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ANA MARÍA DE SOTO

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MARINO MILITAR

Hace mucho tiempo, en el recreo de los patios de colegio, las niñas jugaban cantando: «En Sevilla a un sevillano, siete hijas le dio Dios. La mala suerte que tuvo, que ninguna fue varón. A la hija más pequeña, le tiró la inclinación, de irse a servir al rey, vestidita de varón...».

¡Pues algo parecido le pasó a Ana María!

Quizás por su deseo romántico de ver mundo y vivir aventuras, quizás atraída por el vistoso uniforme de algún infante de Marina… El caso es que un día cualquiera —siendo adolescente— se marchó sin decir nada y emprendió viaje a San Fernando (Cádiz). Se alistó en los batallones de Marina y embarcó en una fragata como «voluntario».

Las fragatas eran barcos pequeños, ágiles, llenos de personas... Hacía falta mucha gente para manejar aquel «follón» de cabos y velas. Ana tuvo que hacerse pasar por «Antonio María», un supuesto varón de pelo castaño y ojos pardos… ¡Y pasó desapercibida!

Allí recibió la instrucción propia de los infantes de Marina: hacía guardia, rendía honores, combatía a los enemigos por tierra y mar… Estuvo mucho tiempo embarcada e iba de un barco a otro y permanecía días y días sin pisar tierra. Participaba en batallas y ataques, defendía la costa y los cabos…

Pero ¿cómo podía Ana guardar su secreto?

Un día —pasados los años— en un reconocimiento médico, descubrieron su verdadera identidad. ¡No era un hombre! Fue obligada a desembarcar, pero como había servido durante años con «bravura y heroicidad», la licenciaron. El rey le concedió sueldo y grado de sargento y le otorgó el derecho a que pudiera utilizar en sus ropas de mujer las mismas condecoraciones que «los hombres».

Ana María fue ¡la primera mujer española en ser «infante de Marina»!


16 DE AGOSTO DE 1775 – 4 DE DICIEMBRE DE 1833

AGUILAR DE LA FRONTERA – ?


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