Читать книгу 60 inventos que nos cambiaron la vida - Emmanuelle Pouydebat - Страница 16

Las toxinas de pulgas y el robot saltarín

Оглавление

Las pulgas (Siphonaptera)… Estos pequeños insectos miden entre 1 y 8 mm de largo y son muy conocidos por sus piezas bucales conformadas en un aparato perforador-chupador. Estos animales, de los que hay casi 2500 especies, son largos y están particularmente adaptados al salto, sobre todo gracias a una estructura quitinosa flexible y resistente, en la que se fijan poderosos músculos. Además, entre sus patas traseras y su tórax hay una masa de resilina, una proteína elástica que actúa como un vigoroso resorte y, al parecer, es más eficaz que el polibutadieno, uno de los mejores cauchos sintéticos del mundo. De este modo, se transmiten fuerzas muy importantes en el suelo. (6) ¿Resultado? Estas adaptaciones les permiten a algunas pulgas saltar hasta 34 cm de altura, es decir, 340 veces su propio tamaño, con una aceleración de 140 g, ¡cuando un piloto de caza soporta difícilmente más de 6 g! Y hay más: ¡la pulga de la rata (Xenopsylla cheopis) puede ser propulsada incluso hasta 450 km/h! (7) Si se trasladan estos datos a la escala humana, la pulga saltaría dos torres Eiffel apiladas. La proeza no termina aquí, porque cuando se salta tan alto, hay que saber aterrizar. Es fácil para las pulgas que, por suerte, poseen pequeños airbags o “sacos aéreos” en las patas, que se inflan como globos. Una vez que la pista de aterrizaje está en la línea de mira, las pulgas reducen la velocidad y usan sus pelos como sensores, para informarse de todo desplazamiento de aire y, por lo tanto, sobre la posición de su presa. Calculan así con precisión la trayectoria de su salto.

Por supuesto, estas proezas no podían dejar indiferente al mundo y han inspirado un invento magnífico: un robot saltarín telecomandado, el Sand Flea o “pulga de playa”. Este pequeño robot de 5 kg como máximo y dotado de un actuador a pistón lleva a cabo misiones de reconocimiento realizando no menos de 25 saltos seguidos sin impulso. Lo hace sin necesidad de ser recargado, y con una altura y una inclinación regulables a distancia. Lleva una cámara, estabilizada gracias a un giróscopo, que capta imágenes claras en pleno salto, que son retransmitidas una vez que el robot se encuentra sobre el techo, del otro lado de una pared o de un edificio. Una bioinspiración adicional: la pulga de la playa es resistente al agua, a la arena, a la sal e incluso al aceite. También soporta una gran amplitud de temperatura (de -15 °C a +45 °C). Imaginemos las aplicaciones concretas de este invento, de este pequeño espía, tanto en el terreno de la defensa militar, como en las intervenciones de riesgo en lugares que se vuelven peligrosos después de un terremoto o un tsunami, o en un medio contaminado como consecuencia de una catástrofe nuclear o incluso una zona de riesgo en el marco de un atentado, por ejemplo. Este pequeño robot también podría emplearse para explorar otros planetas. Por último, las propiedades de la resilina no han revelado aún todos sus secretos: podría tener incluso aplicaciones en el cuerpo médico, en particular para la reeducación de pacientes tetrapléjicos y otros discapacitados motrices. Una fuente de inspiración y de aplicaciones inagotables…

60 inventos que nos cambiaron la vida

Подняться наверх