Читать книгу Consejos sobre la salud - Elena Gould de White - Страница 15

Como en los días de Noé

Оглавление

Sentado sobre el monte de los Olivos, Jesús instruyó a sus discípulos acerca de las señales que precederían a su se­gunda venida: “Como en los días de Noé, así será la veni­da del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a to­dos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mat. 24:37-39). En nuestros días existen los mismos pecados que acarrearon los juicios de Dios sobre el mundo en la época de Noé. En la actualidad, hombres y mujeres se exceden tanto en la comida y la bebida que terminan en glotonería y borra­chera. Este pecado prevaleciente, de la indulgencia del ape­tito pervertido, inflamó las pasiones de los seres humanos en los días de Noé y los condujo a una corrupción generalizada. La violencia y el pecado alcanzaron el cielo. Finalmente esta corrupción moral fue barrida de la Tierra mediante las aguas del diluvio.

Los mismos pecados de glotonería y ebriedad entorpecie­ron las sensibilidades morales de los habitantes de Sodoma, de tal modo que el crimen parecía ser el deleite de los hombres y las mujeres de esa ciudad malvada. Por eso Cristo amonestó al mundo así: “Asimismo, como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyo a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Luc. 17:28-30).

Aquí Cristo nos ha dejado una lección importantísima. Expone ante nosotros el peligro de transformar nuestro co­mer y beber en algo supremo. Nos presenta los resultados de la complacencia desenfrenada de los apetitos. Las facultades morales se debilitan de modo que el pecado no aparece peca­minoso. El crimen se considera livianamente y la pasión con­trola la mente, hasta que los principios e impulsos nobles son desterrados y Dios es blasfemado. Todo esto es el resultado de comer y beber en exceso. Cristo declara que estas serán exactamente las condiciones existentes durante el tiempo de su segunda venida.

El Salvador nos presenta un objetivo más elevado por el cual trabajar que la mera preocupación acerca de qué comere­mos o beberemos o con qué nos vestiremos. El comer, el beber y el vestirse se llevan hoy a tales excesos que se transforman en crímenes. Están entre los pecados distintivos de los últimos días y constituyen una señal de la pronta venida de Cristo. El tiempo, el dinero y las energías que pertenecen al Señor, pero que él nos ha confiado, se desperdician en la superficialidad del vestir y la lujuria por el apetito pervertido, los cuales me­noscaban la vitalidad y acarrean sufrimiento y corrupción. Es imposible que presentemos nuestro cuerpo en sacrificio vivo a Dios cuando lo llenamos continuamente con contaminación y enfermedad por causa de nuestra propia complacencia pecami­nosa. Debe instruirse a la gente acerca de como comer, beber y vestir con el fin de preservar la salud. La enfermedad es el resultado de violar las leyes de la naturaleza. Obedecer las le­yes de Dios es nuestro primer deber; es algo que le debemos a Dios, a nosotros mismos y a nuestros semejantes. En esos preceptos están incluidas las leyes de la salud.

Consejos sobre la salud

Подняться наверх