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Los ex-céntricos (5) (Moreau de Tours)
Оглавление“Excéntricos”. Así llama Paul Moreau de Tours, hacia fines del siglo diecinueve, a una serie de individuos sobre los cuales la atención pública decidió posar su atención. Tanto sus actos como su manera de vivir
…parecen indicar, para los ojos menos prevenidos, un estado mental anormal y donde las facultades intelectuales, sin estar absolutamente lesionadas, no están sin embargo intactas. (6)
Hijo de Jacques Moreau (alienista francés discípulo de Esquirol y reconocido por sus trabajos sobre el hachís), siguió las enseñanzas de su padre sobre todo en lo relativo a la preocupación por la patología social. Su tesis doctoral, De la contagion du suicide, à propos de l’épidemie actuelle (París, 1875) y sus señeros trabajos sobre la locura en los niños, (7) y sobre la psicología morbosa, (8) marcan por una parte un pensamiento original, pero por otra la impronta paterna. En un momento donde la psiquiatría soñaba con una biología conjetural y la sífilis parecía portar el molde que transportaría el germen del sexo al cerebro, las elucubraciones psicológicas sobre los degenerados proporcionarán un nuevo horizonte a la psicopatología naciente.
¿Quiénes son los excéntricos? Son los salidos del surco, los descarriados, los desbrujulados; son los desorientados pero también los que desorientan a los otros. Desorientan tanto a la gente de a pie como a los psiquiatras. Son excéntricos en el sentido de que ex-sisten a la psicosis; impermeables al tipo clínico tanto como a su categoría. Ellos tienen, según el autor, algo “desordenado” de tal manera que si en algún momento dado, bajo determinadas circunstancias se vuelven verdaderamente locos, no nos sorprendería. No se distinguen del verdadero alienado más que por una diferencia de grado. Mientras que para todo el mundo el excéntrico es un individuo con un carácter original, para el médico se trata de un “desequilibrado”, pero con el privilegio de no dejarse encerrar. Es un alienado con consciencia, (9) encaminado a actos extravagantes sin que su razón esté por ello alterada, pero tampoco sin que su voluntad le impida actuar”. (10) Candidato perpetuo a la locura pero que logra finalmente no caer en ella, se detiene justo al borde de ese abismo.
Hay excéntricos que son víctimas del contagio y se largan a realizar viajes extraordinarios, emprenden grandes travesías sin tener noción de quiénes son ni a dónde van; tan es así que muchos de ellos protagonizaron la famosa epidemia de locos viajeros en la región de Bourdeaux de la cual Ph. Tissié elaboró su tesis “Les aliénées voyageurs” en 1887, (11) Aunque éstos no serían los verdaderos excéntricos. Los excéntricos propiamente dichos, los “excéntricos mórbidos” son aquellos que comparten los mismos caracteres patogénicos y hereditarios de la locura confirmada pero sus manifestaciones son, por así decir, subclínicas, de allí que el autor la calificará como “locura incompleta” (folie incomplète). (12)
La mayoría de ellos no tienen ninguna conciencia de su estado real; si para Trélat los locos lúcidos eran incurables, para Moreau de Tours sus excéntricos son “incorregibles”. Son sujetos con un espíritu marcadamente singular que, por la naturaleza de los actos razonables y lógicos, se clasifican fuera del orden establecido. Vale decir, que su singularidad hace imposible la inclusión en una clase o en un tipo clínico específico: son ellos quienes más bien empujan con la “marca de su espíritu” a inventar una clase. Es un buen ejemplo de lo que Jacques Lacan llamaría sinthome.