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Una forma de manía argentina (Diego Alcorta con Groussac)

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Muy tempranamente, nuestros alienistas locales supieron enfrentarse al eterno problema de los límites entre locura y razón. Atentos a las producciones de sus colegas europeos, pero con un modo siempre singular de refracción de las ideas extranjeras, intentaron hacerse cargo de las dificultades intrínsecas al tema en cuestión.

De un modo muy significativo, esta incómoda presencia de razón en los alienados irrumpe desde un lugar central, en lo que será la primera tesis doctoral sobre la locura en el Río de la Plata. Así, de manera inaugural el trabajo Disertación sobre la manía aguda de Diego Alcorta, publicado en 1827, inicia sus elaboraciones con el siguiente señalamiento:

“Es mui comun ver en los Hospitales ciertas manías que se han llamado razonadas; en las que no se presenta ninguna alteracion del raciocinio: pero en las que los movimientos intempestivos, las pasiones vivas sin relación con su estado actual, ciertos desreglos físicos y morales hacen conocer la enfermedad”. (13)

Trabajo olvidado, o muy poco tenido en cuenta, será recuperado en 1901, cuando el entonces director de la Biblioteca Nacional, el intelectual franco-argentino Paul Groussac, al publicar los trabajos de Diego Alcorta aclara con astucia en una nota al pie que la manía razonada o sin delirio de Pinel,

...es una de las cuestiones más discutidas de la patología mental. Llega a confundirse con la locura lúcida (Trélat) ó la moral insanity de Prichard. (14)

En la misma línea, en una reciente investigación, elaborada en el seno del Capítulo de Historia y Epistemología de la Psiquiatría (APsA), (15) encontramos una interesante serie de autores locales que siguieron la estela pineleana.

Marcelino Brion, por ejemplo, publica en la Revista Médico quirúrgica (1870) el artículo “De la locura consciente”, donde comenta un caso observado en la Sociedad de medicina práctica de París, en el cual un hombre que se hacía llamar Violette lograba con gran destreza demostrar su integridad intelectual, mientras que sus impulsos resultaban ser más bien morbosos:

...se han observado en Violette las respuestas más ingeniosas, los dichos más agudos, y los pensamientos más discretos, coincidiendo con actos de furor desordenado. (16)

De manera que, lejos de concebir a la locura como lo “otro” de la razón -según el decir foucaultiano- muchos de nuestros alienistas supieron valorar la doctrina de Pinel, al romper con la idea heredada de una locura completa y absoluta, y observar que los alienados “más o menos, razonan todos”. (17)

Pero, a pesar de los constantes intentos de tapar las razones de los alienados, o quizás por esto mismo, van a empezar a acumularse toda una larga serie de barrocas nosografías que intentarán, de las formas más variadas, introducir de modo marginal cuadros mixtos de locura y lucidez, hecho que en nuestro país supo encontrar un escenario muy prolífico.

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