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PRÓLOGO
ОглавлениеEl libro que nos ofrece Emilio Callado sobre las monjas de Santa María Magdalena de Valencia, y que tengo el honor de prologar, supone una importante contribución a la historia de las dominicas de la antigua Provincia de Aragón en general, y de las valencianas en particular, sobre las cuales apenas sabíamos algo. Debe subrayarse que el estudio de las religiosas españolas ha experimentado en los últimos años un extraordinario empuje historiográfico. Numerosos cenobios han sido analizados desde diferentes perspectivas –literaria, cultural, artística, etcétera– acordes a la nuevas metodologías, presentándose por vez primera el fenómeno conventual bajo una óptica científica. Así, por citar algunos casos circunscritos al ámbito catalano-aragonés, deben referirse los trabajos de C. Soriano para las clarisas, o los de R. M.ª Alabrús y el mismo profesor Callado si de dominicas hablamos. M. Andrades, C. Rodríguez o G. Nieva han hecho lo propio con las religiosas castellanas.
Ciertamente, el análisis de la espiritualidad religiosa femenina en España y América cuenta con importantes aportaciones debidas a investigadores de prestigio, como E. Lehfeldt (Burlington, 2005), K. Myer (Oxford, 2003) y sobre todo J. Bilinkoff, para la dominica sor María de Santo Domingo. Una aproximación a las hijas de santo Domingo –después de las franciscanas, las más numerosas en España– viene de la mano de dos autoras bien conocidas, esto es, de M. Lehmijoki-Gardener (New Jersey, 2005) y de la hispanoamericana T. Herzog (Chicago, 2009), con el análisis de las dominicas italianas sor Osanna de Mantua y sor Lucía Brocadelli. Uno de los mayores expertos para Valencia es sin duda S. Haliczer, gran conocedor de la Inquisición en este antiguo reino. Éste último ha estudiado los ejemplos de varias dominicas locales en su Female mystics in the Golden Age of Spain (Oxford, 2002), aunque sin apenas referencias al convento y las mujeres que ahora nos ocupan, acaso porque se disponía de muy poca documentación, con la que sí ha contado Emilio Callado, auténtico perito en los archivos eclesiásticos valencianos.
Nuestro joven autor, profesor agregado en la Universidad CEU-Cardenal Herrera, es ya un veterano especialista en historia de la Iglesia, sobre la que ha publicado diversas monografías con importante impacto en la comunidad científica. Junto a V. Pons, Archivero de la Catedral de Valencia, coordina el Aula Pérez Bayer para el estudio y divulgación del patrimonio documental de la seo valentina. Es también secretario general de la Academia de Historia Eclesiástica de Valencia y miembro, entre otras asociaciones, del Stituto Storico Domenicano y del Instituto Histórico de la Provincia Dominicana de Aragón. Dirige el Grupo de Investigación Iglesia y sociedad en la Valencia Moderna (ISVaM), integrado por profesores de la Universitat de València, la Facutad de Teología San Vicente Ferrer, la Universidad Católica de Valencia y las Universidades CEU Abat Oliba y Cardenal Herrera, y financiado desde 2007 por la Generalitat Valenciana y el Gobierno de España, a través de los Proyectos «Diccionario general de historia eclesiástica de Valencia», «San Juan de Ribera cuatrocientos años después: su vida, obra y afanes a la luz del siglo XXI» o « La Catedral Ilustrada. Iglesia, sociedad y cultura en la Valencia del siglo XVIII ». Colabora asimismo con el Grupo de Investigación «La trayectoria del pensamiento de la orden de Predicadores en la Época Moderna», dirigido por R. M.ª Alabrús.
Adentrarse, como lo ha hecho en esta ocasión Emilio Callado, en una investigación sobre las dominicas del convento de Santa María Magdalena de Valencia suponía un gran reto, por cuanto existían muy pocos datos y escasasísimas fuentes. De gran mérito resulta el elenco de monjas que nos ofrece, cuyo estudio prosopográfico –particularmente de sor Inés Sisternes de Oblites– revela la importancia de dicho establecimiento religioso a lo largo de varios siglos.
Un cenobio decisivo para la historia de la Iglesia valentina que debió su origen a las dominicas italianas, quienes hacia 1240 enviaron a la capital del Turia dos hermanas, de apellido Romaní, y a sor Catalina de Pesaro, fundadoras de la primitiva comunidad magdaleniense, como bien referirán F. Diago en su Historia de la Provincia de Aragón de la orden de Predicadores (Barcelona, 1599); el Compendio histórico del real convento de Santa María Madalena de religiosas del Gran Patriarca santo Domingo (Valencia, 1725) de V. Beaumont de Navarra; o las Fiestas centenarias con que la insigne, noble, leal y coronada ciudad de Valencia celebró en el día 9 de octubre de 1738 la quinta centuria de su christiana conquista (Valencia, 1740), de J. V. Ortí y Mayor. Tan importante empresa fundacional ha de enmarcarse en la estrategia expansionista llevada a término por fray Raimundo de Peñafort, confesor del rey Jaime I, a quien convenció para secundar las actividades misioneras. Por tanto, cómo no recordar que una hija de Arnaldo de Villanova profesó en el convento de las magdalenas, o el impacto de la reforma savoranoliana en las religiosas dominicas españolas, como sor María de Santo Domingo.
Gracias a la localización de algunos de los fondos documentales de este extinto establecimiento religioso, dados por perdidos hasta ahora, el profesor Callado ha podido reconstruir la trayectoria del mismo. Su obra se convierte así en la primera historia de Santa María Magdalena, en el sentido más actual del término. Todos los capítulos del libro son esclarecedores; especialmente el dedicado al siglo XVI, estupendo en mi opinión. El estudio queda completado por un apéndice documental de gran valor, con el que –reconoce el propio autor en su introducción– quedará preservado para las generaciones futuras un material cuyo mal estado podría hacerlo desaparecer.
No queda más que felicitar a Emilio Callado y a los editores por ofrecernos este auténtico regalo que enriquece notablemente nuestro conocimiento de la vida religiosa valenciana, pero también de la Corona de Aragón y del ámbito hispánico en general.
Madrid, julio 2013
ENRIQUE GARCÍA HERNÁN
Investigador científico CSIC