier curso de acción que los hace derrochar su vitalidad o que anubla su intelecto, pecan contra Dios; no lo glorifican por medio del cuerpo y del espíritu que le pertenecen al Señor. Pero a pesar de que el hombre lo ha insultado, el amor de Dios todavía se extiende a la raza humana, concediéndole la luz, capacitando a la gente para ver que si desean llevar una vida perfecta necesitan obe­decer las leyes naturales que gobiernan el ser. Entonces, ¡cuán importante es que las personas caminen en esa luz, y que ejer­citen todas las energías, tanto del cuerpo como de la mente, para glorificar a Dios!

Consejos sobre la salud

Подняться наверх