Читать книгу Pequeñas grandes... cuentos a cualquier hora para niñas soñadoras - Federico Olavarri Gutiérrez - Страница 14
ОглавлениеANA FRANCISCA DE BORJA
VIRREINA DEL PERÚ
Érase una vez una niña sobrina nieta de Francisco de Borja y Aragón, virrey de Perú. Eso le hizo las cosas «más sencillas».
Un «virrey» era el «representante personal» del rey de España en un territorio determinado al que era destinado. Como suprema autoridad, impartía justicia, administraba el tesoro público y velaba por el catolicismo. ¡Existieron muchos virreyes durante la colonización del nuevo mundo!
¿Sabéis por qué?… No había otra forma de que el rey o la reina de España dieran «abasto» con tantas tierras que se incorporaban a «la Corona».
Y ¿cómo consiguió Ana ser virreina del Perú?… Pues su segundo marido fue designado también virrey. Cuando llegaron allí, había zonas insurreccionadas y rebeladas. Su marido tuvo que irse de Lima a poner orden y dejó el Gobierno en manos de «doña Ana».
No era una decisión habitual, pero acababa de llegar y no conocía a mucha gente —ni a alguien de su confianza— y su mujer cumplía perfectamente los requisitos: tomaba las decisiones correctas, enfrentaba las crisis, utilizaba y aplicaba los decretos del rey… ¡Qué más se podía pedir!
Sin ser un encargo fácil, ¡Ana ejerció enteramente el mandato! Se defendió militarmente ¡hasta del temido pirata Henry Morgan!, reforzó el puerto de la ciudad, luchó contra el contrabando y puso orden en el comercio.
¡Nadie se atrevía a cuestionar su autoridad! Era una virreina «interina», pero demostraba un gran arrojo, confianza y determinación.
A la muerte de su marido, ella permaneció allí, aunque pasado el tiempo, regresó a España. Recuperó el título de «condesa» y dada su valía, se dedicaría a intervenir en actos a favor de la monarquía.
Lima y Perú tuvieron una mujer que supo gobernar. ¡Y lo hizo muy bien!
Una española que ¡no se conformó!
22 DE ABRIL DE 1640 – JULIO DE 1706
GANDÍA – MADRID