Читать книгу Foucaultiana - Fernando Colina - Страница 5
El autor
ОглавлениеFoucault nació en 1926 y murió en 1984. Su vida y su obra recorren el siglo XX. Es autor de trece libros, de trece seminarios dados en el Colegio de Francia, entre 1970 y 1984, y de cuatro gruesos volúmenes de artículos y entrevistas. Destaca por su capacidad para integrar de forma inédita la visión propia del filósofo, del historiador, del sociólogo y del ensayista político. Sobresale por su genio de escritor, por ese «encanto secreto, difícil un poco peligroso de escribir»1.
Su talento innovador combinado con su talante transgresor, ya sea en su vida como en sus textos, explica tanto su difusión universal en ámbitos muy variados del saber, como una acogida de sus ideas plagada de devociones, rechazos radicales, malentendidos, ninguneos y uso sesgado e ideológico de sus textos. Recepción confusa y hasta cierto punto lógica, si tenemos en cuenta que sus libros son escritos de combate y que ha oficiado como inspirador de muchos movimientos activistas, que encuentran en él un aliento para su militancia y una fuente de crítica constante.
La dificultad de acceso a su pensamiento tiene diversas causas. La primera, el horizonte enciclopédico de sus saberes: la locura, la muerte, la verdad, el poder, el crimen y el castigo, la sexualidad, las transformaciones del sujeto. Paul Veyne dijo de él que podía informarse de una cultura o de una disciplina en unos meses, y asimilarla con la misma facilidad con que algunos políglotas aprenden en semanas una lengua nueva2. En segundo lugar, por el estilete de su método, que intenta trastocar y enrarecer las ideas dominantes3, así como destronar y arruinar las evidencias vigentes4. Por último, por su vocación innovadora, que se rebela contra la idea de pensar siempre igual y le exige estar en permanente modificación, practicando cierto nomadismo personal e intelectual.
La unidad del autor, su coherencia interna, es difícil de captar. Sus propuestas, además, son contradictorias, pues pasea siempre por la zona de los límites, por los bordes del conocimiento, por los lugares donde el sujeto se descompone, a los que somete a un mudamiento continuo. Nada le aterroriza tanto como seguir pensando lo mismo o escribiendo sobre el mismo tema. Este discurrir ciclónico de su trabajo le proporciona una complejidad amedrentadora, donde es difícil encontrar las líneas maestras que estructuran el movimiento. Su testimonio, en este sentido es contundente: «Yo no suscribo sin restricciones lo que he escrito en mis libros»5; «Trabajar es intentar pensar una cosa distinta a la que se pensaba antes»6.